—Eres joven todavía, creo que se están apresurando.

—Tal vez sí, pero estamos seguros de lo que queremos y— lo abrazó —necesito que te sientas feliz por mí.

—Lo soy por ti hija. Por los dos.

—Gracias papá— le dio un beso en la frente.

—Me voy a trabajar— se levantó de la mesa —nos vemos a la hora de la comida.

—Voy a salir con Rayder a ver las casas, no creo llegar tarde. Que le vaya bien mi General.

—Mmm—dijo haciendo una mueca y luego se fue.

—Tu padre está celoso— Greta levantó el plato de la mesa y lo llevó al fregadero.

Jade entrecerró los ojos —¿De quién?

—De Rayder.

—¡No creo! Si lo quiere como si fuera su hijo.

—¡Pero la hija eres tú! y sabe que pronto te irás, por más que tu padre lo quiera está celoso de él.

—Ay Gretita ¡cosas de la vida! Y antes la que estaba celosa era yo— suspiró —no tiene por qué, ahora será su hijo político— comenzó a reírse —¿Greta?

—Dime

—¿Crees que vamos demasiado rápido? Rayder y yo.

—Creo que están enamorados y no quieren esperar. Lo que importa es que tú estés segura de lo que deseas.

—Estoy completamente segura.

—Pues adelante cariño, se feliz.

—Gracias— la abrazó —porque siempre tienes la palabra precisa que me hace sentir estoy en lo correcto.

—Para eso estoy y estaré siempre aquí, para apoyarte en todo— le tomó de la barbilla y le sonrió —ahora ve a arreglarte que no tarda en venir por ti el capitán.

**

Cuando Rayder regreso de la misión la primera persona a la que buscó fue a Jade, apenas se vieron y no se separaron de nuevo. El General le dio una semana de licencia y luego retomó el trabajo de instructor. 

Antes de irse a la misión le había propuesto matrimonio y ella sin pensarlo había dicho si, le propuso sin tener anillo pero a Jade no le importó, todo lo que quería era que regresara con bien, al despertar el primer pensamiento era él y al dormir sus plegarias eran para su capitán. Los días pasaron hasta que dos largos y angustiosos meses después una tarde tocaron a la puerta. Y ahora estaban recorriendo las casas buscando la que sería su hogar.

—¿Te gusta?— preguntó Rayder —es la casa más chica de todas las que vimos pero el jardín lo compensa, podemos construir más adelante si lo deseamos. Y el vecindario está cerca de tu casa por cualquier contrariedad.

Jade recorrió la casa con la mirada, piso de cerámica blanca y reluciente, paredes color beige, los marcos de la ventanas de madera barnizada, lo que más le gustó fue la luz que entraba desde el jardín, se acercó y abrió la puerta corrediza que daba a la terraza para tener mejor vista —Me gusta que no sea tan grande como las otras, además el jardín es bonito, podría plantar flores.

—No sabía te gustaran las flores— la abrazó por la espalda descansando la barbilla en su hombro

Recargó su cuerpo en el de él —Por mi mamá, tenía el jardín trasero lleno de flores, la recuerdo vestida con overol hincada haciendo surcos en la tierra plantando semillas y quitando mala hierba, yo la ayudaba— sonrió un momento por el recuerdo —pero cuando su salud empeoró nadie las cuidó y todo se marchitó. Después que falleciera, mi papá mandó a quitarlas— suspiró —cuando ustedes se mudaron a la casa de al lado ya no quedaba nada.

La hija del GeneralWhere stories live. Discover now