Capítulo 13.

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Louis Tomlinson

Maldito Harry y su manía de cocinar con salsas que no te dejan dormir. No podía aguantar más la sed así que no tuve más remedio que abandonar la cama para salir en busca de un vaso de agua. Fruncí el ceño al ver desde las escaleras que la luz de la cocina estaba encendida. Me acerqué sigilosamente y ahí me la encontré. Llevaba tan solo una camiseta que supuse sería de Harry. Estaba de espaldas a mí, de puntillas para que su estatura la permitiera alcanzar uno de los vasos y la camiseta se la subía un poco, quedando demasiado arriba, casi dejando al descubierto una pequeña parte de su ropa interior. Solo era una chiquilla de diecisiete años, pero en estos momentos estaba condenadamente sexy.

¿Pero se puede saber qué estás diciendo Louis?

Sacudí levemente la cabeza, ahuyentando ese último pensamiento que había pasado por mi mente. Me acerqué por detrás, aunque ella parecía no haber advertido mi presencia aún.

— ¿Qué tal vas con tu primera resaca? —comenté divertido haciendo que se asustara.

No podía evitarlo. Algo dentro de mí me impulsaba a hacerla de rabiar cada vez que la tenía delante.

—No es mi primera resaca —contestó algo enfadada. Ya la había picado.

—Oh, vamos. No mientas. Gin nos ha dicho que no habías probado el alcohol en tu vida —me puse a su lado para coger un vaso y llenarlo de agua. Ella resopló antes de beber un trago y después, se puso a rebuscar en los cajones. Seguramente estaría buscando alguna pastilla que tomarse, así que como sabía dónde las guardaba Harry, cogí la caja y se la ofrecí—. Tómate una de estas y en unas horas estarás como nueva.

— ¿Puedo fiarme de ti? —preguntó mirándome con la ceja levantada.

— ¿Y por qué no?

—Porque eso es lo que nos dicen a las niñas, que no nos fiemos de los extraños —habló clavando sus ojos verdes en los míos.

Cogió rápidamente la caja que sostenía entre mis manos y salió de allí. Una sonrisilla se escapó de mis labios mientras observaba cómo se alejaba.


Veronica Reed

Escuché jaleo desde abajo. Abrí los ojos y Louis aún dormía a mi lado. Miré el móvil que había dejado en la mesilla para saber qué hora era: las diez de la mañana. Hora de levantarse. Salí de la cama y, bruscamente, levanté la persiana para que la luz del sol entrara.

— ¿Pero qué haces? ¿Estás loca? —gritó Louis desde la cama, metiendo la cabeza bajo la almohada para protegerse del sol.

—Vamos, arriba, que es hora de levantase —dije sacudiéndole.

— ¿Cómo puedes estar tan fresca después de lo de anoche? —murmuró.

—No pasándome con la bebida, Boo —contesté riendo.

—Pues yo necesito dormir más. Además, la cena no me sentó nada bien.

—O te levantas o le digo a los chicos que lo hagan a su manera. Recuerdo que me contaste cómo despertasteis a Zayn y Harry una vez, así que...—dejé caer mientras caminaba hasta la puerta.

— ¡NO! No los llames...—chilló— Ya voy. Dame unos minutos.

—Cinco minutos, Boo —asintió con la cabeza y salí de allí—. Buenos días —saludé al rubio cuando nos cruzamos en el pasillo.

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