Capitulo 7

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"Esto no es un cuento de hadas✨"


El día paso de forma lenta, sin darme cuenta se hicieron las cuatro y empecé a arreglarme para salir con Andrew; a pesar de que él no es de los que se arreglan mucho para salir, yo quería lucir bien para él. Me di un baño, cuando salí me dirigí a mi closet a ver que me ponía, me decidí por unos cómodos jeans, una camisa manga larga blanca y una chaqueta rosa, el día estaba frío. Como quedaba tiempo de sobra, decidí rizarme el cabello; cuando acabe me coloqué maquillaje, cuando ya casi acababa escuche el sonido de sus botas subiendo las escaleras, aún no estaba en la habitación y su cercanía ya aceleraba mi corazón. Andrew dio dos silenciosos toques a mi puerta y yo le permití pasar con un débil "Adelante", abrió despacio la puerta y me miro de pies a cabeza. Me he puesto tan nerviosa que he cubierto mi cara con mis manos para que él no viera lo rojas que estaban mis mejillas, escuche sus risitas mientras se acercaba a mí; cuando ya estaba al frente de mi puso sus manos en mis caderas y me acerco a él para besar mi frente. Y claro, me he puesto aun más roja. 

-¿Lista para irnos?-me preguntó-.

-Sí, solo deja que agarre mi bolso-le respondí y me giré para entrar al closet a buscar mi bolso negro donde ya tenía lo que me llevaría-.

Mi mamá ya me había dado la tarjeta de crédito para pagar el vestido y zapatos, también tenía alguna que otra liga para el cabello, mi polvo compacto para el rostro y mi labial rosa; cuando salimos de mi cuarto coincidimos con Tobías que con un movimiento de su cabeza saludo a Andrew, este le saludo y devolvió el gesto. Me preocupa mucho acabar con su amistad, mi hermano es muy protector, y no sé como sea Andrew en cuanto a "chicas" se refiere. No es que me este enamorando, para nada. Eso jamás. Nunca. Noup. Cero. Nada. Que. Ver.

Bueno...

¡No!

Admito que me agrada, un poco. Pero no es para tanto, ¿Verdad? Claro que no. 

Él me hace sentir feliz, y completa. Como no me había sentido en mucho tiempo, me hacía creer que el amor si existía, que no estaban sólo en mis libros; puede que Tobías tenga razón, que él no sea el indicado, ¿Pero quien a dicho que quiero un cuento de hadas? Es cosa de pensar con claridad, si esto fuese un cuento, él seria el caballero negro y yo la princesa encerrada en la torre. Y no es así, no soy una princesa, él no es un príncipe y esto definitivamente no es un cuento de hadas.

Cuando él se me acercaba algo en mi crecía. La fe. Tenía fe en que todo estaría bien, que nada malo pasaría, después de todo ¿Que podría salir mal?

Andrew y yo salimos del cuarto en silencio, al bajar por las escaleras me tomo de la manos y salimos de la casa. Al mirar a la carretera veo que él camina hacia un auto muy bonito, es rojo de cuatro puertas, es un Volvo muy hermoso. 

-¿Y este auto?-le pregunto un poco extrañada-. Creí que saldríamos en tu moto.

-Una primera cita no es en una moto-me dice y suelto alguna risitas-, pero podemos ir por la moto si deseas.

-No, está perfecto-le digo y sonrío, él me mira y me abre la puerta de copiloto, mientras él camina hasta el asiento del piloto yo miro a la ventana para ocultar mi sonrisa-.

"Recuerda, Ángela, esto no es un cuento de hadas. Relajate y deja que todo fluya. No te ilusiones" Me repito en mi mente, todo el viaje.

Mientras vamos saliendo de la calle en la que vivo, miropor la ventana pensando en todas las razones por la cuales no debo pensar si quiera en que me guste el hermoso chico que está a mi lado; me giro a verlo y noto aquella sonrisa traviesa que lleva en su rostro tan hermosamente plasmada que me hace sonreír también. Rebusco en mi mente algún tema de conversación y sólo consigo dos, bien podría preguntarle de quien es el auto o decir "¿Así que esto es una cita, eh?" Me decido por la primera, no quiero incomodarlo.

—Y Andrew, ¿De quien es el auto?—le pregunto muy nerviosa, él gira a verme y sé que lo a notado ya que a soltado algunas risitas—.

—Es mío —me dice y yo sólo asiento con la cabeza—. Fue un regalo de mi padre de cuando cumplí los dieciocho, antes sólo lo usaba para sacar a pasear a mi hermana pequeña, pero decidí que en una cita es mejor un auto que una moto.

—Me gusta tu moto—le suelto sin pensar—.

—¿En serio? —me pregunta—.

—Sí, es linda y se ve que es rápida —ledigo yo—. Jamas me he montado en una moto, la verdad, pero se ve interesante.

-Estar en ella e ir a 100 kilómetros por hora, con el viento en el pelo mas la adrenalina-dice él y suspiro-, esa es una de las mejores sensaciones del mundo. O al menos, para mí.

-¿Qué otras sensaciones te gustan?-le preguntó y él me mira con picardía-.

-Esta, por ejemplo-me dice llevando su mano hasta mi mejilla pasando la llena de sus dedos tan delicadamente que cierro los ojos y siento como arden mis mejillas, sonrojado otra vez-. Me encanta como se siente mi tacto ante tu piel-.

El auto se detuvo en el estacionamiento del centro comercial, Andrew me abrió la puerta y al caminar me tomo de la mano, fue muy dulce. Notaba como muchas chicas lo miraban y se sonrojaban y otras me lanzaban miradas envenenadas, pero Andrew o lo ignoraba por que estaba acostumbrado a eso o sólo no lo notaba. La primera me parecía mas acertada. Entramos a varias tiendas pero en ninguna encontraba un vestido acorde a lo que deseaba. Hasta que lo vi. 

¡Era perfecto! 

Tome a Andrew de la mano y lo arrastre hasta el vestido, él lo miro y me sonrió, buscó uno de mi talla y me lo dio para luego yo correr al probador. El vestido era negro, con un poco de encaje en los hombros y detalles que acentuaban mi curvas, llegaba hasta la mitad del muslo y luego una malla muy delicada me cubría hasta los pies. Al colocarmelo me encanto, lucia hermosa. Salí del probador con timidez, Andrew me esperaba afuera donde se encontraba una pared cubierta por un gran espejo, sus ojos se abrieron como platos y yo le sonreía feliz.

-¿Que te parece?-le pregunte-.

-Luces... Fascinante-dijo con dificultad-. Estas realmente hermosa, ángel.

-Gracias-le digo yo, le miro a los ojos. Esos ojos grises tan hermosos que hacen que mi corazón lata rápidamente-.

Pague el vestido y fuimos por un helado en un parque que queda a cinco minutos del centro comercial, Andrew pidió de chocolate y yo de galletas; hablábamos de cada pequeña cosa que se nos ocurría y reíamos sin parar, era tan perfecto el momento.

-Admite que estas mas feliz con que te lleve yo al baile y no ese otro chico-me dijo de repente, me miraba con aquella sonrisa torcida y yo me sonroje un poco y reí bajito-. Sólo tienes que decirlo, aunque yo sé que es así. 

-Si ya sabes no tengo por que admitir nada-le digo enmarcando las cejas-.

-Pues dejame informarte que con lo que acabas de decir, técnicamente, ya me lo has confirmado-me dice y se carcajea mientras yo frunzo el ceño-.

-Que tramposo eres-le digo yo-.

Andrew no me responde,sólo se queda mirándome a los ojos y antes de que pudiera hacer o decir algo me besó. Fue un pequeño y casto beso en los labios, tan dulce como él. Se alejó sólo un poco y susurro contra mis labios algo que no entendí para luego empezar a besar mi labio inferior, se sentía como estar en el cielo. 

-Esos besos que me das ángel, me acercan mas al cielo-dijo de nuevo contra mis labios y yo solté un pequeño jadeo-.

Cayendo del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora