Capítulo 40

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Faltaban 40 minutos para que Manuel llegará. Ya me había duchado y todo, ahora sólo faltaba ponerme un poco de maquillaje, arreglar mi cabello y ponerme el vestido que me había comprado. Era un vestido algo casual y elegante, color negro con flores blancas. Era hermoso.

Termine de alistarme, baje y mi Padre ya estaba esperándome. Me miro y sonrió.

-Te vez hermosa. Vas a deslumbrar a ese chico. -Sonrió.

-Papá, ¿que cosas dices? -Reí.

-Sólo la verdad princesa.

Dieron las ocho y Manuel fue puntual. Toco la puerta, mi padre abrió. La cara de Manuel fue algo así de sorpresa.

-Buenas noches Señor. -Estrecho su mano con la de mi padre.

-Buenas noches. -Lo invito a pasar.

Manuel me miro, y sus ojos recorrieron mi cuerpo por completo.

-Te vez preciosa. -Sonrió

-Gracias, tu también luces muy bien.

-¿Nos vamos? -Extendió su mano.

-Claro. Papá, me voy.

-Esta bien, cuidala mucho.

-Claro que si señor. Lo prometo. -Manuel y mi padre estrecharon sus manos. Y nos fuimos.

Llegamos a la casa donde era todo el evento y eso. Al bajarnos del auto Manuel me detuvo.

-Todo comentario sólo ignorarlo. Va?

-Entiendo. -Yo reí.

Nos dirigimos a la entrada. Y antes de entrar, Manuel se detuvo nuevamente.

-Disculpa si te incomodó, pero, ¿podría tomar tu mano?

-Claro. -Sonreí. Y yo tomé su mano.

Entramos y rápidamente todas las miradas estaban sobre nosotros.
Manuel y yo nos dirigimos a donde sus padres y me presentó con ellos.

-Mamá, papá, ella es la chica de las que les hable. -Me miro.

-Vaya hijo, cuando nos dijiste ir era hermosa, no imaginamos que fuera aún más hermosa. -Dijo su mamá con una gran sonrisa.

Salude a sus padres, y después nos dirigimos con su primo el que supuestamente iba a comprometerse.
¿Alex? Alex el amigo de Eder, era primo de Manuel. Dios mío. Cuando me miro levantó una ceja y una sonrisa maliciosa se formó en su rostro.

-Hola Primo. Mira ella es Cecia. -Me presentó Manuel.

-Yo a ti te conozco. ¿No es asi?

-Creo que me has de estar confundiendo.

El levantó una ceja. Y río.

-Si, tal vez tienes razón.

¡Maldito! Era nadie más que el imbécil que me llamaba muñeca cada que me veía. No me preocupaba que fuera a decirle a Manuel, pues el ya sabía todo. Me preocupaba que Eder estuviera aquí. Lo último que quería, era verlo.

Después de un largo rato, Alex gritó, "Amigo, ¡viniste!" Manuel y yo volteamos. Y en ese momento me lleve la sorpresa de mi vida. Mi mayor preocupación se hizo realidad. Eder estaba aquí. Y no venía sólo. Venía acompañado de su futura esposa y su hija. Dios mío, en ese momento me di cuenta aún sentía lo mismo por Eder. Que aún me dolía. Ellos entraron tomados de la mano, y la niña en los brazos de Eder. Sentí como si todo lo que había conseguido, se hubiera derrumbado en un dos por tres.
Eder miro a donde estaba Manuel y yo. De inmediato sólo la mano de Sofía al vernos juntos. Su sonrisa desapareció en cuestión de segundos.
Tenía que salir de este lugar en cuanto antes, si no mis lágrimas saldrían y todo el esfuerzo en olvidarlo, habría sido en vano. Tome mis cosas y le pedí a Manuel que nos fuéramos. No me sentía nada bien. El no comprendía, hasta que lo vio. Manuel me tomó de la mano y salimos de ahí en seguida. La mirada de Eder nos siguió hasta perdernos.

-Perdón Manuel. Pero créeme que es muy incómodo compartir el mismo con ese hombre.

-Entiendo. Vamos, sube al auto. Te llevo a casa.

-Gracias por entender.

Nos subimos al auto y nos fuimos. Todo el camino Manuel permaneció callado. Me sentía mal con el. Así que decidí romper el silencio.

-Tus Padres son unas increíbles personas.

-Lo sé.

-Tu mamá es un encanto. Me calló muy bien.

-Gracias. -El era muy frío en cuanto a sus respuestas.

-Manuel, yo... lo siento. -Después de eso, el detuvo el auto.

-No te preocupes. Cecia, sólo que me preocupa que sigas atormentadote por el, cuando es más que claro que el no te necesita, que no piensa ni siquiera en ti. Y perdón por decirlo así. Pero tú lo viste.

-Lo sé. Y si tienes razón. Perdón, enserio.

-Perdóname tu a mi. Por forzarte a llevar las cosas con rapidez. Yo sólo quiero que comiences de nuevo. Y que yo pueda ser parte de ese nuevo comienzo.

-Aprecio todo esto que haces por mi. Y te prometo que haré lo posible para que así sea. Gracias por todo. -Le di un beso en la mejilla. El sólo sonrió.

Continuo conduciendo hasta llegar a casa. Cuando llegamos el me acompaño hasta la puerta. Justo antes de entrar, Manuel me tomó del brazo, el estaba apunto de besarme, cuando de pronto mi padre abrió la puerta.

-Buenas noches. -Ambos nos asustamos. Miramos a mi padre y reímos.

-Gracias por esta maravillosa noche, Cecia. -Nos despedimos.

Se despidió de mi Padre y se fue.
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Me Gusta Un Hombre Mayor Where stories live. Discover now