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Es domingo, hoy es mi día libre, podría estar en el cine, quizá borracha en algún bar... o en la cama de algún desconocido; pero no.

Mi vida es tan monótona y aburrida, en lugar de todas esas cosas estoy en mi cama, envuelta en mis cobijas y leyendo un libro, yo soy así, tranquila y sencilla.

Desde que vivo sola, mi rutina sólo es del trabajo a mi casa, a veces llego a la cafetería por algún pastelillo, pero eso es todo.

No sé porque rayos estoy leyendo éste libro, para ser sincera me está dando algo de miedo y el hecho de que esté lloviendo a estas horas de la noche no ayuda.

Mi amiga Sophia me había recomendado el libro, ella es un poco... am... ¿Obscura? ¿Maligna?... ya saben, usa ese dije de cinco picos así que debí advertir que el libro sería igual de escabroso que ella. "Noche con el diablo" era el título del capítulo que leía, según lo que decía el texto, si escribía en el espejo "Noche roja" con un labial rojo y cierro mis ojos mientras recito "Llena de calor mi habitación obscura, soy una mujer que perdió la cordura" el diablo aparecería frente a mi... PFF! Que idiotez tan más grande, alguien debe estar verdaderamente loco y estúpido para hacerlo.

"CRAAAK" se escuchó un fuerte trueno, del susto me caí de la cama, y en mi pobre intento de sostenerme de mi buró tiré mi bolso haciendo que todo saliera de el.

Tomé mi cartera, mis lentes, libretas y las metí de nuevo a la bolsa, hasta que vi mi labial rojo... ahí, junto a un zapato, si el labial estuviera vivo juro que en ese momento me estaría guiñando un ojo... debo estar loca.

Miré hacia mi espejo y de pronto una pregunta cruzó por mi mente, ¿Por qué no?... ¿Qué? Por qué estoy si quiera considerándolo, no, no Y NO! Es una tontería... aunque, vamos, es obvio que todo es una mentira; no es real.

No sé porque mi mano temblaba cuando tomé el labial... de acuerdo, ¡lo haré! Es mejor que estar acostada viendo el techo.

Me acerqué al espejo, temblorosa y dudosa escribí sobre él "Noche roja"... bien, ahora solo tengo que decir esa frase barata, vamos, era una frase tonta, siquiera se hubieran tomado la molestia de escribir algo mejor. Tragué fuerte, quería decirla pero mi boca no se movía.

-Llena de calor... mi habitación- paré en seco, qué sucede T/N puedes hacerlo, no seas cobarde.

Cerré mis ojos con fuerza-llena de calor mi habitación obscura...- suspiré- ...Soy una mujer que perdió la cordura- y vaya que la perdí.

Abrí con miedo uno de mis ojos... ¡NADA! Jajajaja que estúpida soy, debo de verme ridícula parada frente a mi espejo rayado.

De pronto una deslumbrante luz nació del suelo de mi habitación –Pero qué carajos...- Un enorme hueco se abrió, yo cerraba mis ojos con fuerza, era imposible hacerle frente a esa luz, tenía miedo ¿Qué se supone que haga? Eso no debía suceder.

Después de segundos la luz cesó, yo no me atrevía a abrir los ojos, no estaba lista para ver qué había sucedido, quizá ÉL esté ahí... podía declararme muerta.

Una manó tocó mi mejilla –Abre los ojos, muñeca- no los abrí-... ¡ABRELOS!- su voz me asustó tanto que los abrí de golpe.

Estaba cociente de que cualquier cosa podría estar frente a mí... pero nunca imaginé que el Diablo fuera así de guapo.

-Cafés- dijo en un susurro mientras veía mis ojos con atención

Yo lo miraba desconcertada, analizando su rostro... su cuerpo.

Llevaba una camisa, pantalones ajustados y zapatos finos, todo de color negro, tenía unos bellos ojos castaños, unos labios gruesos, ¡vaya! Que boca; su pecho era ancho igual que sus hombros, tenía unos brazos firmes y fuertes, unas piernas de infarto y un gran...

-¿Te gusta lo que ves?- Me miraba con una sonrisa arrogante.

Me sorprendió su pregunta... Joder, me atrapó viendo su entrepierna- N...no...-

-¿No?- alzó una ceja.

-No... digo...si...- mi voz temblaba, juro por mi libro de Ana Frank que en ese momento estaba roja como un tomate.

Él sólo soltó una risilla ronca, caminó por mi habitación examinándola, hasta que llegó al espejo – Mierda, verá la nota- pensé. Pasó un dedo por el labial sobre el espejo.

-¿Para qué me has llamado?- Volteó hacia mí. Su mirada se sentía como cuchillos en mi pecho, era muy penetrante.

-Yo... estaba leyendo un libro...y... el labial...el espejo- No podía ordenar mis palabras.

Él soltó una fuerte risa –No puedo creer que la gente siga comprando esos libros- Pasaba sus manos sobre mi cama –Estoy cansado de que gente- me miró de arriba hacia abajo –como tú, me llame y me haga perder el tiempo- me tomó fuerte de la barbilla.

Gemí del dolor, sentía el ardor en mi piel –Lo siento- Dije con miedo.

-Vaya que lo vas a sentir- y entonces... sentí sus labios sobre los míos.

¿QUÉ CARAJOS ESTÁ SUCEDIENDO?

Siento sus suaves labios besándome con maestría -¿Me matará?- , yo no pude hacer otra cosa más que seguir ese majestuoso beso.

–Debería torturarte- Mis labios pararon en seco –Puedo leer tus pensamientos, no te preocupes, nadie morirá... por ahora- y entonces se abalanzó sobre mi cuerpo.


Una noche con el Diablo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora