- ¡Al fin se ha dignado a llegar! - me regaña en cuanto me ve entrar. - ¿Sabe lo que significan las palabras "puntualidad" y "responsabilidad? - espeta. Y me siento como los primeros días en el trabajo. - el teléfono no ha dejado d... - se detiene abruptamente y mira mi pecho fijamente.

Mi blusa tiene los tres primeros botones desabrochados y se puede ver el encaje de mi sostén. ¡Con razón he consigo tantas perversas miradas de camino acá! Si con esa salida tan rápida se me ha pasado hasta el vestirme bien.

Veo como Robert traga forzadamente y el rubor se extiende por toda mi cara. Me volteo un poco y abrocho los botones.

- Eh... Bueno; váyase a trabajar. - apunta rápidamente - y no me moleste a menos que sea estrictamente necesario. - se da la vuelta y entra en la oficina.

Me voy a mi escritorio, acomodo mis cosas. En él tengo dos portarretratos, una con una foto con mis padres y otra con Ali y Vicente. Sonrío ante la imagen de esta última, torcida y no en el lugar donde estaba el día anterior... Mi jefe tiene una vena curiosa.

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En la tarde he ido a almorzar con Marta y Carolina. Las chicas con las que fui hace un par de días. Todos en la empresa tienen una idea de Robert bastante misteriosa, no saben mucho de él.

De regreso a la empresa paso por la oficina de Martin que está en el piso 19. Pero no lo consigo, quizás no ha llegado de almorzar.

Son cerca de las 3 de la tarde cuando el teléfono suena.

- Oficina de Robert Accuri, ¿en qué puedo servirle? - atiendo.

- Por favor con Robert. - pide una chica.

- ¿Su nombre? - le pregunto.

- Mmmm... - tarda en responderme. - Dile que es una muy buena amiga. - la mujer hace un sensual énfasis en la palabra "muy"

Empiezo a sentir unas terribles ganas de estrellar el teléfono contra el escritorio... Vaya extraña cosa.

- Señorita, si no me dice su nombre no puedo transferir la llamada. - le espeto en tono brusco aunque no se lo haya ganado.

- No me arruines la sorpresa lindura. - siento como la vena de mi cien empieza a palpitar. - Dile que soy, su amiga más caliente... El sabrá quién soy. Haz tu trabajo niña. - dice ya molesta.

El "niña" hace que mis entrañas se retuerzan. Inspiro fuertemente.

- Espere. - le digo cansina.

Voy a la oficina de Robert, toco dos veces la puerta y entro. No está en su escritorio pero veo la luz del baño encendida.

- Señor. Tiene una llamada en la línea uno. - exclamo un poco alto para que me escuche.

Placeres Ejecutivos - Emmgy R.Where stories live. Discover now