Cuando me desperté por la mañana bajé a la cocina y vi a Susana preparando algo.
- Eh, buenos días. -La saludé dándole una palmada en el trasero.
- Serán buenos para ti, yo sigo buscando la gracia de esos gilipollas, en concreto la de Ethan. - Puso cara de asco. - Pero en fin... ¿dónde has dormido eh? Esta mañana he intentado entrar en tu habitación, pero estaba cerrada con llave. Ryan me ha dicho que no había nadie.
- Dormí en la habitación de Eric. Me ofreció quedarme ahí, por si entraban en nuestras habitaciones de noche, pero veo que no ha pasado nada. - Metí dos rebanadas de pan en la tostadora. No iba a darle importancia a algo que no la merecía.
Susana levantó ambas cejas y sonrió pícaramente mientras movía la cuchara dentro de su cappuccino. Abrió la boca con la intención de decir algo, pero decidí adelantarme:
- No pasó absolutamente nada. Se lo dejé bien claro a Eric. Punto. No hay nada más que hablar. – Comencé a untar mis tostadas con mantequilla.
- De acuerdo, fiera. - Le dio un sorbo a su cappuccino y me miró mientras sonreía, eso me hizo pensar que había hecho alguna trastada, estaba a punto de contármela y hacerme cómplice. –Cambiando de tema...- Dejó la taza sobre la isla y del bolsillo trasero de sus shorts sacó una llave con el nombre de Ethan escrito en rotulador permanente.
- ¿Le has encerrado en su habitación? - Ella asintió orgullosa. Siempre tan simpática. Hice una pausa mientras mordía mi tostada. - ¿Cómo has conseguido la llave? – Mientras masticaba esperaba oír la respuesta de mi amiga.
- Digamos que al tío le falta oxígeno en el cerebro desde que nació, se dejó la llave en el mueble del pasillo. - Solté una risita y miré hacia la puerta. Un par de chicos a los que no les agradaba nuestra compañía nos miraron.
- ¡Eh, vosotras!, ¿Qué le habéis hecho a Ethan? No puede salir de su habitación. - Me encogí de hombros y le volví a dar un mordisco a mi tostada. Intentaron intimidarnos, pero les salió el tiro por la culata. Tras mirar brevemente a mi amiga me limité a contestar.
- A él no le hemos hecho nada, otra cosa es qué se lo hayamos hecho a su puerta. - Los chicos se miraron y se aproximaron a mí.
- Le habéis encerrado. - Uno de los chicos se encaró conmigo mientras yo seguía desayunando la mar de tranquila.
- ¡Ding, ding, ding! ¡Premio! - Me reí ante sus caras de incredulidad. A veces podía ser la mar de irritante.
- Veo que no a todos os falta oxigeno como a Ethan. - Susana comenzó a reírse ante su propio comentario. Los chicos la miraron enfadados.
- Os pensáis que por vivir aquí sois intocables, pero no sabéis donde os estáis metiendo. Sois unas pobres niñatas intentando aparentar ser adultas. Dais muchísima pena. - Di un paso al frente reduciendo la distancia.
- Ian, ¿verdad? - Frunció el ceño a la espera de lo que tenía que añadir.
- Seríamos intocables viviéramos aquí o no. Si nos tocáis las narices, nosotras os tocaremos las pelotas. Los únicos que dais pena aquí sois vosotros, necesitáis encararos con chicas de diecisiete años para darle vidilla a vuestra triste vida. Lo único interesante que os pasa son las fiestas de los fines de semana, así que no vengáis a darnos lecciones de madurez y mucho menos de cómo ser adultas. - Ian me miró fijamente antes de dar un paso atrás.
- Vosotras os lo habéis buscado. - Le dio un toque en el brazo a su amigo y ambos subieron a abrirle la puerta a Ethan.
Susana me miró estupefacta. No sé de qué se sorprendía, al fin y al cabo, a borde y amenazante no me iba a ganar una persona con el cerebro del tamaño de una pasa.
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Demasiada Testosterona (TERMINADA & EN EDICIÓN)
Teen FictionLos padres de Alexandra son arquitectos de gran prestigio, tras recibir una irrechazable oferta sobre un proyecto en el extranjero, Alex se verá en la obligación de dejar su país natal para mudarse con su hermano mayor Félix a Miami. Este giro in...