Capítulo 1.

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Esa mañana era agradable, el sol resplandecía y no había nubes en el horizonte. Sería un día perfecto y como siempre, el segundo Matsuno se decidió a subir a la azotea para practicar un poco con la guitarra y entonar alguna canción.

Había tanta paz en casa, la mayoría de sus hermanos habían salido para realizar sus actividades, cada uno alguna diferente y sabía que no regresarían hasta muy tarde así que tenía mucho tiempo para inspirarse, lo que no tardó en suceder. Aunque ese día no hubo más que notas de su guitarra, pero pudo componer una pequeña pieza para una futura canción.

Cada nota que salió fue desde su corazón, pensando en una sola persona, aquella que conseguía que todas sus emociones se desbordaran logrando que su corazón doliera y a la vez brincara de dicha. Sin embargo, cuando pensaba en ese sentimiento una enorme culpa lo invadía pues reconocía que no era algo sano, y aun así se dejaba llevar por este, desquitaba cada uno de sus pensamientos insanos con sus canciones. Era eso lo que le ayudaba a sobrellevarlo sin desquiciarse o llegar a medidas extremas.

Se esforzó más en esa ocasión, porque sabía que la razón de sus sentimientos se encontraba en la habitación durmiendo y de alguna manera sentía que así le estaba cantando a él para hacerle saber lo que sentía sin decírselo. Aunque fuera una ilusión y él probablemente estaba ignorando su canción, su corazón descansaba así.

—Karamatsu —llamó la voz de su hermano menor muy cerca de él—, ¿estás bien?

—Hm —murmuró con debilidad.

Se había perdido en su bebida, observando el movimiento de ésta comenzó a recordar sus días pasados, cuando aún era nada a ojos del mundo e incluso de sus hermanos, aunque seguramente eso último aun ocurría.

Estaba reunido con un montón de desconocidos en una celebración que no había pedido ni necesitaba y si había asistido era porque no tenía ánimos de discutir con su hermano o su novio, quien resultaba también su representante. Pero ahora ya estaba cansado de fingir esa sonrisa vacía, ese día no quería estar ahí. Algún otro día hubiera soportado hasta el amanecer.

—La fiesta es para ti, hermano —Habló Todomatsu al tomar asiento a su lado—, todas estas personas vinieron para celebrar la producción de tu siguiente disco, lo mínimo que podrías hacer es integrarte y sonreír como si te emocionara.

—Lo lamento, no estoy de humor.

Se puso en pie dejando el vaso que apenas tocó. No había bebido mucho esa noche lo cual era muy extraño según el pensamiento de Todomatsu. La razón era que no quería embriagarse pues en ese día sus emociones estaban a flor de piel y el alcohol solo funcionaría para que resaltaran aún más.

—¿A dónde vas? No puedes irte así nada más, piensa en...

—Tú debiste pensar en mí antes de proponer esta tontería.

Estaba molesto y no iba a ocultarlo, hacía años que había dejado de actuar y ahora no dejaba oculto nada de sus sentimientos, solo ese que seguía tan vivo como mucho tiempo atrás consumiendo todo de él. Aun adoraba a sus hermanos, pero reconocía que su actitud los hería, por eso trataba de mantenerse aparte de ellos.

—Al menos ten un poco consideración y no le digas a Atsushi que me largué.

El menor de los sextillizos siempre estaba al pendiente de él, ayudaba mucho que su novio, Atsushi y con quien llevaba más de cuatro años de relación, fuera quien impulsó la carrera de Karamatsu después de escucharlo cantar en un parque público una noche después del trabajo.

Todomatsu observó la espalda de su hermano y suspiró con cansancio. Cada día era más difícil llegar a él y eso lo preocupaba. Aunque fuera el único que se mantenía a su lado, muchas veces desconocía a su hermano mayor, era como si de pronto hubiera sido cambiado por alguien completamente diferente, por más que se esforzara no conseguía que fuera el mismo Karamatsu que lo avergonzaba en años pasados.

Canciones vacíasWhere stories live. Discover now