10- Rutina

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Mentiría si dijera que odio los lunes. A lo mejor hace unas semanas habría sido verdad, pero des de que Mateo había entrado en mi vida ya no era así. De lunes a viernes eran mis días favoritos puesto que pasaba casi todo el día sentado a su lado. Las clases habían pasado a ser algo secundario porque lo más importante era que por fin había dejado de estar solo, al menos durante las clases tenía a alguien junto a mi. Y aun que tampoco habláramos mucho, el simple hecho de tener su compañía era más que suficiente.

No sabría decir si después de lo que había pasado ésa noche en su casa las cosas estaban mejor o peor. Mejor por un lado porqué de un modo u otro estábamos como más unidos y emocionalmente lo notaba más cerca que nunca, era como si de golpe mis emociones estuvieran conectadas a las suyas y al estar él siempre feliz, yo también lo estaba. Lo negativo era que aquel momento tan íntimo que vivimos, en su cabeza era cómo si nunca hubiera pasado. Me imaginaba que después de eso a lo mejor pasaríamos a tener otro tipo de relación, que me abrazaría y me besaría aun que no lo esperara. Pero no era así. Nunca sería como yo esperaba. Encima, en lugar de calmar mi atracción sexual hacía él, todo eso no había hecho nada más que encenderla. Quería volver a sentir su piel aferrada a la mía, corrernos a la vez,...

Llegué a pensar que a lo mejor le daba vergüenza reconocerlo, pues yo no olvidaba que él se había ganado su etiqueta de "hetero" dentro del instituto, etiqueta que a lo mejor él deseaba conservar y que yo le estaba arrancado. O quizá el problema era su novia. Era lógico pensar que no la iba a dejar sólo para irse conmigo. Aun que considerándolo, podría haberle contado todo a la chica lo que había pasado, pero, primera; no tenía pruebas y, segunda; yo no era nadie para estropear una relación tan bonita como la suya. Yo sólo estorbaba allí, quizá lo mejor era alejarme de él y,...

-¿Lo entiendes? -me preguntó Mateo en clase interrumpiendo mis pensamientos. Estaba susurrando para que la profesora no le escuchara. Y aún susurrando su voz era igual de agradable, o aun más, puesto que me relajaba de tal manera que podría haberme quedado dormido-. Éste tema es muy difícil y el examen es mañana.

-¿Que tema? -pregunté-. Si quieres te ayudo. Podemos hacerlo en mi casa, ésta tarde no están mis padres... digo,... que podemos estudiar juntos el temario del examen que no entiendas -corregí en seguida, por si había mal interpretado mis palabras- y así te lo explico,...

-Ésta tarde no creo que pueda, he quedado con mi novia. Lo siento...

Como suponía, me había precipitado e intentado hacer mal, yo no era nadie para interponerme en su relación.



Secretos De Un Heterosexual [En revisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora