Capítulo 23: ¿No quieres que tu primera vez sea con nosotros?

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- ¿Vas a salir? 

Me giré y vi a mi padre, apoyado en el marco de la puerta. Asentí y volví la vista a los conjuntos de ropa que estaban sobre mi cama. Mi padre pasó y se sentó en el sillón de la esquina. 

- ¿Eres feliz con ellos?

Me giré sorprendida por su pregunta. No tuve que preguntarle sobre a quienes se refería, pues lo sabía muy bien. Sinceramente, se me hubiese preguntado eso al principio, habría acabado llorando y gimoteando como un bebé. En cambio, ya no sentía asco u odio cuando estaba con ellos. No sabía muy bien si podía decir que era amor, pero con ellos me sentía genial. El tiempo pasaba más deprisa y cuando nos despedíamos solo podía pensar en la próxima cita.   

- Me hacen feliz. - le dije plácidamente. 

- Pero, ¿los amas? - me escrutó con la vista y yo no pude evitar encogerme de hombros. 

- No estoy segura de si los amo, pero sé que me siento bien con ellos. 

Me sonrió encantado. 

- Eso me alegra, Lucía. Ni si quiera te imaginas cuanto. - dijo risueño.

Sé que trataba de demostrar felicidad, pero no me engañaba. 

- No te caen bien, ¿verdad? - me reí. 

Negó con la cabeza repetidas veces. 

- No los odio, hija, pero debo reconocer que hubiese preferido que te fijases en otros. 

Hice un hueco en la cama y me senté para mirarlo de frente mientras hablábamos. 

- ¿Qué tipo de chico?

- La verdad es que jamás pensé que te fijarías en niños ricos. - comentó casi para si mismo.- Siempre pensé que tu novio sería un chico sencillo. 

Tuve el sentimiento de querer defender a Matt y Tyler. 

- Tú nos los ves como yo, papá. 

- Eso es evidente. - murmuró. - Sé que te quieren porque se ve en cada gesto y mirada. Solo por eso los tolero. - me guiñó el ojo. 

Yo reí y acabé suspirando. 

- ¿No tienes la sensación de que nuestra vida ha cambiado por completo?

- Es que así ha sido, Lucía. Hace meses tu abuela vivía y todos teníamos nuestra vida en España. De golpe y porrazo nos mudamos y nos toca empezar de cero en otro sitio. - hace una ligera pausa. - Entráis en un instituto de alta sociedad, a mi me ascienden, te echas de novio a dos chicos millonarios o multimillonarios... - se quedó dudando. - ¿Qué son?

- No tengo ni idea. - me reí muy divertida por su duda. - No les he mirado la cartilla del banco. - me quedé un segundo pensativa. - A Alex lo aceptabas, incluso lo apreciabas. ¿Por qué a Matt y Tyler no?

- A lo mejor tengo prejuicios con los ricachones, hija. No te lo tomes a pecho. Tampoco es como si te hubiese prohibido estar con ellos, ¿no? Eso significa que tampoco les tengo tanta tirria. 

Me mordí el labio inferior para evitar replicar con diversión. 

- Todavía recuerdo la tensión en la cena familiar cuando salió a colación el tema de negocios. 

- ¿Qué se le va a hacer? Hay opiniones que son imposibles de cambiar. Yo no intento convencerlos, pero ellos a mi tampoco. Es lo mejor. 

Asentí. Tenía razón. Algo que me divertía por dentro era pensar lo que opinaría mi padre si supiese lo del chantaje. Seguramente los mataría o estaría tentado. 

Mis amados mafiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora