Capítulo 3

9.1K 438 37
                                    

Fue cuestión de días para que todo se formalizara legalmente. Fabiana y yo éramos las dueñas de la hacienda y las responsables de continuar con el legado de mi padre. La última firma se realizó esta mañana, sólo quedaba compartir en la cena que había preparado para celebrar el inicio de esta nueva etapa. Por supuesto que había incluido a Eugenia a esta celebración, era mi manera de decirle a Fabiana que las dos eran bienvenidas en mi casa y que por mi parte, no debía temer, porque respetaba su relación y lo que significaba para ella.

Desde aquella noche en el estudio, todo había transcurrido normalmente. No se habló de lo que allí sucedió, pues estaba bastante claro lo que significó para ambas, y el trato entre nosotras se había vuelto más ligero y menos formal. Un poco más cercano a una verdadera amistad. No era que los sentimientos hubiesen desaparecido, sencillamente cada una había aceptado el final. Habíamos aceptado que sólo había espacio para la amistad y que de ello dependía poder llevar a cabo el compromiso que hoy asumíamos legalmente.

Estaba muy nerviosa debo reconocer, por más que lograba controlar mis emociones cuando estaba junto a Fabiana, no estaba segura de poder hacerlo al verla con Eugenia. Temía ser muy transparente y que se me notara los celos que me invadían nada más pensar en verlas juntas. Aún así, me armé de valor y seguí adelante con la cena.

Al escuchar el timbre, mi corazón dio un salto al cielo, mis manos comenzaron a temblar y sentía que mi voz no era muy estable, así que respiré hondo varias veces antes de ir al lobby y recibirlos. El primero en entrar fue Oscar, quien me abrazó fuerte y me sonrió ligeramente en señal de apoyo, pues sabía lo difícil que era ese momento para mí. Seguidamente entró Fabiana, su rostro estaba tenso y a la expectativa, supongo que igual que el mío, pero me obligué a sonreír cálidamente para tranquilizarla. Me besó en la mejilla y de inmediato se volteó invitando a Eugenia a pasar. Morena, 1.70 de altura, cabello castaño largo ondulado, ojos negros, elegante y femenina al natural y con una sonrisa tan genuina y sincera que derribó todas mis defensas y aprehensiones. Para mi sorpresa, al entrar y Fabiana hacer la presentación respectiva, Eugenia me abrazó con fuerza y me dijo al oído "Gracias por invitarme", yo no pude menos que responderle que era un placer tenerla allí.

Luego de ese primer contacto, la tensión de Fabiana disminuyó. Sabía que todavía le era un tanto incómoda la situación, pero conforme iban pasando los minutos y las horas, Eugenia y yo íbamos conversando cada vez más a gusto. Resultó que era una mujer muy ligera de trato, alguien con quien resultaba fácil sonreír y disfrutar del momento. No me hizo falta más de dos horas para entender cómo había logrado sacar a Fabiana de la tristeza y la oscuridad en la que yo la había dejado. Era la mujer que Fabiana necesitaba y en ese momento ratifiqué que haría todo lo que estuviera a mi alcance por apoyarlas como pareja. No sería fácil, ni indoloro, pero Fabiana se lo merecía, así que lo haría.

-Eugenia _ Llamé su atención mientras hacíamos la sobremesa - ¿En estos tres años que tienes con Fabiana ... ella ha tomado vacaciones?
-No que yo recuerde _ Respondió luego de una pequeña pausa en la que lo pensó - No ... la verdad es que no.
-¿Crees poder agarrarte unos días libres?
-Natalia qué ... _ Intentó intervenir Fabiana, pero Eugenia y yo hicimos caso omiso.
-Creo que sí. Yo tampoco he agarrado vacaciones así que no debería tener problemas.
-Perfecto _ Sonreí ampliamente - Averigua y si es así, escoge cualquier destino para que se vayan al menos por una semana.
-¡QUÉ! ... ¿Estás loca? _ Dijo Fabiana abriendo los ojos como plato.
-Sí Fabiana y no está sujeto a discusión. Cómo socia mayoritaria te "sugiero" que te tomes unos día libres.
-Pero tenemos mucho trabajo por delante Natalia, no es momento de tomar vacaciones _ Estaba descolocada por mi sugerencia.
-Precisamente por eso es que necesito que lo hagas ... nos viene un tren de trabajo bastante fuerte Fabi y no tenemos garantía de lograr nuestras metas a corto plazo, así que me gustaría _ Le dije casi que tono de súplica - Que te tomes unos días libres lejos de aquí, lejos de todo esto. Unos días para dedicarte a ti y a Eugenia ... por favor.
-Sí amor, !vámonos! _ Le insistió Eugenia con entusiasmo - Me conformo con una semana, de verdad ... pero me gustaría tenerte para mi solita unos días.
-No sé ... hay mucho por hacer aquí _ Estaba renuente, pero no le daría oportunidad de rechazar mi idea.
-Oscar, tú qué opinas? _ Le pregunté al verlo tan callado, pero con una sonrisa divertida en los labios.
-No sé si tenga mucha oportunidad de opinar dado que tú y Eugenia ya decidieron.
-En eso tienes razón, pero eso no quita que puedas opinar _ Le respondí guiñándole el ojo.
-¡Papá! _ Trató Fabiana de que la apoyara.
-Hija ... si algo he aprendido con los años, es que cuando a una mujer se le mete algo en la cabeza, no hay poder de Dios que la haga cambiar de parecer, así que mi recomendación es que no discutas. Acepta las vacaciones. Disfruta unos días que ya luego tendrás tiempo de sobra para hacer lo que tienen en mente.

Mi vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora