No Hay Arrepentimientos

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Al día siguiente amaneció más brillante que nunca, todo se veía genial sólo a excepción de mi labio roto que era tan llamativo como mi cabello, no lo había notado ya que apenas llegué a mi hogar caí en mi cama dormida, pero al verme al espejo con la luz que daba el sol, sólo puede recordar lo que sucedió el día anterior, mi piel se tiño de un carmesí brillante pero se perdió rápidamente al recordar que tanto mi labio roto y el pequeño dolor que sentía en mi parte íntima era culpa de Marinet, aunque no me arrepiento de lo que pasó .

Me vi una vez mas al espejo, tome todo el aire que podía con mis pulmones para salir rumbo al colegio, si tenia suerte nadie se daría cuenta, al entrar puede ver una que otra cara familiar, pero fui directo a aula, sentándome en mi lugar para ver cuándo llegará el.

Viendo como poco a poco el aula se fue llenando pero sin la presencia de la persona que deseo ver, puede ver la llegada de Nina y Andriana al ver a la rubia todo mi estómago se revolvió con ira al verla tan tranquila después de haber destruido el corazón de marinet, realmente desearía que se muriera, que desapareciera de una vez de este mundo.

—no sabia que podías ver con tanto odio a alguien —dijo una voz a mí lado, casi me da un infarto al escuchar a mi compañero de asiento, Lilan que me miraba divertido — no sabía que la tomate podía ver con odio a alguien —exclamó haciendo gestos con sus manos, para parar y mirarme seriamente —¿que te pasó en el labio?—dijo mientras tomaba mi rostro entre sus manos.

—me golpe al salir de mi casa — dije la excusa que ya había pensado, el me miro un poco para luego sonreír diciendo un “típico de la artista ”, sólo atine a sonreír también y empezó a hablar sobre cosas sin importancia para pasar el tiempo antes que sonara la campana aunque mi atención estaba solo centrada en la puerta hasta que se abrió viéndose entrar ha Alyan y Marinet, la persona que tanto esperé veía tan distante, tan triste que hizo que mi corazón se volviera a romper, pero también llenarse de odio al ver como esa rubia lo ignoraba y el aún dirigirle esa hermosa mirada de amor.

La clases eran aburridas como siempre, sólo deseo que suene la campana para el recreo para hablar con Marinet, aunque sonó la campana fue imposible porque Alyan se lo llevó rápido al quien sabe que lugar.

Aunque solo retrasaba lo obvio, el me diera un “ lo siento ”, “fue un error”, “no volverá a pasar” , “volvamos como antes”, “olvidemos que algo paso ” y yo responde un “si” a todo, aunque nunca lo olvidaré lo paso y mis sentimientos sean pisoteados, siempre estaré para el .

Era aburrido en realidad que después de múltiples intentos para hablar con el algo sucedía como Alyan acaparando toda su atención, el ataque a la escuela de un súper enemigo, la llegada de ladybug e chat noir - aunque no fue tan malo ya que logre ver al hermoso ladybug en acción puede que su nombre sea femenino pero de eso no tenía nada - y para rematar otro castigo que consiste el limpiar la pizarra y el aula al final de clases cosa que estaba haciendo sola.

— Nathaniel — mi nombre fue dicho desde atrás por la voz de la persona con la que quería hablar, voltee rápidamente para verlo sólo a unos pasos, cuando lo vi, algo en mi tembló —lo que dijiste ayer era verdad, ¿te puedo usar? — pregunta con una voz realmente sería.

—si— mi respuesta fue firme aunque por dentro estaba templando al ver un extraño brillo en sus ojos porque preguntas mari ?— fui interrumpida por sus labios de manera brusca,tuve que aferrarme a el ya que sentía que podía caer, el beso corroboró lo que ya había pensando, que sus labios eran adictivos, me sentía en la nubes.

—esto se queda entre nosotros — exclamó cuando terminó el beso, mi cara ardía pero el se mantenía tranquilo mirándome con una sonrisa que muchos podía decir que era cínica —siempre que quiera besarte, te besare, siempre que quiera tocarte, te tocaré y cuando quiera hacerte mía, lo haré — dijo mientras mordía mi cuello, volví a templar, sentía que si habría la boca saldría un sonido que el ya había escuchado pero era vergonzoso si otro lo escucha —hasta luego nath — sonrió como si nada para irse con una Tranquilidad envidiable, dejándome parada sonrojada más que nunca.

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