2. Loca.

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Aumentó la velocidad de sus pasos fijándose en que ningún auto circule en esa avenida. Estaba deseoso de llegar pronto a su dulce morada para ver a Liv en la videollamada semanal que desde que se fue tienen como prioridad realizar. Y poder relajarse al saber cómo va la vida de su hermana en Noruega.

Acomodó las tiras de su mochila, las cuales estaban flojas y caían de sus hombros provocando de los costados de los libros y las carpetas choquen con su cadera. Mochila de mierda. Tendría que arreglarla o comprar otra. Sintió un dolor repentino, agudo como si una aguja se le hubiese enterrado un poco más debajo de la cintura. Se quejó ahora maldiciendo a diestra y siniestra, quitando el bolso de su espalda, sin dudas lo llevaría en las manos después de eso.

Apenas llegó al umbral y abrió la puerta, escuchó las pisadas de su mamá que caminaba hacia él con el celular en la mano, agitándolo de un lado al otro mostrando a su hermana sonriente y gritando su nombre, cosa que le incitó a sonreír a un Rubén que había pasado un mal día, como siempre.

—Hola —dijo suavemente a la pantalla que le dejaba ver a la pequeña de cabellos castaño claro, casi rubios.

— ¡Hola! ¡Mira lo que me dieron las tías! —Le indicó señalando muñecas—. Solo a mí —su dedo índice se enterró en su pecho que estaba abrigado con un suéter y un pañuelo violeta para evitar que el aire frío le causara algún resfrío debido al frío en aquel lugar (resfríos que siempre se pescaba el mayor por andar siempre tan poco emponchado, como diría su madre Bente y eso que él vivía en España).

—Sois muy guapas señoras muñecas —halagó a las demás, que se encontraban sentadas en el sofá del living, con tazas de plástico y bocadillos hechos con plastilina de diversos colores.
Liv asintió contento y acercó su oreja a la muñeca de tela con vestido de cocinera, dando a entender que esta le decía algo.

—Ella dice que eres bueno y que deberías tener novia —comentó inocente, como había escuchado el nombre Rubén con la palabra novia bastantes veces salir de la boca de su progenitora Liv por eso ahora se lo decía de vez en cuando al mostrarle muñecas.

—Oh, gracias señora chef —rió Rubén que frotó sus manos frente a la estufa detrás de él, y su madre reía muy feliz y le hablaba a su hija. Sonrió mirando de reojo a Liv hacer de cuenta que servía su té matutino.

—Toma asiento junto a Mamá. Hablaremos de tu boda con Azul —Liv acomodaba su bincha con la aureola, y sus alas rosas con brillos mientras esperaba que Rubén se acomodase.
Una vez vio a Rubén sentado se acercó para mostrar a la cámara otros juguetes—. Tu anillo, y el de Azul —se carcajeó Liv al notar que cuando le colocaba el anillo rosa al unicornio a este se le salió y cayó al piso.

—Bueno, al parecer Azul no está de acuerdo con este matrimonio —razonó Rubén al ver a su hermana menor con el anillo en la mano.

—Ella me dijo que le caes bien. —Replicó cruzándose de brazos.

Molesta hizo como que tomaba del , para hablar las cosas con su muñeca.
Rubén había acomodado su cabeza en los grandes almohadones del largo sofá, sintiendo una relajación instantánea y el sueño picándole los ojos.

—Vale, Azul dice que debes darle una declaración de amor porque de no ser así no hay casamiento —habló Liv finalmente dejando el pocillo a un costado.

Rubén alzó su cabeza, y el flequillo se le coló delante de los ojos, causando que su hermana riera.

—Pero yo no la amo, tú me obligas a casarme con todas tus muñecas —rió el castaño.
La pequeña hizo un mohín y le apuntó enfadada.

— ¡Calla! —se quejó corriendo hacia él y elevando sus brazos.

El castaño se hizo el enfadado y se alejó del celular.

VIRGEN » elRubius [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora