Era un día lluvioso, llegué corriendo a mi casa, ya que estaba toda empapada. Los únicos que me recibieron fueron mi hermano mayor llamado Connor, mi hermano mellizo llamado Mario y mi perrito llamado Rayo.
-Hola Megan, ¿y esa cara? ¿Por que vienes empapada?- preguntó Connor mientras tomaba una toalla y me la aventaba a la cara. Yo sólo le lancé una mirada fulminante.
-Por que hice el Ice Bucket Challenge... sabes muy bien que está lloviendo imbécil- le respondí con sarcasmo y le tiré la mochila a la cara.
-Huy, que agresividad- dijo Mario mientras agarraba a Connor de los brazos para que no se acercara a mí.
-Mira, maldita perra que tengo por hermana... no vuelvas a hacer eso o te juro que...- estaba diciendo Connor, pero lo interrumpí.
-¿O qué? Tú eres un maldito animal que no sabes hacer nada más que insultar a las personas- le dije, a lo que Connor explotó y tiró a Mario de un empujón. Iba a pegarme una bofetada, pero tomé su muñeca y la apreté fuertemente.
-Me voy a mi habitación- dije soltando la muñeca de Connor y subí hecha una furia a mi habitación.
-Hey, ¿estás mejor?- preguntó Mario con una sonrisa tímida entrando a la habitación.
-Mario, no estés jodiendo y déjame leer creepys a gusto- le dije abriendo mi creepy favorita.
-¿Slenderman de nuevo? ¿Es en serio Meg? Nunca vas a cambiar- dijo rodando los ojos divertido.
-¡Que jodida parte no entiendes de que te largues!- grité harta de su presencia, así que tomé su muñeca y la apreté como lo hice con Connor. Lo empujé fuera de la habitación y salió llorando. Es una maldita niña, pensé. Terminé de leer la creepy y me recosté boca abajo en mi cama. Alguien me picó las costillas, haciendo que me girara, simplemente para ver la sonriente cara de Mario.
-Meg, ¿cuántas veces te he dicho que no des la vuelta? Algún día se te va a aparecer Chucky- dijo bajándose de mi cama.
-Mario, ¿cuántas veces te he dicho que dejes de joder? Quiero dormir- le dije tratando de no explotar. Mario simplemente me miró divertido y salió de la habitación.
Desperté y tomé mi celular para ver la hora. Once y media de la noche . Bajé hasta la cocina y ahí estaban Connor y Mario cenando.
-Buenas noches bella durmiente más durmiente que bella- dijo Mario mientras dejaba mi plato de comida frente a mí.
-¿Sabes que eso no da risa cierto?- le dije sin mostrar emoción alguna.
-Meg, ¿por qué eres tan amargada?- preguntó Connor.
-Connor, ¿por qué no dejas de joderme la vida?- le pregunté irritada.
-Como sea, ¿ya llegó Miranda?- pregunté refiriéndome a la tipa a la que se supone que debo llamarle "madre". Ellos negaron con la cabeza. Terminé de cenar y subí a la habitación que compartía con Mario.
-¿Quieres escuchar Green Day, Skrillet o Nirvana? ¿O quieres ver ElRubius, Fernanfloo o Juegagerman?- le pregunté a Mario mientras tomaba mi celular.
-Fernanfloo- respondió y ambos nos acostamos a ver los videos en mi celular hasta que dieron las doce.
-Mierda, ¿hiciste la tarea?- preguntó Mario, a lo que negué con la cabeza.
Terminamos de hacer la tarea alrededor de las una y media de la mañana, así que Mario subió a su cama (ya que teníamos una litera) y se quedó dormido. Pero yo no pude dormir, simplemente pensaba en el sueño que tuve, así que me levanté al baño para ver mi cuello... sí, tenía la marca de Slenderman... la marca de los Proxy. Escuché un grito de dolor desde la habitación y corrí hasta ella. Mario estaba tirado en el suelo, con la misma marca que yo pero en la espalda.
-¿Sabes qué significa esto?- le pregunté y ambos sonreímos macabramente. Sentí una respiración en mi cuello y luego una voz de niños que decían:
-No des la vuelta- pero yo, como siempre, di la vuelta al igual que Mario. Ambos caímos al suelo por culpa de un chillido irritante.
Desperté al lado de Mario y lo desperté. Ambos fuimos a la cocina y yo tomé un cuchillo. Por fin obtendría mi venganza contra Connor. Entré a su habitación y le susurré:
-No des la vuelta- pero como Connor es más estúpido que yo, se dio la vuelta. Acuchillé a Connor en la garganta hasta que dejó de respirar. Me quedé mirando mi creación...
-Megan ¡vayámonos!- gritó Mario y ambos saltamos por la ventana...
Y esta es mi historia... por cierto ¡NO DES LA VUELTA! Que justo en este momento podría estar detrás de ti...
