CAPÍTULO CINCO

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TREVOR

He actuado como un idiota y sí, me estoy refiriendo a los pasados días. He tenido tiempo para pensar; salí esta mañana a correr y me he dado cuenta de que he estado actuando como un bobo arrastrado detrás de una chica.

¿Quién hace eso hoy en día? Seguro como el infierno que yo no.

Esto es la guerra. Y en la guerra, el que pestañea pierde.

Así que voy a ponerme manos a la obra.

Conseguí algo de información de los chicos, aunque no tanta como me gustaría. Es como si nadie quisiese cooperar en mi causa no informada. Por lo poco que escuché de mis amigos, Amanda está en esto tanto como yo.

Cuando me llegó el mensaje aceptando pasar las fiestas conmigo, supe que tengo que volver a ser yo y preparar una estrategia. ¿Ser un débil funciona? No. ¿Ser un estúpido funciona? No según el registro de los últimos años, pero al menos saca alguna clase de respuesta de ella. Así que he llegado a la conclusión de que tendré que ser la mejor versión de mí mismo. Sea lo que sea que eso signifique. Si voy por esto en serio, tengo que hacerlo bien.

Hoy, Amanda ha ido a casa de su madre en una debilidad de último momento. Le doy crédito, se resistió como nunca. De modo que con los chicos nos hemos reunido para el usual intercambio de regalos.

Como es de esperarse, el lugar de nuestra reunión es el apartamento de Efren. Atacado por el revoltijo de decoración navideña que entre todos hemos aportado como cada año. Puede ser que él y Leah ahora sean una pareja que planea navidades juntos, pero quieran o no, su casa siempre será el centro de reunión por excelencia. Hay guirnaldas en las ventanas, muñecos de nieve hechos de fieltro en los sofás y campanitas con muérdago en los muebles del lugar. En medio de la habitación, está dispuesto el árbol. Más pelotas de un lado, menos brillo del otro, pero a quién carajos le importa. Tiene un gran ángel en la parte superior y los regalos dispuestos debajo.

—Me pasé la noche repasando sobre las pistas que ya tenemos, —dice Eddie tan pronto nos sentamos. La noche pasada, la disquera nos envió la lista de canciones sobre las que desean que trabajemos. —cuando pasen las fiestas y estemos todos de nuevo alrededor, vamos a poder dar todo lo que Randall espera. Me tomaré un tiempo para tratar mi voz y ver si puedo sacar nuevos sonidos. No nos viene mal pensándolo bien.

—Voy a practicar en casa de mis padres —Aporto con un encogimiento de hombros.

Efren niega.

—Allá ustedes, no hay trabajo para mí. —Él mira a Leah, sentada a su lado bajo su brazo. —Voy a aprovechar cada momento que tenga con mi chica. Todo será para cuando la banda vuelva a reunirse.

—Creo que Leah pretende mantenerte ocupado entonces, Efren —Se mofa Rick desde una esquina con su usual voz jocosa. —Después de toda la piel que vi la última vez que entré sin llamar, me he hecho una idea de lo bien que aprovechan el tiempo ustedes dos.

Contengo mi sonrisa al ver el ceño de Efren fruncirse. Su rostro se torna de un color similar a la remolacha y carga sobre su hermano.

He pescado a Leah y Efren en situaciones comprometedoras. Sé lo embalados que pueden ser. El techo se les puede venir abajo y ellos ni lo notarían. En serio, no exagero, es francamente ridículo.

—Si me hicieras caso y avisaras antes de venir, no deberías haber visto nada. —replica Efren. Intenta atrapar a Rick sin éxito, así que toma el cojín más cercano y se lo lanza. —Y no viste nada para el caso. ¿Estamos? Es mi chica ahora, tarado.

—¿Tarado? Yo no fui quien la tenía tendida en el sofá con la puerta sin seguro, tu grandísimo idiota, ¡y solo con sujetador!

—¡Richard!

Fin del juego AmandaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon