8- Realidad

147K 12.9K 4.1K
                                    

La fiesta estaba siendo una basura. Por lo mismo de siempre. Demasiada gente. Demasiado ruido. Y yo estaba sólo, apartado de la multitud, sentado en el suelo y pensando por qué tenía que haber ido. Había visto a Mateo hacía rato con sus amigos. Pero no me había atrevido a acercarme por si les molestaba mi estúpida presencia. Ellos se lo estaban pasando bien sin mi. A lo mejor si me acoplaba a ellos les estropeaba la fiesta. Se dedicaban a levantarse la camiseta para fardar de su difuminada tableta, o a enseñar sus bíceps, cómo si con éso las tías fueran a caer en sus pies.

"Yo caería" -pensé. No podía negarlo, eran bastante guapetes, o a lo mejor la presencia de Mateo les hacía parecer más guapos. Por separado ninguno era cómo él, no me transmitía lo mismo que me transmitía él.

Salí a la calle a tomar el aire. En el cielo había luna llena. Estaba pensando en irme a mi casa, cuando alguien me cogió por el brazo, me giré y lo vi a él.

-Te estaba buscando -Mateo parecía un poco borracho.

-¿Para qué?

-¿Te ibas a ir ya? -dijo ignorando mi pregunta.

-Es que estoy cansado.

-¿Quieres irte ya a casa?

"¡Sí, por favor!" -pensé.

-Como quieras- dije al final.

-Pues vamos.

El camino a su casa se hizo un poco largo. Ninguno de los dos dijo nada. Él se paró a mear en una esquina, no paraba de decir que no se podía aguantar. Durante el resto del camino parecía que se iba a caer de un momento a otro.

-¿Cuánto has bebido? -le pregunté cuando entramos en su habitación y él ponía el cerrojo.

-Sólo un poco -dijo-. Tú también tendrías que beber, es más divertido.

-Si he bebido- mentí.

Me miró con cara de duda y al final sonrió, como hacía él siempre. 

Se tiró en su cama boca abajo como si no pudiera más con su vida. 

-¿Dónde duermo yo? -pregunté.

-No hay sábanas limpias o me da palo hacer la otra cama, una de las dos cosas ¿Te importa si dormimos los dos en ésta? Es bastante grande -se puso a reír-. Me refiero a la cama, eh.

-Si me dejas sitio -le dije nervioso. Ni si quiera me paré a pensar que los dos íbamos con la ropa de la calle, que aun no nos habíamos puesto ni el pijama. 

Él seguía tumbado boca abajo con la cabeza girada hacia mi. Yo estaba sentado con las piernas cruzadas a su lado. No estaba seguro de si me estaba mirando atentamente o de si tenía la mirada perdida. Yo no podía dejar de mirarle los labios, esos labios gruesos entreabiertos, con los que llevaba tanto tiempo soñando ¿Y si eso era una señal? "Imposible, él es el chico más hétero que conozco,..." y sin poder acabar de pensar la frase noté algo húmedo en mi boca. Ni siquiera lo vi acercarse. Mateo se había incorporado de golpe y me estaba besando. Eso era lo más cerca que podía desear tenerlo. 



Secretos De Un Heterosexual [En revisión]Where stories live. Discover now