Prólogo.

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Empiezo a caminar a pasos rápido, el frío no me ayudaba en nada, menos mis piernas cortas, sí, ya me secuestraron, pensé. Había salido de trabajar, tenía un horario de noche, muy cansado, a decir verdad. No me molestaba ya me era normal, incluso también estudiaba por la mañana, después empecé acostumbrarme, costo, pero lo logré.

Acomode mi bolso, y luego me puse a pensar que tanto cargaba. Y por pocos los libros que llevaba en mi mano empezaban a resbalarse, y logré agarrarlos. Una gota cayó en mi brazo haciéndome pensar qué iba llover y me mojaría toda, sintiéndome culpable de no haber traído mi sombrilla; miré hacía arriba y estaba repleto de estrellas me encantaba las noches así.

Quería un café, me había dado tantas ganas de tomar uno, busqué una cafetería cerca, y todas habían cerrado, genial, suerte para mí.

Eran pasadas de las nueve, quién iba a tener abierto en estás altas horas de la noche. Entonces me fijé en una, corrí hacía ella escuchando una campanita qué informaba que había entrado.

<<Debería amar el horario de 24 horas>>

Pedí un café mediano, y un pequeño queque de zanahoria, entonces salí de allí con el café y libros en la mano haciendo malabares con una sonrisa siguiendo mi camino a casa.

Algo en mí me dio curiosidad al ver una silueta recostada en un árbol, su miraba veía el cielo lleno de estrellas, desde lejos noté que era un chico.

Aún más curiosa me acerqué a él, no me importaba sí era un ladrón algo. Creó que por eso dicen "la curiosidad mató al gato." Acercadome poco a poco, algo en mí me dio escalofríos, entonces me alejé lo más que pude

Entonces pensé: "-¿Qué estaba haciendo?"

Di la vuelta para seguir caminando pero una voz masculina me detuvo.

—Se que estás ahí —mi cuerpo se ha quedado quieto, sin mover ni un músculo, no dije nada. — ¿Quién eres? No te preocupes no hago nada

Su voz era ronca, y amable. Entonces decidí volverme a verlo.

— ¿Tu eres?

No diferenciaba su cara, era de noche imposible reconocerlo, esto me empezaba a sonar a una película de terror.

—Sé que no sabes quien soy... —se apoyo en el árbol y añadió —: Pero tal vez no veamos pronto.

Reí nerviosamente, ¿enserio me estaba riendo con un desconocido?

—Umm, talvez —añadí. Hablar se me hacía difícil, y con alguien que había conocido hace 5 minutos

Un momento de silencio.

—Bueno, yo, yo debería irme —tartamudée nerviosa.

Corrí a casa, cuando llegue a está cerré la puerta, como si alguien me iba a matar, subí a pasos rápido, y entré a mi cuarto, me cambié de ropa y me tiré en mi cama dispuesta a dormir.

No lo dudé ni un momento, cuando ya estaba dormida.

*

Desperté de aquel raro sueño, miré la hora que estaba en mi reloj de mi mesita de noche era un poco temprano, por lo general, siempre llegaba tarde. Típico de mí.

Pase la mano por toda mi cara y bostecé como un zombie, si hubiese pasado una mosca, creó que me la terminaría comiendo. Me levanté de la cama, y empecé bajando las escaleras, a la cocina, a buscando que comer. Rebusqué entre las cosas algo de comer, pero sólo encontré un jugo de naranja, una torta de vainilla y con eso basta. Volví a subir corriendo a terminar de comer a mi cuarto, después de haber quedado sastifecha al fin me fui me bañar, me puse una ropa cómoda, jeans ajustados y cualquier remera que encontraba por allí. Agarré el bolso guardando las cosas importantes en el.

Salí de casa cerrando la puerta suavemente, suspire.

Ahora me espera un largo día.

El chico de las estrellas.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin