-          Pasa. – Esta vez sí abro la puerta entera y lo dejo pasar.

Robert entra a mi departamento, que de repente se siente muy pequeño con su presencia.

-          ¿Qué sucede? ¿Está todo bien? – pregunto.

Me mira y pasea sus ojos por todo mi cuerpo, deteniéndose un poco más en mis piernas. Recuerdo que estoy vistiendo solo una corta bata y lucho contra el impulso de envolverme con mis brazos.

No entiendo el porqué de su visita. En eso los nervios y la incertidumbre vuelven a tomar mi cuerpo. ¿Habrá sido Robert el motivo por el que me sentí vigilada cuando estaba con Martín?

-          Estaba dando una vuelta por aquí… - Respira y pasa sus manos por el cabello en un gesto nervioso. – en realidad estaba esperando que terminaras tu cita con Martín. – hace un gesto desdeñoso. Pero nada del otro mundo, con lo poco que conozco a Robert sé que no vio mi “beso” con Martin, su reacción no sería tan calmada.

El saber que no fue él me serena pero me intranquiliza en iguales proporciones. ¿Quién habrá sido?¿Me estaré volviendo loca?

-          ¿Y…? – Insisto,  sigo sin entender el porqué de su visita.

-          ¿Por qué me besaste? – suelta repentinamente.

-          ¿Besarte? – pregunto.

Nos hemos besado varias veces, así que no puedo entender el motivo de su  inquietud.

-          Hoy… en la oficina. ¿Por qué me besaste cuando te fuiste? – me pregunta haciendo gestos con su mano.

-          N… No lo sé. ¡Por que quise! – exclamo. No sé qué respuesta quiere oír.

El me mira, su respiración se oye alterada. Se acerca a mí sin responder y me besa.

Envuelve mi cuerpo con sus fuertes brazos de la manera en que quería hacerlo con los míos hace minutos – con los suyos se siente mucho mejor -  cuando me tiene pegada a su cuerpo sube una de sus manos a la parte trasera de mi cabeza y extiende sus dedos entre mis cabello. Su boca me devora, mis labios hinchados no quieren detenerse, quiero más, quiero todo de él. Juego con la punta de mi lengua sobre sus labios. El abre su boca y siento como sus dientes buscan morder mi lengua, la guardo rápidamente en mi boca y él se ríe. Yo también lo hago.

Toma mi trasero con sus dos manos y me eleva. Pego un grito por la sorpresa y como acto reflejo pongo mis piernas alrededor de su cintura. Luego del susto me sale una carcajada que hace que él también se ríe y rompamos el contacto de nuestro beso para mirarnos. Mis piernas alrededor de él permiten el contacto directo de nuestras entrepiernas; siento su potente y maravillosa erección entre mis piernas que me hace soltar un suspiro del más puro placer. Robert camina conmigo entre sus brazos hasta mi cama. Me acuesta en ella y se posiciona encima de mí.

Placeres Ejecutivos - Emmgy R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora