Capítulo 8 : Mi historia

13.9K 854 40
                                    

Al finalizar el desayuno, Thor y la pequeña Tessa se van al jardín trasero con Azahara para que el terremoto de Tessa pueda jugar al aire libre un rato. Por consiguiente, Chris y yo quedamos a solas y creo que es el momento de poner las cartas sobre la mesa. Él me debe explicaciones y yo voy a exigirlas.

- Christian, no demoremos más lo inevitable – Le digo para llamar su atención.

- Claro Yanira. Ya es el momentos de conocer tu historia. – Me responde tranquilamente.

Chris insiste en que vayamos al salón para estar más cómodos y a gusto. Resignada, me encamino hacia el salón, pero como no tengo ni jodida idea de donde está el dichoso salón abro una puerta y doy a una despensa. Me encamino a otra puerta y es la lavandería. Resoplo y me enfurruño porque me quedan dos puertas y estoy harta de equivocarme. Le lanzo una mirada asesina a Chris que sólo le produce gracia y se encamina hacia una de las puertas que da a un pasillo y este a un hermoso salón de tonos blancos y el suelo de madera oscura. El contraste le da un toque moderno y clásico a la vez, pero lo que más me sorprende es un sofá rojo dispuesto de manera geométrica: está formado de varias piezas que a mí parecer pueden ser colocadas como a su creador les plazca. Me siento en ese hermoso y cómodo sofá y espero paciente a que Chris tome asiento.

- Quiero que no me interrumpas, ¿vale? – Asiento en respuesta – Te contaré tú historia y luego las preguntas que tengas me las dices. Bien, viejas leyendas del mundo sobrenatural cuentan que cada cien seres sobrenaturales que nacen 1 es especial, como es el caso de Aza, Thor y yo. Esa especialidad consiste en un... ¿cómo llamarlo? ¿Don? Bueno, para que te hagas una idea, sería un don. Pero no todo es lo que parece. Creerás que tener un don es un privilegio, pero está lejos de serlo. Poseer un don consiste en estar expuesto al peligro desde que naces, no poder llevar una vida como el resto de los de nuestro mundo, tener que vivir escondido para que no dañen a tu familia. Además de que tu don supone un posterior dolor físico si lo usas en exceso, puedes llegar a morir si consume tu energía vital para utilizar tu don. – Chris para su relato y cuando voy a preguntar algo me mira y añade – Te dije que esperes Yanira. Esto sólo es el principio. Como te decía, esa es la especialidad de algunos. Pero luego están los que son como Tessa o como tú. Vosotras tenéis otro tipo de especialidad, la vuestra va mucho más allá que la nuestra. Nosotros podemos tener un don, pero vosotras podéis tener entre dos y cinco. Los que poseen cinco, normalmente suele tener el manejo de algún elemento. Pero, por suerte o por desgracia, vosotras tenéis una consecuencias mucho más graves que las nuestras, puesto que el consumo de energía que a nosotros nos supone estar en cama una dos día a vosotras os puede matar. ¿Por qué te preguntarás? Pues todo se resumen en que tu cuerpo necesita X energía para mantenerse activo, fuerte y saludable, y que necesites energía para utilizar tu don no significa que tu cuerpo produzca una exceso de esta, sino que produce cantidades mayores a las de un ser sobrenatural común, pero no alcanza a ser suficiente para usar todos y cada uno de tus dones. Por ende, es importante que sepas canalizar la energía de la naturaleza y poder tenerla a tu disposición, además de saber racionalizar la tuya y no consumirla en una rabieta. ¿Alguna pregunta, preciosa? – Me pregunta Christian mirándome detenidamente para descifrar lo que pasa por mi cabeza.

- Sí. ¿Cómo es que yo tengo entre dos y cinco y tú uno?

- Porque yo soy ese 1 de cada 100 mientras que tú eres 1 de cada 1000. ¿Siguiente pregunta? – Insiste él.

- Mmmm, ¿cómo sé cuantos dones tengo? ¿Cómo sé cuales son mis dones? ¿O vosotros ya los sabéis?– Al fin me decido a preguntar algo que verdaderamente llamó mi atención.

- No sabemos cuántos tienes ni tampoco cuales son, por lo tanto tendremos que... experimentar para ver cuales son los que se manifiesta. – Contesta mientras se remueve en el sofá incómodo, gesto que no me da mucha confianza.

El dolor de un rechazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora