Capítulo 2

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Titiriteros, demonios de una leyenda urbana creada por algún ocioso, ni siquiera las leyendas más famosas son reales porque son sólo cuentos de pueblos que crean para asustar o justificar alguna cosa. Cualquiera que viera a esos seres de brillantes ojos dorados tendría que haber sido en algunos de sus sueños y eso es lo que Kyung creería cuando despertara. La idea de haber tenido esa pesadilla era lo que tendría en la cabeza pero ¿Cómo explicaría el estar durmiendo en una cama que no es suya, en una habitación que no es suya y con una decoración tan peculiar que nunca escogería? La decoración que lo rodeaba no era algo que se usaría hoy en día, tenía toques románticos, con muebles de esa época de madera de caoba con recubierto de tela acolchada verde esmeralda y cortinas de un color salmón opaco, drapeadas y con voluminosas cenefas; habían pinturas de marcos dorados colgadas, un espejo con marco ornamental y las paredes forradas con un papel tapiz del mismo diseño de las cortinas. Todo estaba a oscuras porque aún era de noche y cuando Kyung se despertara pensaría que estaría en su cuarto a no ser por esa melodía de caja sorpresa que se escuchaba a lo lejos en un tono tétrico; en su casa no había dicho juguete por lo que eso le haría saber que no estaba allí.

Kyung despertó por fin con un dolor de cabeza, el cual no atribuía a nada, sólo pensó que lo tenía porque le iba a dar pues él creía que estaba en su habitación y había despertado después de ese loco sueño que tuvo. La realidad de su molestia era otra pero el ser lanzado contra una pared por un demonio era una idea absurda. Aún sin abrir los ojos se revolvió en la cama, la cual sentía mucho más grande y cómoda y allí fue cuando separó sus parpados; palpó el colchón bajo él y se sentó de golpe. Todo estaba a oscuras, no podía ver dónde estaba pero esa melodía lejana se le metió por los oídos, causándole escalofríos.

-¿Mamá, papá? – Se levantó, yendo a su suerte al no poder ver nada en busca del interruptor de la luz - ¿Chan, Sae Him? – tropezó con lo que reconoció como una silla y ya sabía que no estaba en su cuarto porque no tenía sillas allí más que la de su escritorio y esa ciertamente no era.

Comenzó a ponerse nervioso y no quiso moverse más, se daba cuenta que no estaba en su habitación y comenzaba a pensar que lo que había soñado sí sucedió en realidad y los titiriteros eran reales. Sacudió su cabeza sacándose esa idea y pensó en otras posibilidades, por ejemplo, que se desmayó en la calle al regresar de casa de Min Hyuk y Ji Ho y alguien o ellos mismos lo encontraron y lo llevaron a su casa, o que eso también era un sueño aunque se sentía real. Realmente ninguna de sus ideas tenían sentido y él lo sabía muy bien pero quería creer que fuera así porque no podía ser verdad lo de los demonios.

-Cálmate Kyung, todo fue una pesadilla. La leyenda no existe y mucho menos los nuevos vecinos son unos demonios – suspiró profundo y siguió caminando hasta que dio con una puerta y logró abrirla.

Se asomó afuera y abrió los ojos como platos al ver donde se encontraba, era un largo pasillo, perteneciente a una casa con una arquitectura muy antigua en donde las cornisas y rodapiés eran de madera, las paredes también estaban forradas por papel tapiz azul grisáceo con un patrón ornamental con hojas y en estas, candiles con velas encendidas que iluminaban vagamente; había una larga alfombra rojo sangre sobre el suelo de madera y unos bustos de personas que desconocía en unas mesitas. El chico tragó grueso y en sumo silencio salió, la puerta chirrió un poco pero no escuchó que nadie se acercara, lo único que seguía oyendo era esa caja de música. Avanzó por el largo pasillo, lentamente y con temor; a su lado había más puertas pero no se atrevía a abrirlas. Si nada fue un sueño, recordaba que había entrado a la casa abandonada de la calle cinco pero esa para nada se parecía, fue como si hubiese entrado a un mundo alterno, o mejor dicho, como si hubiese viajado a otra época porque toda esa decoración no era de ese siglo.

PuppeteerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora