CAPÍTULO 8: ¿HOY ES EL DÍA INTERNACIONAL DE LAS SORPRESAS?

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La situación que Susana y yo habíamos provocado con Holly era de lo más insufrible. Parecía que estábamos viendo un episodio de National Geographic, Holly me recordaba a un pulpo. Cuando los pulpos cazan envuelven a sus presas con los tentáculos y estas quedan atrapadas a causa de las fuertes ventosas, y Eric era su presa.

Decidí ignorar la situación todo lo que pude, no sabía muy bien cómo, hasta que mi mejor amiga apareció con dos chicos universitarios. Ambos parecían muy atléticos y altos, pero no sabía si era buena idea dejar que Susana jugara a las alcahuetas.

- Chicos, os presento a Alex. - Miré a los dos armarios empotrados que me puso mi amiga delante y sonreí. No tenía muchas ganas de hablar así que le di un sorbo a mi cerveza y me apoyé en la encimera.

- Yo me llamo Miles. - Miré al chico de la derecha mientras se pasaba la mano por la nuca. Parecía tímido.

- Encantada, Miles. - Miré al otro chico esperando saber su nombre.

- Yo soy Theo. - Me tendió la mano y se la estreché.

- Hechas las presentaciones, Theo y yo nos vamos a jugar al birra pong. - Me eché a reír y mi amiga arrastró a Theo al jardín.

- ¿Quieres tomar algo Miles? Tienes las manos vacías. - Cogí un vaso de plástico rojo y se lo ofrecí para que pudiera servirse lo que él quisiera. Se acercó al barril de cerveza y lo llenó hasta arriba.

- Tienes un acento muy adorable. - Hizo una pausa. - Española, ¿verdad? - Abrí los ojos sorprendida.

- Guau, ¿tan evidente es? - Le di un sorbo a mi cerveza mientras esperaba una respuesta.

- Para mí sí, mi madre es española. - Me dedicó una sonrisa de lo más simpática.

- ¿Enserio? ¿De dónde es? – Bebí de mi vaso mientras él se disponía a contestar.

- Mallorca. - Sonreí.

- Es de los pocos sitios de mi país que no he podido visitar todavía, pero dicen que es bonito. Supongo que las islas tienen su encanto particular. - Miles se rio.

- A mí me gustó mucho, también he de decir que parte de mi familia es de allí y en mayor o menor grado, hace que te enamores de la isla. – Volvió a pasarse la mano por la nuca.

- Entiendo, eso nos pasa a mi hermano y a mí con la tierra de nuestra familia, sentimos que una parte de nosotros pertenece a ese sitio y nos hace ver aún más belleza de la que hay. - Rellené mi vaso bajo la atenta mirada de Miles.

- ¿Y qué te trajo por aquí? – Miles bebió un largo trago de cerveza. Seguramente intentaba combatir los nervios.

- Mis padres son arquitectos, les ofrecieron un proyecto irrechazable y tuvieron que irse al extranjero, como no sabían la duración del proyecto me enviaron a vivir con mi hermano mayor aquí. - Me encogí de hombros y bebí de mi vaso. No me apetecía hablar de mis padres.

- ¿Es de esta fraternidad? - Asentí y le di un sorbo a mi bebida cuando vi a Scott entrar en casa tambaleándose.

- Perdona Miles, enseguida vuelvo. - Salí corriendo detrás de Scott al jardín delantero.

Vi cómo se acercaba con dificultad al columpio de la entrada. A su paso iba dejando un rastro de alcohol por todo el suelo del porche. Se tumbó en el columpio mientras mascullaba cosas. Me acerqué y le cogí el vaso dejándolo a un lado junto con el mío para después tomar asiento en un pequeño espacio del columpio. Scott me miró y se cubrió la cara con uno de los cojines decorativos.

Demasiada Testosterona (TERMINADA & EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now