Capítulo 19.

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Mientras tanto, a tres manzanas en el décimo cuarto piso del edificio donde habitaba Thiago, él apenas se estaba despertando. Tocó con la mano derecha el lugar donde creía que estaba la mujer con la que se acostó la noche anterior y extrañamente encontró sólo frio y vacío. Abrió los ojos fijándose en todo el cuarto, estaba más que seguro que se había acostado con una mujer y que la había traído a casa. Acomodó las manos atrás de su cabeza cavilando acerca de la noche anterior, cuando noto un olor a frutas. Él conocía ese olor. Exhaló. «Aria». El corazón le empezó a palpitar bruscamente.  « ¿Dónde  está?» Se sentó en la cama y busco en un cajón del tocador, unos bóxer blancos, camino hasta al baño y tocó.

¡Toc, toc!

—Aria —llamó. Nadie respondió—. Aria —repitió, e igualmente la nada contestó.

Se atrevió a abrir el cerrojo por si de pronto se estaba duchando, y el baño estaba tal y como la aseadora lo había dejado el día anterior. «Debe de estar preparando café». Pensó relajado.

Salió de la habitación en una pose tranquila a buscar a la castaña, pero ni en la sala ni en la cocina ella estaba. «Debe de estar en el balcón». Se asomó, pero ella tampoco estaba allí. Había un único lugar y el ultimo en todo el apartamento, donde la castaña podría estar, y sinceramente el guardaba la esperanza que esa mujer que lo enloquecía por completo, estuviera en aquel lugar. Abrió la puerta de su habitación animado esperando verla, pero tampoco estaba. Se había marchado.

Frunció el ceño enfadado, muy pocas mujeres se habían marchado antes de que él despertará, pues la mayoría guardaba la ilusión de que él les diera la oportunidad de tener más que una noche con ellas, cuando él no les había prometido nada. Pero a decir verdad, si esperaba encontrar a Aria tan siquiera acurrucada a su lado.

— ¿Dónde estás?

Se fue a su habitación, y busco el celular para llamar a Leyna, ella debía de saber donde estaba. Marco el número y tras varios intentos llamándola, la amiga de ella no contesto. La sangre le empezó a hervir.  Camino hasta a la cocina y tomo el teléfono marcando a la casa de Fernando, buscando que él le diera una buena solución.

—Ey, hermano. ¿Qué pasa? ¿Dónde estuviste a noche? —Ese fue el saludo que le dio su amigo.

—Por ahí —le dijo con simpleza, Thiago—. Oye necesito que me hagas un favor, hermano.

—Suéltalo.

—Necesito que me consigas el número de Aria Baldovi. —Habló con desespero.

— ¿De Aria? —Le pregunto extrañado  Fer.

—Vamos Fer, ayúdame con eso.

—Déjame término de hacer algunas cosas que debo de entregar ahorita.

—Deja que yo te ayudo con eso y lo entregas hora en la tarde, pero consígueme ese número, por favor.

¿Cuál era su necesidad de hablar con ella? Thiago ni la sabía. Creía que todo se debía a la noche más que increíble que había pasado con ella.

—Pero si ya es tarde, son las tres y media.

— ¿Las tres y media? —Miro el reloj de la cocina y efectivamente, esa era la hora. Chasqueo la lengua.

—Tengo que pasar por mis sobrinas, déjalo así. —Colgó.

Se molestó y le dio un fuerte golpe a la pared.

—Ah... —Se quejo.

Realmente estaba enojado, y no solo por el hecho de que iba tarde por sus sobrinas, sino por el hecho de que esa mujer no estaba en su apartamento, no sabía donde vivía, ni cuál era su número para dar con ella. « ¿Por qué no le pregunte antes a Leyna algunos datos básicos de ella?» Se llevo las manos a la cabeza con desespero. Si Thiago lo hubiera hecho, no estaría así en estos momentos. Además, ¿cuando él había dormido hasta tan tarde? Nunca, ni con la peor resaca que había tenido en su vida y esa fue después de graduarse del colegio.

«Bueno tan siquiera no le tuve que decir que no quería nada con ella, ni la tuve que echar de mi morada». Se mintió así mismo. 


► En galería Toni Mahfud como Thiago

Sky Dawn ♥


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