Una canción para Capricornio

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[Escritura normal: narrado por tercera persona.]

[Cursiva: narración del chico y sus pensamientos.]

La llovizna no era fuerte, la brisa parecía tan pacifica, los niños jugando entre charcos de agua y lodo, autos salpicando, personas con un vaso de café en mano, apurados adultos y risas divertidas de adolescentes.

El chico de cabello ceniza se cubrió el rostro con ambas manos, inhaló y se mantuvo por unos segundos para luego soltarlo y observar su suave aliento mezclarse con la brisa y las gotas de agua. Intentó levantarse del pavimento y las rocas pero le era imposible, suspiró rendido y limpió con su sudadera los rastros de lágrimas y lluvia que quedaban en su piel leche. Se encogió un poco ante el frío y la sensación de su ropa pegada a su figura.

Levantó una vez más su mirada y sonrió con nostalgia, con su mano izquierda tomó el estuche de su guitarra y soltó un leve sollozo entrecortado por una risita triste. 

Intentó retomar su compostura, pero él mismo sabía que sería algo imposible. Con una maniobra se sentó mientras tenía sus piernas en posición de ¨indio¨, sacó la guitarra y volvió a sonreír una vez más.


Caminé con mi estuche colgando a un lado y en el otro mi maleta azul, acababa de salir de las clases de guitarra y a decir verdad, había mejorado mucho en todo este tiempo. Podía dominar acordes fáciles y formar varias canciones, mi instructor mencionaba que mi voz también era una ventaja y gran combinación para esto.

La calle se encontraba un poco desolada, el parque casi vacío, pero poco me importó y caminé alegre hasta la entrada del instituto de Capricornio. 

A los pocos minutos salió ella y unas cuantas amigas como Libra, la rubia, Cáncer la pequeña ruda, y su mejor compañera, Escorpio la alegre y pervertida.

Como pude alcé mi mano y las saludé a todas, antes de cruzar la calle Capricornio ya se encaminaba hasta donde yo estaba, sonreí e intenté pasar una mano por mi cabello ceniza.

¨—Hola Capri, ¿qué tal el día?—¨pregunté intentando sacar algún tema con ella.

¨—Nada, lo normal supongo, ¿y tú? ¿qué tal las clases de guitarra?—¨me respondió con una de sus sonrisas ladinas.

¨—He progresado bastante, ya puedo tocar canciones enteras y sin traba, ¿no es genial? pronto te podré dedicar una para tu cumpleaños.¨

¨—Gracias Piscis, estoy segura que será un gran regalo, uno muy preciado para mí—¨ comentó mientras llegábamos a la puerta de su casa y se despedía con un beso en mi mejilla.

Giré sobre mis talones y retomé el camino a casa, con un nuevo propósito, aprender y dedicar una canción para Capricornio.

 Después de ese día no la volví a ver durante algunas semanas, iba a su casa de visita pero sus familiares me decían que no estaba y no regresaría durante un tiempo.

Me empecé a preocupar cuando se cumplía un mes desde su desaparición, recurrí hasta sus amigas para obtener algo de información pero ninguna me daba razón de ella, solo tenían miradas perdidas, otras preocupadas y una de ellas, triste y dolida.

Dejé de lado ese sentimiento de opresión y partí nuevamente a mis clases de guitarra. Varios de mis compañeros preguntaron que pasaba, que parecía preocupado, algo enfermo y por eso no me concentraba y todo me confundía. En ese segundo recordé la canción que había prometido a Capri, así que con esfuerzo y suma concentración me empeñé en aprender una canción cualquiera pero de buen gusto.

12 Signos [Sin completar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora