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A las nueve y media Robert ya está dentro del coche esperandome, bajo con cuidado de no romperme un pie por las escaleras y salgo bajo los bocinazos exagerados de mi mejor amigo.
-¡Ya! ¡Ya!- grito estresada.
-Que mal humor trae la festejada- se burla poniendo el coche en marcha.
-No me agrada mi peinado y tu no me das tiempo de cambiarlo- me quejo.
-Estas preciosa, Hailey- bufa y no puedo reclamar nada encontra de sus sinceras palabras.
Me animo un poco cuando reproduce el disco de Justin en la radio del coche y llego a mi reunión del todo feliz, contando los minutos para verlo de nuevo.
Taylor me sorprende apuntandome con la cámara en cuanto voy entrando y el flash sale junto a las voces de mis amigos gritando "Feliz Cumpleaños".

Abrazo a uno por uno del todo contenta.
-Gracias por esto- digo cuando ya he abrazado a todos.
-¡Te lo mereces!- grita Johnny.
-Bueno, yo le dije a Hailey que esto era una fiesta así que comamos para ir directos al club- les ordena Robert.
Nos sentamos en la mesa conmigo ocupando el lugar central y hablamos animadamente mientras esperamos que la comida llegue.
Yo no puedo dejar de mirar mi teléfono esperando noticias de él pero a medida que pasa la noche no recibo absolutamente nada...
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!- la voz de alguien llegando me acelera el corazón pero no es él, su voz la reconozco en cualquier lugar.
Es Kyle, un buen amigo de Justin y al verlo pienso que en cualquier momento el también va a llegar.
Me levanto y lo abrazo, emocionada de que haya venido.
-¿Esta Bieber?- pregunta cuando nos sentamos.
Ok, no a venido con él.
-No se si ya a regresado de Nueva York- respondo- no he hablado con él.
-Quizás está preparando alguna sorpresa- me tranquiliza con un guiño...
Esas palabra son una pizca de esperanza que me animan a disfrutar de este momento.

-¿Qué sucede en tu pequeña cabeza, cariño?- me pregunta Lele sentandose a mi lado, Maia también se sienta y ambas comienzan con sus interrogatorio.
-No he sabido nada de él- confieso.
Lele rueda los ojos molesta. Odia que las mujeres sufran por un hombre.
-Debe de estar viajando- dice Maia más al tanto de la historia.
Desde que nuestra relación comenzó a ser formal jamás a estado sin dar señales de vida por más de dos horas.
-De todas formas no importa, disfrutemos- miento para no amargar su noche.
Taylor nos acosa con la cámara una vez más.

-¡Llego la hora del pastel!- entra Johnny con una bandeja en las manos.
Todos los flashes de los teléfonos de mis amigos se hacen presente intimidandome por completo.
Comienzan a corear la famosa canción de los cumpleaños y yo no hago nada más que tapar mi rostro emocionada.