Traicionando sus principios (3)

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— Gerald, entonces ¿ya sabes quién era?— Leonard escuchó la voz extraña muy cerca de su compañero, él no podía verlo pero un joven de unos veintiocho años había abrazado a Gerald rodeándole por los hombros de una forma bastante familiar.

— Les he dicho a todos que paren con ese tema de una vez— Leonard nunca había sido una persona curiosa pero teniendo en cuenta la situación en la que se encontraban, si aquello tenía relación con la seguridad del príncipe, él deseaba saber a quién se referían.

— ¿Quién era?— Gerald debió notar su tono de alarma pues escuchó su voz risueña al contestarle.

— Nada de lo que tengas que preocuparte, descuida, es solo...— Gerald no parecía querer hablar más del asunto y él pensaba respetarlo, si él decía que era nada que considerara algo que debiera preocuparle él lo creería

— Tú debes ser el chico nuevo, te vi cuando te enfrentabas a Gerald en el patio— Leonard reconoció entonces la voz del hombre, era el primer soldado al que habían enviado a buscarle.

— Usted es quien fue por mí la primera vez hoy a la iglesia, lamento si mi comportamiento le ofendió de alguna manera— el joven solo rió quitándole importancia al asunto.

— Descuida, descuida, el rey parecía bastante complacido cuando le dije que te habías negado a ir, así que supongo que te comportaste como debías— Leonard, por el sonido de su voz sabía que el sujeto debía ser un poco más alto que él pero más bajo que Gerald, teniendo en cuenta que el media 179 cm y Gerald 190 cm el sujeto debía estar alrededor de los 185, más o menos la estatura de Marco — Gerald, tú debes saber algo, vamos hombre, que la reina de mi casa come de ganas de saber quién es— Leonard se sentía incómodo escuchando la conversación cuando Gerald le había dicho que era algo sin importancia.

— Yo creo que iré a ejercitarme un poco— pretendió despedirse y el sujeto que aún no se había presentado se le interpuso.

— Espera ¿no será que sabes algo?— y francamente no tenía idea de a qué se referían.

— Deja al muchacho en paz, él ha llegado apenas esta mañana ¿no te ha quedado claro que no tiene idea de lo que le hablas?— el otro soltó una risita divertida.

— Es cierto, es cierto, disculpa... ¿cómo te llamas?— Leonard cayó en cuenta de que tampoco él se había presentado.

— Leo, Leo solamente— la carta de recomendación que le habían dado con el nombre falso se había ido al garete, no sabía qué clase de apellido inventar ahora, por lo que mejor que pensaran que era uno de aquellos que llamaban "hijos de nadie", aunque realmente eso era lo que era. Marco le había encontrado en la calle fuera del área que le correspondía para vivir, él había intentado robarle, completamente ignorante de con quién se metía y había terminado por ser atrapado. Él y Marco habían sido solo unos niños por aquel entonces pero para él, el joven que le había detenido y le había llevado a aquel enorme palacio, alimentado y enseñado era poco más que un dios.

— Bueno, disculpa Leo, tu eres nuevo aquí así que no lo sabes pero el rey siempre ha sido un solitario, no se le conocen amantes ni tampoco volvió a casarse después de la muerte de su esposa, algunos dicen que era tan hermosa que el simplemente no pudo olvidarla y que le era fiel hasta ahora— Leonard bajó la cabeza sintiéndose miserable, él realmente había lastimado al hombre que tanto había amado.

— Debió ser un golpe duro— murmuró, posiblemente la razón por la que Marco no había vuelto a involucrarse con nadie era porque había perdido la capacidad de confiar, aquella vez no sólo lo había traicionado la mujer que le había jurado lealtad, la mujer en la que él había confiado para ser reina a su lado y guardar el secreto de su no—relación, también lo había traicionado el hombre que le había jurado lealtad y amor eterno...

Traiciones RealesWhere stories live. Discover now