Y fue ahí cuando el ciervo no supo que  pasó con exactitud, pero el rubio se acercó con calma hacia él, tomó sus mejillas a ambas manos con cautela y sin más lo besó... Fue un acto sumamente tierno y casi imposible de imaginar al cazador así, pero estaba ocurriendo, y eso duró solo unos instantes. El pequeño ciervo casi aseguraba que era de los momentos más lindos de su vida, y lo sabía porque por primera vez su mente no se invadia con pensamientos de paranoia. La atmósfera era perfecta, tanto la cascada, el viento, el aroma de las flores, el velo nocturno sobre ellos iluminado por revoloteos de hadas y luciérnagas...

Se separaron lentamente mirándose nuevamente a los ojos unos segundos, que para ambos fueron una eternidad, el rostro del mas bajo rostro quemaba y su cabeza daba vueltas, también su cuerpo se comenzaba a sentir extraño como leve malestares, pero reaccionó a lo que acababa de pasar y se levantó rápidamente...

¿Qué acababa de suceder...?

— Vamos a casa, falta poco para media noche y es peligroso por acá... —El mayor se veía muy nervioso, a lo que el cervatillo reaccionó tomando su mano sin levantarse del suelo.

— Bill... yo... —No sabía ni que decir ni que hacer para aclarar lo que pasó, solo lo miraba con una expresión bastante plana.

— Tranquilo Pino, solo vamos a casa...—Le regaló una sincera sonrisa, casi como si le dijera "todo está bien" con ello, y el castaño sabía que era más que eso, aunque una vez más solo obedeció a lo que le decía.

El trayecto fue silencioso, el menor realmente se sentía fuera de sí, su corazón iba a mil por hora y sus piernas temblaban mucho, pero trataba de dedicarse a admirar la gran cantidad de luciérnagas que habían en el lugar. En ese instante recordó el evento del que todos hablaban antes de que su libertad fuera ultrajada... "la marcha de las luciérnagas" o "la noche de las luces", aunque muchos seres esperaba esto con ansias para él era irrelevante, por lo que solo podía fijarse en que eran realmente eran hermosas, como verdaderas linternas en la oscura noche, iban en enjambres no muy numerosos que lograban pasar entre ellos como si les gustara lucir su brillo, realmente todo era como de fantasía. Se encontraba tan distraido que no notó el momento en el que llegaron al hogar del cazador, éste al entrar se veía igual de preocupado que en la cascada.

"¿En que estaba pensando?", se cuestionaba.

— Bill, vamos ¿ocurre algo? —No le respondió nada, y dejando sus pertenencias en la sala se encamino a lo que parecía ser -no lo aseguraba ya que nunca había estado allí- su habitación, aproximándose a la ventana y abriéndola para dejar entrar esa suave brisa otoñal

— Dipper, recuerdas... ¿recuerdas que te mencione que te pediría algo antes de llevarte con tu familia? —Su muy reciente trato.

—Claro, fue apenas hoy, ¿Qué quieres pedirme? —Tomó las manos del mas joven  y las sujetó firmemente.

— Yo... quería pedirte... Uhm... —Cerró sus ojos con fuerza buscando la manera indicada para expresarse.

— Solo dilo... —El corazón del castaño acababa de salir corriendo por la ventana tomado de la mano de su cerebro... O eso aseguraba él.

— Quédate aquí... Digo, no aquí aquí, si no que a mí lado... solo prométeme que te quedaras a mí lado...—Antes de que le diera tiempo para responder lo atrapó en un fuerte abrazo, sentía como su cuello se mojaba con el pasar de los segundos haciendo que todo su interior sucumbiera al calor que le procaba ello.

"¿A qué tanto le temes? ¿Qué hay dentro de ese corazón herido?"

— De todas formas no me iría a ninguna parte, y no lo digo por la cadena que tengo en el cuello... —Bromeó tratando de reconfortar al moreno de esa manera familiar para él. Esas palabras que pronunció las dijo sin más, no sintio miedo antes ni arrepentimiento después de decirlas, consiente de mucho que a pasado en tan poco. Bill acabó por separarse del mas bajo y lo beso, no una, no dos, sino muchas veces más y tampoco como antes, si no que esta vez con deseo.

Dear Deer  ||BillDip|| #PremiosBillDip 《EDITANDO》Where stories live. Discover now