Géminis, la chica de la capa roja (Especial)

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Mi nombre es Géminis y tengo 12 años, vivo con mis padres y hermanos en las afueras de las murallas; normalmente tenemos que realizar trabajos para las personas de la gran ciudad. Mi abuelita vive en el fondo del bosque, aparte está enfermo y en muy poco tiempo nos podría dejar, hace unos minutos un lobo nos atacó pero milagrosamente un leñador nos salvó la vida.

La preciada capa que me regalo mi abuelita, Tauro, se rompió pero me hizo una con la piel del lobo y la tinturo con rojo, sigo siendo ¨Caperucita Roja¨, también me advirtió que debo aprender a protegerme y me entregó una navaja ¿acaso mi abuelita sabe qué vida llevamos? En cuanto a mi casa no se puede llamar una decente por así decirlo... es solo unas cuantas paredes de madera y un techo de paja, en el pueblo corren los rumores de que las casas de la gran ciudad son grandes, resistentes, cómodas y bonitas; claro que solo viven ahí las personas con más dinero. Yo nací en las afueras como mi padre y madre por lo tanto no tengo permitido entrar a las murallas.

Tengo 3 hermanos mayores que son hombres por lo tanto soy la sobre-protegida de la casa, mis padres trabajan para los más ricos del pueblo sembrando y con algunos metales para la ciudad. Mientras yo me encargo de algunas cosas en la casa y asisto a la escuela, que por cierto acabo este mismo año, los demás van a trabajar donde ellos de otra forma moriríamos de hambre.

Una tarde llegaron un par de hombres a la casa junto al Señor Libra que es el padre de unos de mis compañeros de clase o mejor dicho ¨los más ricos¨. Yo estaba jugando con mis hermanos saltando unas cuerdas que hicimos los 4 juntos cuando nos mandaron a llamar.

Me sorprendió que su hijo mayor Aries estuviera con ellos, era un niño un tanto regordete por lo menos más que yo, en cuanto crucé la puerta las miradas se fijaron en mí, unas de sorpresa, otras tristes, de compasión y deseo; no entendía absolutamente nada por lo tanto mi madre me mandó a recoger unas frutas en el bosque. Tomé mi capa roja y una canasta, no me interesan los problemas de los mayores... no por ahora.

En cuanto había puesto un pie sobre el bosque una llovizna comenzó <<mala suerte>> pensé pero igual tenía que recoger las frutas. Continúe mi camino pero unas ramas se rompieron y me puse alerta ante cualquier movimiento en el bosque, nunca me había asustado. El cielo se puso de color gris tanto que parecía de noche. Recogí unas cuantas manzanas y moras para regresar pronto porque estaba cansada.

Estaba por la mitad del bosque, una zona despejada y llena de lodo, ya sabía el peligro que corría sin embargo me quede parada esperando a que mi presa salga al ataque. Empapada completamente salió gruñendo un lobo que doblaba mi tamaño; no me inmuté solo esperaba para ver que hacía. Sus colmillos eran enormes, ojos verdes brillantes, su pelaje era gris, con garras enormes, en cuanto vio mi capa se alteró y su respiración se notaba ligeramente entrecortada... preparándose para atacar.

La distracción es un problema de las personas y no solo nosotros sino de otras criaturas que son invisibles ante nuestros ojos, no, invisibles no, sino difíciles de encontrar por así decirlo. Tienes que fijarte en cada detalle para poder encontrarlos.

El lobo tenía cierto parecido con mi capa roja carmesí... tal vez esa era su pareja.

Se agitaba a cada minuto a punto de saltarme y devorarme por placer o simplemente por venganza... hasta que millones de gritos interrumpieron. Regrese mi vista al pequeño pueblo del que ahora salía humo e intensas llamas a pesar de estar lloviendo no sucumbían, antes de correr al pueblo miré al lobo pero este ya no estaba. Mi paso se volvió desesperado al pensar en un ataque al pueblo por otro vecino para robar provisiones.

Cuando regresé al pueblo mis ojos se calentaron y empezaron a picar, estaba a punto de llorar. Ver las casas destruidas, el fuego incandescente y oponiéndose a apagarse ante la lluvia, sangre en los alrededores, órganos destrozados y desparramados por el suelo, cuerpos inertes, cabezas rodando sin ojos o mandíbula, brazos con los tejidos sueltos, piernas que ahora son solo huesos y lo que rompía mi corazón completamente... mi casa destruida completamente envuelta en llamas sin rastro de mi familia o los invitados. No podía controlarme, las lágrimas salían sin opción de detenerlas, mis mejillas estaban calientes, mis dientes rechinando, sollozos en el aire, la lluvia acompañándome en mi soledad, mi corazón destrozado en mil pedazos, mis cuerpo inmóvil y temblando... entonces los vi.

Manadas de lobos saliendo de las casas con sangre en sus bocas u otros con cuerpos desmembrados, hasta los más pequeños de la manada tenían cabezas, brazos, piernas y torsos en sus pequeñas pero afiladas mandíbulas. Ahora mi atención la llamó un pequeño grupo de lobos que salían con las cabezas de mis padres y hermanos en su boca excepto uno de ellos que solamente llevaba un brazo; la desesperación, tristeza, odio, pánico, rencor y miedo mezclados en mí interior crecían sin control. Escape directo al aterrador bosque evitando que mi olor sea detectado por ellos, mi visión continuaba nublada con las consecuencias de raspones al caer o enredarme con ramas.

Mi abuelita debía estar en su casa en el fondo del bosque, corría lo más rápido que podía por escapar de las garras, ahora soy la presa. Los relámpagos eran fuertes, me helaban los huesos, mis botas negras parecían café por el lodo acumulado; la esperanza de ver a mi abuelita disminuía al escuchar gritos ensordecedores mezclados con el ambiente.

Entonces murieron cuando presencie como devoraban a la abuelita.

El mismo lobo que no me atacó, se la comía... disfrutando cada mordida, cada grito, cada suplica hasta callarla y llevarse los restos. Me miró, me miró y parecía formar una sonrisa en su asqueroso hocico para marcharse perdiendo visibilidad entre los frondosos arbustos. Caí de rodillas con la respiración entrecortada y las manos cubriendo mi rostro.

Grité como nunca, logrando que mi garganta ardiera, parecía que mis cuerdas vocales se desgarraban. Ahora si era presa, presa del pánico y el miedo. Miedo de la soledad que era mi única acompañante desde ahora.

De un momento a otro el miedo desapareció, el dolor aumento, mi cordura se perdía y la sed de venganza me dominaba.

Entre en la casa aun temblando pareciendo uno de esos postres gelatinosos que comen en la ciudad, cerré cada puerta, ventana o abertura que dejaba entrar a un lobo. La noche se apoderó de todo.

Lloré como nunca ahogando los sollozos en la almohada. Un aullido captó mi atención, era cerca, demasiado cerca a mi parecer; me asomé con furia en una de las ventanas... era un pequeño lobo, al parecer se había perdido.

La ira me dominaba. Salí con un cuchillo en mi mano pero escondido en mi espalda; el lobo regreso su vista a mí y se acercaba lento pero seguro ¿Crees que no te haré daño? en cuanto estuvo a mis pies clavé el cuchillo en su pata izquierda, se quejaba y chillaba pero yo disfrutaba y sonreía. Saqué el cuchillo lentamente para aumentar su dolor. Intentó alejarse de mí, cojeaba y ahora gruñía ¨vete lobito, dile a tu familia que desde ahora serán cazados... morirán en mis manos¨ solté una carcajada siniestra tanto como para que el lobo se aleje. El silencio fue reemplazado por las molestas sirenas de las patrullas y la oscuridad por colores segantes.

Una mano se posó en mi hombro, de reojo se observaba un guardián de la ciudad algo pálido cuando observó el cuchillo sangriento en mis manos, un chico de unos 21 años tal vez. Me abrazó como si supiera lo que paso, no me negué y le devolví el abrazo soltando lágrimas otra vez. Bajo la capucha que cubría mi rostro ¨te llevaré conmigo a la ciudad, desde ahora te cuidaré¨ no mostré reacción alguna de emoción o felicidad, en el pasado tal vez pero ahora no. Tomó mi helada mano y me llevó con todas esas personas bien vestidas y sin cicatrices, habló con unas personas por un momento y después me introdujo en una de esas cosas llamadas autos.

Mis ojos estaban apagados, cansados de tanto llorar y el sueño, me apegué a un vidrio y mis parpados se cerraron al instante. La chica de la capa roja buscaba venganza.

Sumida en la eterna oscuridad y la acompañante soledad... ahora caminaba en un torcido mundo buscando mi destino.



Pregunta~

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