III. El segundo botón

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Llegaron hasta un pequeño patio, al lado del gimnasio donde tantas veces habían compartido su tiempo. Bajo un árbol de cerezo abundante y generoso, Asahi se detuvo entre los pétalos que cubrían el suelo y se volteó para encararlo.

Yuu sintió que su pecho se apretó por alguna razón. Azumane estaba serio. Parecía meditar profundamente sobre algún asunto importante. Nishinoya había visto esa expresión incontables veces cuando jugaban hombro a hombro en los torneos. Sólo que ahora no estaban en la cancha y eso le confundía.

- ¿Qué es lo que quieres decirme, Asahi-san?

Pregunto el pequeño, presa de su ansiedad. No quería imaginar cosas que no eran.

- Noya-san... estos dos años no hubieran sido lo mismo si no te hubiera conocido...

El líbero abrió los ojos con sorpresa. Las palabras del grandulón eran muy profundas... y bellas... Sonrió con un tinte de nostalgia. Para él era lo mismo, aún si sus cariños eran de tipos diferentes.

- Muchas gracias por decirme eso, Asahi-san. Yo pienso lo mismo.

Contestó amistosamente, tratando de ocultar la tristeza que le embargaba al tener que despedirse de su historia juntos. Aun así continuó diciéndole:

- Yo te admiro mucho...

Hizo una pausa.

¿Se lo iba a decir? ¿Confesaría sus verdaderos sentimientos que iban mucho más allá de simple admiración?

- te deseo un buen futuro.

Agregó finalmente con menos entusiasmo. No porque no lo sintiera, sino porque había preferido guardarse sus más sinceras palabras. No quería perderlo.

- Gracias.

El silenció se instaló como un tercer testigo no invitado.

- l-lo que yo quiero decirte en verdad es...

Habló en definitiva Azumane, con nerviosismo, con la adrenalina inundándole las venas. Con la mano temblorosa por lo mismo, la levantó hasta el cuello de su uniforme negro y de un tirón se desprendió el botón de la segunda posición. Lo empuñó apretadamente en su mano y estiró el brazo hacia él, ofreciéndoselo.

- Acéptalo, por favor.

Le pidió tratando de sonar normal, casual, en serio.

Nishinoya lo observó mudo. No se lo esperaba. ¿Asahi sabía lo que hacía? ¿Lo que significaba? ¿Significaba algo? ¿Significaba eso?

- Asahi-san, yo... - No entiendo...

- No digas nada, sólo acéptalo... es lo único que te pido.

Rogó insistente, así de simple era lo que pretendía.

Yuu calló y obedeció en silencio. Acercó su mano y recibió el discreto pero tan significativo segundo botón del uniforme escolar de la persona de la que estaba enamorado... Pero no quería imaginar cosas que no eran.

- Gracias, Nishinoya.

Le dijo con la misma amabilidad de siempre, sintiéndose aliviado de el gran peso que había cargado durante todo ese tiempo. Entonces dio media vuelta y se marchó.

Nishinoya volvió a contemplar su ancha espalda, sin entender. ¿Eso era todo? ¿Qué se supone que debía pensar?

De pronto, algo en su cabeza hizo click. Reaccionó y corrió hasta alcanzarlo. Le tomó del brazo para que se volteara a mirarlo mientras le decía desesperado:

- ¡No entiendo, Asahi-san! ¡¿Qué se supone que significa esto?!

El grandulón lo miró sorprendido y entonces respondió bajito:

- Es lo que es...

Noya frunció más el ceño ante su respuesta tan simple. Y Azumane tuvo que agregar:

- Es mi declaración de amor.

Al líbero se le cayó la mandíbula, por poco casi literalmente. Entonces comenzó a reír, primero bajito y suave, incrédulo. Luego fuerte y con una tibia sensación en el pecho. Se sentía tan feliz. Tan dichoso. No pudo evitar que se le humedecieran los ojos cuando le dijo a un asustado Azumane:

- ¡Yo también!... ¡Yo también! ¡Yo también! ¡Yo también!

Lo abrazó apretadamente o mejor dicho se colgó de su cuello y agregó sin poder dominarse:

- ¡Te amo, Asahi-san! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡No me lo creo! ¡Soy tan feliiiiz!

El grandulón lo abrazó por la cintura, pegándolo a su cuerpo mientras escondía su enrojecido rostro en su cuello. Soltó una risita nerviosa y respiró profundo el aroma tibió de su piel.

- Te amo...

Murmuró sobrecogido y refugiado en el pequeño.

- ¡Sí! ¡Yo también!

Respondió enérgicamente el menor, como si fuera una increíble coincidencia.

Se separaron y el moreno le tomó dulcemente de la mano. Se sonrieron sonrojados pero contentos. Luego la sonrisa del rematador se diluyó cuando posó la mirada sobre los labios de compañero. Cuando Yuu lo notó su propia sonrisa se desvaneció también y sus ojos se fijaron en los labios de la estrella, con anhelo.

Sin usar palabras, Asahi se acercó suavemente a Nishinoya mientras le levantaba el mentón con la otra mano, la que no estaba enredada con la de él. Yuu se dejó hacer sintiendo mariposas en el estómago. Cerró los ojos y se dejó guiar por su estrella.

Se dieron un dulce beso. Simple pero cargado de emociones. Largo y especial, renovador. Tan cariñoso.

Al separarse Yuu frunció los labios traviesamente, no quería que la sensación de los labios de Asahi sobre los suyos se esfumara.

- ¿Entonces... estamos saliendo?

Preguntó el moreno sobándose la nuca avergonzado, mirando sus manos unidas para evitar sus ojos y muy sonrojado.

- Si tú quieres.

Respondió Noya con una sonrisa pícara.

- Genial.

Suspiró Azumane como si se desprendiera de toda sus preocupaciones.

Emprendieron el camino de regreso para reunirse con Daichi, Sugawara y el resto de sus camaradas del club de vóley. No se soltaron de la mano hasta que se encontraron con el resto de la gente.

- Gracias por darme el botón de tu uniforme, Asahi-san. ¡Lo cuidaré siempre!

Azumane sonrió bobamente, tallándose la mejilla.

- ¡Ya sé! ¡Debería hacerlo un colgante! ¡¿No es una buena idea?!

- ¡A-ah... no sé si sea para tanto, Noya-san...!

Exclamó avergonzado el mayor.

- Pero es que ahora no te veré tan seguido...

Musitó resignado el pequeño.

- ¡Así me acordaré de ti siempre!

- B-bueno... en ese caso, supongo que está bien...

Aceptó el grandulón con el corazón conmovido y flechado por el amor.

[AsaNoya] Su Segundo BotónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora