Rock

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"En efecto existe, jueces, una ley no escrita, sino innata, la cual no hemos aprendido, heredado, leído sino que de la naturaleza hemos tomado, extraído, exprimido, para la que no hemos sido educados, sino hechos, y para la que no hemos sido instruidos, sino impregnados" - Cicerón


Quien diría que un día puede ser todo, un día largo, pero no lento, a cada hora en una calle distinta, con las mismas personas de siempre, y tranquilamente ves los minutos pasar pero sin prisa, no te importaría que no siguiera el reloj, pero de otro modo también quieres ver que pasa después.

Realmente estos soles son los que merecen la pena, sientes que no hay nada en tu contra a pesar que otros dirían que debería haber sido un día horrible, pero ni la lluvia, ni la niebla, ni las personas, ni tu corazón roto puede estropearlo, porque este día va a ser un diamante, y nadie lo sabe, porque si no, no lo sería, no te lo imagines y entiende que el destino no lo hilas tú, la mejor manera que existe de coserlo bien es no planificarlo, sigue andando, pensarás después incluso que ha sido el mejor día de tu vida, pero has de saber estas horas se reservan solo para las personas que por un momento no piensan, ni que decir, ni que pasará, ni que dirán, solo viven donde están.

Tal vez el problema es ser demasiado humano, y la maldición de las personas es la de pensar, pensar demasiado, y somos seres demasiado odiosos, por eso no importa quien esté a tu lado, porque has de saber que esta persona no es peor que tú, a excepción que no sea una persona, si es un perro seguramente si sea mejor persona.

Un día así es un día demasiado especial para no traer repercusiones, creo que es eso lo que lo hace único y  lo convierte en una joya, un día así es como una venda para el corazón, te devuelve los trocitos que vendiste para regalar, pero a la vez son los días más normales del mundo, si por contrapartida tenemos otros días, esos en los que el único corazón que has sentido sea el tuyo propio, y que además cada vez que lo tocas te cortas y te pincha cada vez que coges aire, por desear lo que en ese instante no tienes a tu alcance, pero al mismo tiempo no haces nada para acercarte, porque se piensa todo demasiado, si es así tu día, vuelve a soñar, pero dormido.

Los días dorados son los días sin sueños, y lo digo yo que sueño más despierto que debajo de las sábanas, si dejas las visiones en la almohada, verás que el presente es lo único que tenemos, el  futuro es una mentira y el pasado es otra realidad, para vivir los sueños hay que olvidarlos, por qué pensar en lo que pasará y dejó de pasar si lo tienes todo a tu alcance en cada instante, solo sigue corriendo, llegarás a algún lugar, pisa el acelerador, tal vez nunca hayas sentido la brisa en tu cara y no lo sepas, y si ese corazón que te enamora, cada vez que te mira te congela y su mirada es una flecha lánzasela devuelta a ver que te dice después.

Un día así solo te puede traer una cosa que no es una cosa, ni un ser inanimado, abstracto o concreto, te trae un garabato de sentimientos, emociones, lágrimas, sudor, colonia, barro, agua y rojo; y tú que creías que no hay nadie más te enteras ahora, por primera vez que hay más garabatos en la hoja, pero que todos están igual de llenos que tú, igual de agrietados, e igual de vaciados que tú, que día tan dichoso cuando te enteras de esta historia, que el mundo no son tres personas, hay más, y que todas tienen un cuento que nunca escuchaste, una novela que nadie ha pensado, y un diario lleno de poemas; y si se puede mirar a la persona a los ojos, sin tener nada que decir, porque lo lees en sus pupilas y lo ves en sus pensamientos, se conoce a la persona, aunque sea un extraño, ni un amigo hasta entonces.

Un gran día es uno en el que estés con los de siempre donde nunca, y con los de a partir de ahora donde antes, si empiezas en tu casa, pasas por el monte y te tomas un cortado, visitas un parque y visitas una casa que no sabías ni que existía, es un gran día.

Un gran día es uno en el que tus zapatos pisen un lugar que nunca antes habían ni siquiera imaginado, y te tumbes en un sofá que jamás habías visto, al lado de personas que siempre habías visto y nunca habías mirado a los ojos sin tener nada que decir, es como un sueño, vivido, olvidado.




Rock, Pollock y CointreauWhere stories live. Discover now