Capítulo 35

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Manuel ni siquiera me había volteado a mirar. Era obvio que el sabía que estaba pasando algo. Esto era demasiado incómodo, pues el hace un tiempo atrás me había gustado y el lo sabía. No se que pensará si el llega a saber todo lo que había pasado con Eder y conmigo. Es verdad, me preocupa tanto lo que piensen los demás. Odio eso de mi.

Todos los recuerdos venían a mi mente y cada vez me torturaban más. Me sentía fatal. Creo que jamás me había sentido así. Me sentía usada, me entregue a él por primera vez, porque estaba segura de que el me amaba, y con toda sinceridad, si esto llegaba a funcionar tendría que decírselo a mi Padre. Pero lo que más me dolía es que se haya alejado de mi una semana.

-¡Maldita sea! -Dije en voz alta y golpee mi pierna. Manuel volteó a verme confundido. Detuvo el carro y me tomo de la mano.

-¿Esta todo bien? Cecia, no intentes verme la cara de tonto. Es más, no se por que aún te pregunto si te sucede algo, cuando es más que obvio que si te sucede algo.

-Odio ser tan estúpida.

-¿Por que dices eso?

-Por que es la verdad. Manuel, me siento fatal, me siento usada, me siento una total estúpida. -Las lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas.

-No entiendo. -Me miraba sin ni siquiera darse una idea de lo que pasaba.

-Sabes que, olvidalo. Mejor sigamos.

El continuo conduciendo. Poco a poco yo comencé a quedarme dormida.
Después de un largo rato por fin desperté. Estábamos frente a mi casa.

-¿Que hacemos aquí?

-Lo siento, yo ya no podía llevarte a otra parte. -Dijo fríamente.

-Entiendo. -Me baje del auto. Baje mis cosas y cerré la puerta con tanta fuerza.

Me dirigí a la puerta y abrí. Entre a mi casa. Mi padre no estaba, y los del mantenimiento tampoco. Seguramente mi padre les había dado vacaciones. Manuel duro un momento ahí afuera. Pero por fin encendió el auto se fue.
Subí hasta mi habitación y dejé mis cosas. Me recoste en mi cama. Los recuerdos regresaban a mi mente y las lágrimas no tardaban en salir. Dure acostada todo el rato, hasta que calló la noche. Eran casi las diez y mi padre aún no llegaba.
Poco a poco iba quedándome dormida.

A la mañana siguiente escuche que sonaba el timbre. Recordé que no había nadie más que yo. Muy a duras me pare y baje a abrir. Vaya sorpresa, era Delten. Al verme me abrazó con tanta fuerza, vaya que si me extrañaba.
Creo que ya necesitaba uno de esos abrazos, así que comencé a llorar.
Delten me miro.

-¿Estas bien? -Pregunto.

-No. No se. -Las lágrimas seguían cayendo. Creo que era hora de contarle todo. -Entra, hay mucho que contarte.

Nos dirigimos a la cocina. Prepare café.
Nos sentamos en el sofá y comencé a contarle todo desde el principio. Ella sólo abría los ojos y la boca, sonreía, mordida sus dedos y todo. Ella estaba tan emocionada. Pero ahora venía la parte más triste, en sí, la parte final.
Cuando por fin termine de contarle todo, pero absolutamente todo, su alegría desapareció en un dos por tres. En sus ojos pude notar su ira.

-¡Pero que patán! -Se levantó de inmediato.

-Lo sé. Pero oye, el no sabía nada.

-Bueno si. Pero dices que una semana estuvo actuando raro y frío. ¿Por que mierda no te lo dijo ese mismo día? ¿Prefirió ocultarlo una semana? Aaahh, maldito. ¡Yo si lo mató!

-Por esa razón me vine de haya, no podía continuar viéndolo. Delten, esa niña merece crecer con un Padre y una Madre. Y bueno yo, yo sólo estorbaba. -Delten me miro y me abrazó.

Se sentía tan bien. Creo que eso era lo que necesitaba. Decirlo.

-Por cierto, ¿quien te dijo que estaba aquí?

-Manuel. Me marcó ayer en la noche. Te mande varios mensajes, pero no respondiste. Nisiquiera las llamadas.

-Tengo apagado el celular. Estoy segura que Eder habrá estado insistiendo.

Después de un largo rato, Delten tenía que irse. Nos despedimos y después de que ella se fue, subí a darme una ducha.
Termine de ducharme y encendí mi celular. Tenía 20 llamadas perdidas de Eder y más de 12 mensajes.
Termine de vestirme y baje. Había pedido una pizza.

Me Gusta Un Hombre Mayor Where stories live. Discover now