Capítulo 7 Huida

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Capítulo 7 Huida

-... Hadras dijo que era la Elegida, y...- Jennifer se vio interrumpida por el grito de Anna.

Tanto Claris como ella giraron la cabeza. Anna y Nathan miraban algo que había en la calle, con una expresión de auténtico terror.

- ¡¿Qué pasa?!- exclamó Jennifer alarmada.

Anna solo pudo dirigir un dedo tembloroso a la ventana. Jennifer siguió la dirección de su índice, pero solo vio un arcoiris de paraguas que pasaba por la Séptima Avenida. Era imposible distinguir una sola persona entre aquella multitud.

- No veo nada...- dijo Claris.

- Allí, en la acera...- tartamudeó Nathan- La niña...

Entonces Jennifer la vio. Estaba detrás de un cadáver destrozado de un hombre del cual los transeúntes no parecían percatarse. Tenía un chubasquero amarillo con la capucha echada hacia atrás. Los mechones dorados y empapados caían sobre sus hombros. Tenía unos refulgentes ojos azules, inhumanos. Pero lo más perturbador era esa sonrisa, tan fría, tan malévola...

- ¿Es otro Necrófago?- preguntó Anna comenzando a recuperar la compostura.

- No... Es algo más poderoso, más antiguo, más... Maligno- dijo Claris.

- Ojos azules y arañazos... Sapphirus, quizás,- dijo Jennifer- ¿resistirá el Hechizo-barrera?

- No estoy segura, nunca lo había intentado atravesar un demonio así de poderoso...- susurró la madre de Anna- tenéis que salir de aquí, hay un Escape en la casa del señor Canno.

- ¿El señor Canno?- preguntó Anna incrédula. Se acordaba de él, era un anciano cascarrabias que vivía en frente- ¿también es un Magum?

- En realidad es un extraño caso de No Mágico Vidente- dijo Claris- no hay tiempo para explicaciones ¡vamos!- añadió viendo que Anna abría la boca para preguntar.

Lo último que oyó Jennifer antes de que se cerrara la puerta del apartamento fue "Anny, cariño, te quiero". Anna comenzó a llamar frenéticamente al timbre del 1º A. Después de unos pocos segundos abrió un anciano bajo, de ojos verde claro, el poco pelo que le quedaba del color de la nieve recién caída.

- ¿Qué?- preguntó con cara de pocos amigos.

- Necesitamos utilizar su Escape- soltó Jennifer sin miramientos.

***

- ¿Seguro que es esto?- preguntó Nathan mirando la puerta del frigorífico. Era un modelo simple, blanco y con otra pequeña puerta en la parte de arriba para el congelador.

Se hallaban en la cocina del apartamento del señor Canno. La entrada principal daba a un pequeño salón. Estaba lleno de mesillas de toda clase y, en aparencia, sin seguir un orden en concreto. Por el contrario, la cocina estaba realmente limpia y ordenada. Canno no debía de ser una persona que disfrutase de la suciedad, se dijo Jennifer.

- Nathan Collins,- contestó el señor Canno con un tono ligeramente más suave que el que había utilizado al abrirles la puerta- sé perfectamente qué contiene mi nevera.

Antes de que Nathan preguntase como sabía su nombre Anna abrió la nevera. Reprimió una exclamación de sorpresa. El frigorífico se abría a un estrecho y sucio callejón que desembocaba en otra calle mucho más amplia, seguramente una Avenida.

- ¿Qué dem...- comenzó Nathan.

- No hay tiempo, vamos.

Los tres cruzaron el Escape y pudieron oír como el señor Canno cerraba la puerta de su "frigorífico" tras ellos. No fue como cruzar un Portal, fue como cruzar una simple puerta que daba a otra habitación.

El robo de la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora