Necesitamos hablar

8.1K 621 151
                                    

PDV Javier
Jorge en multimedia

-Sabes que te amo.- le digo a Jessica. Estamos en la sala de nuestra casa. Yo cargo a mi pequeño Jorge. Ella está distraída y no me contesta.-¿Estas bien? No pareces estar aquí.- le pregunto. Jorge, de 4 meses, jugaba en mis brazos.

-Si, estoy.... Estoy bien.- dice sin mirarme.

-¿Segura? Es que últimamente estas....-

-Estoy bien, ya.- dice en un tono hostil. Yo me levanto y subo al cuarto de Jorge para acostarlo un rato. Jessica llevaba un tiempo así, rara. Ni siquiera me esperaba para comer. Simplemente cambió.

Bajé nuevamente y la ví allí, aún en la misma posición. Con la mirada perdida, no la reconocía.

-No se que te pasa, pero estoy aquí. Para lo que sea....- digo. Ella me mira y se echa a llorar en mi hombro.

-Javier, perdóname. Yo realmente te amo.- dice besándome.

-¿De qué hablas?- pregunto confundido. Y ella no contestó.

Así pasaron los días y las semanas y los meses. Jorge creció, perdí mi revista porque Lucía me demandó, mis hijos poco a poco de olvidaban de mi para irse con Saúl. Fui perdiendo mi dinero y deje de preocuparme por mi físico. Jessica lloraba todas las noches y jamás me dijo porque.

Hasta qué un día, llegué a la casa buscando a mi hijo y lo único que encontré fue una carta sobre la cama.

Javier perdóname, te amaré toda mi vida. Tu dejaste todo por mi, y yo te pago de esta manera. Perdóname. No me puedo quedar a tu lado sabiendo que Jorge no es tu hijo. Lo sabía hace algún tiempo pero no encontraba como decírtelo. Me he ido para no crearte daño. Te amo y perdóname por engañarte.

Siempre tuya
Jessica

Caí al piso y sentí como mi corazón se rompió. Comencé a llorar y lamentar todo lo que había hecho mal. Mi esposa, mis hijos, mi trabajo, mi vida. Todo desperdiciado, tirado por la borda. Tenía ganas de quemar el mundo, lo había perdido todo. Lucía había encontrado su felicidad y yo la había perdido. Pero desde antes de que naciera Jorge, desde que me fije en Jessica. En ese momento, yo perdí todo lo que realmente era mi vida. 

Salí, dejando todo atrás. No me importaba nada. Mi vida ya no era vida. "Soy un miserable" repito después de cada sorbo de este trago. Una y otra vez.

¿Que hago con 7 hijos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora