Sintió la brisa fresca acariciar su piel, después ya no sintió nada.

***

Al abrir los ojos lo primero que escuchó fue la voz de aquel joven refunfuñando.

—Si te sigues desmayando de esa manera vas a fallecer—Le dijo.

Ella solamente le miró sin decir nada. Aún no podía creer la situación en la que había visto por última vez a su amiga.

—Pensé en enterrarla pero de nada sirve, van a escarbar—Dijo Harry—Y obviamente no son caníbal, que asco.

—No puedo creerlo, pero, ¿por qué estaba quemada? —Dijo Jackie resistiendo las ganas de llorar de nuevo.

—Tal vez estaba cerca de una parte del avión que se incendió.

—Pero yo estaba sentada a su lado.

—Entonces es algo que nunca sabremos—Le dijo él—Pero no pienses mucho en ella, te vas a deprimir y no necesito alguien que me deprima a mí también.

Harry tenía algo en su forma de hablar y de moverse. Porque aun cuando tenía veinte años, seguía pareciendo algo infantil en sus movimientos, su voz era profunda pero la manera en que hablaba no.

Jackie aun pensaba cuán difícil debía haber sido para él estar solo ahí a los quince años. Había algo en él que le daba un cierto carisma, pero al igual que un niño cuando se pierde en el supermercado, él estaba asustado y a la defensiva.

El estómago de ella rugió tan fuerte que Harry se asustó.

— ¿Tienes hambre? —Preguntó él desde el tronco donde estaba sentado afilando una rama.

Lo único que se escuchaba eran las olas del mar chocando entre sí y la fricción que el joven hacía al moldear la rama con otro de sus utensilios.

—Sí... mi ropa.

— ¿Qué? —Preguntó Harry confundido.

—No he quitado mi ropa de las rocas y árboles.

— ¿Y qué esperas para hacerlo? Tal vez el viento ya se las llevó.

—Espero que no.

—Yo iré a pescar mientras tú haces eso—Le dijo a ella levantándose, Jackie sólo asintió.

***

El viento había tumbado algunas de las prendas a la arena, pero todas las que ella recordaba seguían ahí.

Mientras guardaba todo en la maltratada maleta junto a las dos botellas de agua y las golosinas, se puso a pensar en Camila. Su mejor amiga era la más emocionada de todos en hacer ese viaje. Sus padres la habían felicitado tanto por lograr esas calificaciones.

Todo para nada.

Quiso llorar otra vez, y así lo hizo, tenía que sacar eso de ella si no quería seguir triste dentro de muchos días más. Luego de un rato de haber llorado lo suficiente se levantó de ahí con la maleta arrastrando y fue hasta la choza. Dejó la maleta dentro y luego salió de nuevo.

Lo primero que vio fueron los músculos de la espalda del chico contrayéndose mientras aventaba al mar una especie de red hecha de algas. Vio cómo sacó esta red segundos después vacía y escuchó al joven maldecir. Debía ser muy difícil pescar de esa manera.

Se acercó con cautela hacia él y tomó una de las ramas afiladas, luego se acercó a las rocas donde el joven estaba parado. Él la miró sin decir nada. Cuando se acercó al pedazo de agua donde él estaba pescando vio bastantes peces.

— ¿Son sardinas? —Preguntó ella, él solamente asintió.

Con toda su fuerza dejó caer la rama en vertical sin soltarla. Al sacarla vio cómo esta había atravesado a un pez que aún se movía un poco. Se sintió una mala persona al ver que había matado un pez ella misma, pero tenían que comer.

Harry frunció el rostro al ver que ella había tenido más éxito pescando que él. La miró de soslayo bufando y tomó otra de las ramas que tenía consigo. Imitó la acción de la chica sin tener un buen resultado.

—Inclina un poco la rama—Le dijo Jackie.

Él la ignoró y siguió haciéndolo a su manera sin pescar nada. Ella suspiró al ver que él era terco como un niño.

—Nunca vas a pescar nada de esa manera—Le dijo ella.

—He pescado durante cinco años, no tienes qué decirme cómo—Le respondió con un tono molesto.

Ella prefirió ya no decir nada. Harry soltó la rama y tomó de nuevo la red, intentó unas cuantas veces hasta que por fin logró pescar cinco sardinas.

—Es más eficiente así—Dijo él.

—Ajá—Respondió ella mientras colocaba su sexto pescado en la arena.

—Tuviste suerte—Murmuró Harry.

—Tal vez los peces ya te conocen y debes cambiar tu método—Le dijo ella con una sonrisa.

Harry sólo frunció el rostro y sin decir nada llevó los peces cerca de la choza para encender la fogata.

Un rato después ya estaban comiendo sardinas. Jackie no disfrutaba tanto de ello porque estaba acostumbrada a comerlas con salsa de tomate y sal. Pero al menos tenía qué comer.

Harry tiró el pequeño esqueleto de la sardina al fuego y luego miró a Jackie un segundo antes de mirar hacia la fogata de nuevo.

— ¿No quieres... jugar a algo? —Preguntó Harry en un tono infantil.

Jackie se sorprendió y sintió melancolía. Había sido difícil para Harry perderse tan pequeño, sin tener con quién charlar y divertirse.

*****

Nota: Eh aquí al fin.

¿Cuál fue su parte favorita del capítulo? Ahr me siento como Dora la exploradora.

xoxo.

Marine HavocsKde žijí příběhy. Začni objevovat