El arco iris

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Éste es un reto de AndieVillar, publicado en su blog -vínculo en el enlace externo-, que consiste en escribir un relato con el inicio dado (aquí en cursiva) y que incluya las palabras: sonrisa, flecha, azar, libro, flor e imán.

Alzó la mirada, vislumbrando aquel arco iris que cruzaba el cielo, enmarcando los picos nevados de las montañas que se alzaban en el horizonte. Distraídamente, puso la flor que tenía entre los dedos entre las páginas del libro que había estado leyendo y lo cerró para admirar los colores efímeros del efecto visual.

― ¡Oiga!

Se volvió al oír aquella voz masculina que rompió la calma del lugar y el destello de un flash lo cegó por un momento. Parpadeó para reponerse, y se encontró con la radiante sonrisa de un chico de largo pelo negro, con mechones teñidos de un llamativo color rosa, a juego con las gafas que remarcaban sus ojos marrones. Sostenía la cámara, por lo que era era obvio que era quien había hecho la foto.

― Perdone. Espero que no le haya molestado que le haya hecho una foto sin avisar... ―se acercó sin que su sonrisa se diluyese y le tendió la mano― Ulrich Adermann.

― Karl Drött. ―se presentó a su vez, estrechándole la mano― ¿Eres fotógrafo?

― Eso intento. ―Ulrich rió― Pero todavía no me da para vivir de ello. ―ladeó la cabeza para leer el título del libro que el otro joven tenía entre las manos― ¿Qué tal está ese libro? O lo que llevas de él.

Los ojos oscuros de Karl brillaron.

― Es la mayor joya que ha dado la literatura contemporánea. Puedo decirlo, es la cuarta vez que lo leo, y cuanto más lo leo, más me convenzo de ello.

Ulrich sonrió al oírlo y su mirada se iluminó también. Su afirmación le resultaba muy familiar... sin pensar, alzó la cámara y le hizo otra foto antes de que la emoción desapareciese de los ojos del otro.

― Perdona de nuevo, no he podido evitarlo, tenía que inmortalizar esa mirada... ¿Puedo invitarte a tomar algo para compensarte por las molestias?

* * *

Karl sonrió al encontrar aquella flor olvidada entre las páginas de aquel libro que seguía siendo su favorito. Unos brazos claros le rodearon los hombros y notó el peso de una cabeza contra su hombro. Alzó la mano y acarició la mejilla al otro hombre.

― Estás cariñoso, Ulrich.

― Agradezco al azar que se cumpliesen todas las casualidades que me dejaron conocerte. Y que acabásemos juntos.

― Qué bobo eres.

― Tienes razón, es imposible que no nos conociésemos. Eres como un imán, habrías acabado atrayéndome.

― ¡Ulrich!

Sonriendo, Ulrich respondió a su protesta dándole un breve beso en los labios.

― No se puede esquivar la flecha de Cupido.

Karl, sin saber con qué palabras responderle, lo rodeó con los brazos y lo besó.

Una jovial risa infantil interrumpió el beso cuando la pasión había reemplazado casi por completo a la dulzura. Se separaron, ruborizados, pero el muchacho pelirrojo volvió a reírse.

― No os cortéis por mí. ―la sonrisa del niño era tan amplia que hacía que la cicatriz de su mejilla izquierda se curvase― El amor es lo más bonito y noble que puede tener un ser humano. Además, ya me iba, tenéis toda la casa para vosotros solos. ―añadió, con picardía

― ¡Fénix!

Los dos adultos protestaron al unísono, recibiendo como única respuesta la risa cristalina del niño.

Retos variosWhere stories live. Discover now