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N/A MÁS ADELANTE PUSE UNA CANCIÓN, POR FAVOR DE ESCUCHAR MIENTRAS LEES ESA PARTE.

Haley.

  — ¡MAYA!  — Grité a través del walkie.

 Hace algunos momentos ella nos había dicho que necesitaba nuestra ayuda, después se había cortado la comunicación.

  — No responde. — Dije.

Todos me miraron preocupados.

— Yo iré. — Dije.

Nate me sujetó de la mano y caminamos lejos de la cocina, mientras todas las miradas están puestas en mí.

— No puedes ir, es peligroso.

— Cariño, tengo que hacerlo.

— No tienes, tú piensas que sí, pero no.... No tienes porque implicarte en esto.

— Nate, Maya es mi amiga, además soy como ella.

— ¿A qué te refieres?

— Soy médium.

— ¿Y sólo por eso ya es suficiente razón para irte a un túnel misterioso?

— No, pero soy fuerte... Y además de ser la segunda más pequeña y delgada.

— Te amo. — Dijo finalmente él.

— Y yo a ti.

Le di un beso y lo abracé como si fuera la última vez.

— Además volveré lo prometo.

Él me sonrió.

— Lleva el walkie.

Asentí con la cabeza.

Agarre el walkie y la linterna, di una gran respiro y caminé por el túnel, al llegar al final mi sorpresa fue ver que Maya tenía razón, estaba tapado con cemento, pero esto era imposible.

Me quedé un poco confundida, cuando escuché la voz de Maya a lo lejos "Duerme, duerme".

De la nada sentí mucho sueño, mis parpados se hicieron muy pesados hasta que finalmente cedí y me quedé completamente dormida.


Abrí mis ojos y estaba en una habitación completamente blanca.

Vi mi vestimenta y ahora traía un vestido blanco, voltee a todas partes, hasta que vi a Maya.

— ¡MAYA!

Corrí hacía ella y la abracé.

— No me busques, no hay tiempo. — Me dijo.

— Lo primordial es que encuentres ese diario y el collar.

— Maya...

— No, Haley escúchame, toma las llaves, abre esa habitación y espero que encuentres lo que necesitamos.

 Asentí con la cabeza.


 Abrí mis ojos y aún estaba en el túnel, mientras que en el walkie Nate me hablaba muy desesperado.

Cheque mi chaqueta y en una de las bolsas estaban las llaves, ¿Cómo ocurrió esto?, lo imposible puede convertirse en posible, pensé.

  — ¿Haley?, ¿Estas ahí? — Me preguntó Nate.

— Sí, solo estaba tomando una siesta. — Dije riendo.

— Haley, mejor háblame, no quiero que te vuelvas a quedar callada.

Sin salida: El reencuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora