Capítulo 14: Monstruo

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Narra Jackson

Las lágrimas me corrían por las mejillas, la presión de mí pecho se hacía más fuerte. Lo admito, era mi primera vez llorando.

Siempre me había considerado una persona insensible, y lástimosamente, mis pares me consideraban así, y mucho peor.

Estoy totalmente decidido: soy un monstruo.

El pequeño grupo de personas que aún me querían era mi familia, mis hermanitas.
Pero, de a poco iban perdiendo la confianza en mí.

- ¿Por qué?- decía para mí- ¿Por qué tenía que hacer tanto daño?

Estaba destrozado. Debía estar mal de la cabeza, pero muy mal de la cabeza, si para mí los llantos y los gritos de dolor eran sinónimo de estar enamorado.

Bueno, tal vez no estaba tan equivocado. Sólo miren como actué frente a Armin.

¿He sido un cobarde? Pues sí, lo fui. Y yo que pensaba que era Lys el cobarde...

¡Maldición! ¿Por qué aún pienso en él?

Si cuando lo conocí lo odié al instante.
Sí, yo lo odiaba.
Demasiado.

En cuánto llegó a la escuela, se volvió el centro de atención de todos en ese entonces.

"¡Qué tierno es!" "¡Parece un conejito!" "¡Dan unas ganas de abrazarlo!", eran los comentarios frecuentes durante la primera o las dos primeras semanas en la primaria.

Me molestaba el hecho de que Lysandro fuera el centro de atención, cuándo yo lo había sido desde el inicio.
Estuve un tiempo fingiendo que me caía bien, hasta que de alguna forma logré que todos se pusieran en su contra.
Un juego de basquetbolito que tuve con amigos fue la clave.

Recuerdo que metió el balón en el arco contrario, he hizo perder a nuestro equipo. Se esparció el rumor de que él nos había hecho perder a propósito y desde ahí que tanto los chicos como las chicas de la escuela dejaron de mirar a Lys con los mismos ojos.
Ya podía descanzar, podía ser el centro de atención otra vez, esa debió ser mi "misión cumplida".

Pero no, no fue así.

Había algo en ese pequeño niño, no sabría decir que era, pero me llevaba a hacer cosas que antes de conocerlo nunca hubiera hecho.Necesitaba hacerle daño, sentir la satisfacción que sus lágrimas y sus gritos me provocaban. Escuchar su voz suplicarme que parara.

Era música para mis oídos.

Terminé ese mismo día rompiendo y quemando su libreta.
Su maldita libreta.

Cómo me enojaba esa cosa.

De pequeño le hice montones de cosas de las cuáles me arrepiento, pero siendo sincero, nunca, pero nunca me arrepentiré de haber quemado esa libreta.
Él le prestaba más atención a lo que escribía, que a las personas de su mundo.
Pero sobre todo, no me prestaba atención a mí.
De alguna manera, eso me era estresante.

Pasaron los años, y ya todos tenían la misma opinión que yo hacia ese niño albino.
Cada día, el deseo de maltratarlo era más fuerte. Se había vuelto casi una obligación para mí.

"Lo mejor" de hacerle daño, es que él realmente me tenía miedo. Yo podía manipularlo como fuera, como yo quisiese.Era menor que yo, nos llevábamos (y aún) un año de diferencia, pero yo era más alto en porte.

Logré hacer que la mayoría de adultos y personas importantes en mi vida se convencieran de que el malo de la película era él.
Menos mi hermana Amy, ella sabía muy bien del sufrimiento de Lysandro, y con frecuencia trataba de desmentir las cosas que yo decía, sin éxito.

No te lleves el control  (Lysandro X Armin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora