Capítulo 4

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Capítulo 4 Parte 2



Abruptamente, todo quedó en un silencio cargante. Mis labios se quedaron adheridos uno con el otro y las palabras simplemente no salían. Mis manos estaban totalmente cerradas hasta que mis nudillos tomaron un color blanco. Nick tenía la mandíbula apretada y esquivaba mi mirada. Se sentía perfectamente la tensión en el ambiente y lo único que hacía eco en el departamento eran las respiraciones de Nick y la mía.

Ninguno habló, no hasta que mis pies me traicionaron e hicieron camino hacia mi habitación. Nick siguió mis movimientos con pura cautela, pero no dijo nada.

—Déjame prepararte una maleta con la que te puedes irte, ¿te parece bien?—pregunté, mirándolo de reojo por encima de mi hombro. Él comenzó a asentir y se volvió hacia mí.

—Gracias, Marjorie.

Estuve al frente de mi puerta por máximo tres segundos, después simplemente me di la vuelta, y vi a Nick tomar asiento en el sofá, para luego restregarse el rostro con sus manos. Se veía agobiado, no había alguna pizca en su rostro que mostrara bonanza. Dentro de mí me cuestionaba con bastante incertidumbre cómo alguien podría estar sufriendo algo tan arduo a tan poca edad, y luego recuerdo las miles de desgracias que ocurren alrededor del mundo y sólo puedo pedir en silencio que todo mejore.

—¿Nick?—aquello salió de mis labios sin previo aviso, y con el corazón en mi garganta, esperé a que él me contestara.

—¿Sí?—respondió, desde el sofá, sin voltear.

Pero no dije nada, me quedé en silencio porque, ¿qué se le dice a la persona que se va lejos de ti pero que no puedes evitar su ida? Así que sólo formulé un "nada" y entré a la habitación.

En lo más arriba de mi recamara, tenía una mochila que usaba para la universidad, supuse que sería suficiente espacio para llevar algo de comida, ropa, y cosas así por el estilo. Lamentablemente, cuando me refiero "en lo más arriba", significa en la punta de la montaña Everest, y contando que soy una completa enana, se me complicó bastante bajarla. Por lo que tuve que tomar un pequeño banco que tenía en la esquina de la habitación y lo utilicé para ponerme de puntillas.

Mi mano sostuvo la madera de la repisa en donde se encontraba, y con la otra alargaba mi brazo para tomarla.

Se escuchaban pisadas desde la sala, y pude jurar que había escuchado la voz de Nick, pero lo desoí para poder poner mi mayor atención en la maldita mochila.

El banco se resbalaba de mis pies, hasta casi me sentí una bailarina de ballet por la posición en la que estaba. Mis dedos se empezaron a rozar con el cierre del primer bolsillo hasta que dos manos tibias sostuvieron mi cintura y me bajaron de ahí.

Quedé completamente perpleja por lo que acababa de pasar, hasta que mis ojos captaron a Nick bajando la mochila sin tener que subir al endemoniado banco de madera. Él me entregó la mochila sosteniéndola con sus dos manos y me dio una simpática sonrisa, una que hizo que de pronto mi corazón dejara de palpitar tan rápido.

—No me había dado el tiempo de notar lo pequeña que eres—extendió la mochila y la tomé. Los ojos de Nick atisbaban los míos como si fueran lo único que hubiera en la habitación; empecé a sentirme incómoda, pero al mismo tiempo, me sentía incapaz de retirar mi mirada.

—No soy pequeña, otra cosa muy diferente es que tú seas una persona muy alta—contraataqué.

—Pues ésta persona muy alta está esperando un agradecimiento de parte tuya.

—Que espere sentado...—él se dio la vuelta—, ¿qué estás haciendo?—pregunté al verlo abrir mi cajón.

—Siempre me pregunté qué encontraría en... ¡Miren esto, la pequeña Marjorie es fanática de Pokémon!—exclamó emocionado, sacando mis tarjetas que tenía con dibujos animados de los antiguos Pokémons.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2020 ⏰

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