Parte eleven

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ChanYeol respiro profundo, miro la rosa roja que tenia en su diestra y dándose ánimos, asintió decidido. Acto seguido, coloco la rosa en su boca y comenzó a trepar por la enredadera que había en la pared. Le tomo tres minutos estar finalmente en el pequeño balcón de YiFan. ChanYeol acomodo sus ropas, miro decidido hacia la ventana y la abrió. Sabiendo que el mayor siempre la dejaba abierta por mero descuido. Tan predecible.

De esa manera, no le fue difícil entrar a la habitación sin despertarlo. Una vez dentro, ChanYeol sonrió divertido y camino hacia el escritorio de Kris. Allí dejo la hermosa rosa, junto con una carta. Donde le dedicaba poemas de disculpas y una disculpa en si, para que YiFan dejara de estar molestó con el... Aunque, ChanYeol no comprendía del todo porque se tomaba tantas molestias, por el gilipollas que lo había arrastrado aun mundo de guarrería e insultos, por mas de dos semanas.

En el pasado hubiera aprovechado esa situación para deshacerse del insistente pervertido, pero constantemente se repetía a si mismo, una y otra vez, que todo lo hacia porque no quería ser mal agradecido con la última persona en el mundo, que creía iba a ayudarlo con su problema con Yulli. Es más, ¿Por qué YiFan lo había hecho en primera instancia?.

ChanYeol sonrió y giro, para observar a YiFan dormir. El sujeto cambia bastante cuando duerme, sus labios se vuelven mas rojizos y su rostro parece estar en paz. No hay señal de sus labios formando una fina línea y su rostro serio, como si estuviera molesto todo el tiempo. Sus pies lo llevaron hasta quedar a su lado, ChanYeol lúbrico sus labios y se coloco en cuclillas. Ahora teniendo el rostro durmiente de YiFan frente a el.

Tragó saliva inconscientemente y se mantuvo observándolo dormir. YiFan se veía tan, tan pacífico e inocente... Que le daban ganas de morder aquellos cerezos que tenía como labios y besar aquel rostro, siendo acunado por la paz del sueño. La diestra de ChanYeol término acariciando los cabellos castaños del mayor. Siempre tan suaves...

ChanYeol se fue inclinando mas hacia YiFan y aspiró su aroma. Dulce, YiFan siempre emanaba un aroma dulce. Aunque no parecía la clase de persona, que le gustara oler de esa manera, siempre lo hacia. (Era tierno).

De un momento a otro; ChanYeol se puso de pié, se quito su abrigo y en un ágil movimiento se ubico entre las piernas de Kris. Ya que esté estaba durmiendo con estas abiertas... ChanYeol no pensaba en ese momento, su mente estaba en blanco, solo sabia que se sentía increíblemente bien estar allí. Estaba ligeramente sorprendido de si mismo. Ya que no había tensión en su cuerpo y se sentía bien, a pesar de estar teniendo ese extraño comportamiento.

ChanYeol se sentía tranquilo, el semblante de YiFan, lo tenia en el paraíso, con hermosas ninfas bailando a su alrededor... Volvió a lubricar sus labios, pero esta vez con ansiedad. No podía dejar de analizar el rostro durmiente de YiFan. Y pasando de las alertas que le enviaba su moral, ChanYeol acomodó mejor sus brazos a los lados de Kris y suspiro encantado con la posición... No sabia si estaba delirando, pero comenzaba a hacer mas calor en la habitación.

En un momento determinado, YiFan hizo un gestó con sus labios dormido y ChanYeol lo observo maravillado. Ahora Kris se veía tan sexy, más con su torso al desnudó. Ya que no le gustaba dormir con mucha ropa. Todo un niño mimado.

ChanYeol siguió analizándolo y mordió su labio inferior, sin saber el motivo real de su reacción. Bueno, tal vez sea porque YiFan tenia unas clavículas del infierno o unos hombros anchos suplicando ser mordidos o unos brazos torneados, con la masa muscular perfecta, como para levantar a una persona con facilidad. Se veía tan deseable...

- Tan indefenso... - Susurró ChanYeol, con su voz grave, antes la pequeña excitación que lo invadió.

El no era (claramente), la clase de hombre pervertido, que se excitaba viendo cosas particulares. No, el era un hombre que disfrutaba hacer sentir bien a su pareja de noche y se extasiaba con el frenesís que les provocaba. Pero YiFan se veía... Se veía tan sexy y sumiso en esos momentos, que su cuerpo se estremeció ante la idea de poseerlo.

Tácticas de seducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora