Relámpago Dorado(Editando)

#1

El Inicio de Todo.

10 de Octubre

Para todos en Konohagakure, tanto el día como la noche había comenzado con una gran plenitud y paz, los niños reían, las madres veían productos que podrían ser de utilidad al hogar en el mercado, las tiendas y puesto de comida también estaban de grandes humores recibiendo con cordialidad a los habitantes nativos y los extranjeros. Aun que no todo era calma, en una parte muy alejada de la aldea, casi sin ningún habitante al rededor era la ubicación donde encontraba una de las más grandes shinobi de Konoha, una mujer de cabellera rojiza como la sangre, Uzumaki Kushina o mejor conocida como El Habanero sangriento de Konoha, esposa del Yondaime hokage y en próximos minutos futura madre, por que eso era el acontecer, esa misma madrugada había empezado con los incesantes dolores que daban a entender que su primogénito quería nacer

Por estrictas medidas y por el bien de la aldea, la esposa del Yondaime fue trasladada a un centro de control con un equipo medico bajo las ordenes del Hokage con el fin de que tanto la madre como el hijo no tuviesen complicaciones, aun lado de la peli-roja se encontraba un hombre de cabellera rubia como el sol y en completo desorden, de piel morena y de ojos azules como el cielo, su rostro mostraba un tinte de preocupación extrema por cada quejido que la mujer daba por las contracciones constantes, Namikaze Minato el Yondaime Hokage conocido más por su jutsu de espacio-tiempo, nombrado el relámpago amarillo, no sabia que hacer para aliviar el dolor de su mujer más que tener su mano enfrente del vientre de la misma, donde se apreciaba un sello casi abierto, el sello lograba que el Kyubi permaneciera encerrado en el interior de la mujer, se había debilitado por el parto y como contramedida el hokage debía ejercer chakra en el sello para hacer retroceder al Kyubi en el tiempo que dure el parto

-Duele.....me duele...mucho-Decía una agotada Kushina por cada contracción que recibía del vientre, un paño húmedo era pasado con suavidad en la frente por una de las kunoichi

-Por favor Kushina-sama, aguante un poco más, ya falta poco-Dijo la misma kunoichi mientras apartaba los cabellos de la mujer de la frente, veía como el equipo medico seguía moviéndose sin saber como ayudar a la adolorida mujer

-Falta poco Kushina-Murmuro el hokage, obteniendo la atención de la Kunoichi y de la uzumaki aun agitada- Se que duele pero tienes que aguantar, ya pronto terminara y estará con nosotros-Dijo regalándole una sonrisa cuadrada llenando de esperanza, energía y amor a su esposa, que asintió un segundo, antes de pegar un grito desgarrador al aire, lágrimas se escurrían de sus mejillas por el horrible dolor atemorizando de paso al Yondaime que la miraba con temor

-Tu puedes kushi-Dijo una voz al momento de haberse escuchado el grito, tomo su mano izquierdo que era una cruel tortura para la joven kunoichi que no hizo nada más que aguantar el dolor-Tu eres igual de fuerte que tu madre, no te rindas-Beso la frente de la mujer quien solo asintió mordiendo sus labios por el desgarrador dolor

-Si eso hago papá pero duele mucho!!!-Grito y apretó con más fuerza la mano de su padre que solo se tenso y le empezó a acariciarle la cabeza

En el ambiente era palpable el miedo y la angustia por cada segundo que el parto duraba más, tanto para el equipo medico, los ninjas que custodiaban el exterior e interior del lugar como el yerno y el suegro el tiempo avanzaba muy lento y eso los desesperaba, cada quien a su manera trataban de que Kushina aguantara un poco más, que diera una pequeña lucha más para que naciera el bebé que los tenia preocupados por cada momento que pasaba el sello iba abriéndose por la poca energía que era ejercida en ese sello y aun que Minato lo retenía para que no escapara la preocupación era mayor, miro como su suegro trataba de que Kushina siguiera su trabajo dándole palabras de apoyo y acariciándole la frente repetidas veces, sonrió enternecido con la imagen de su amada, aun sudada, con el pelo despeinado y el rastro de molestia en la cara la mujer se miraba hermosa a sus ojos, su enternecimiento se vio interrumpido por un repentino llanto a lo cual todos prestaron atención, la preocupación que era casi hasta visible que se podía cortar con tijeras se disperso dando paso a la alegría y alivio de todos