La vida de un hijo de Dios

3.1K 114 28
                                    

Los rayos del sol se colaban por su ventana dando como efecto un ligero escozor en los párpados como señal de que era hora de abrir los ojos, y así lo hizo, con algo de pereza los abrió dejando a la vista unos ojos tan azules como él mismo mar

Bostezo con pereza para después dar una sonrisa radiante y mirando a la ventana, justo al cielo, rezo un padre nuestro para posteriormente gritar alegremente "Buenos días mundo! Hoy es un nuevo día y gracias a Dios por dar este nuevo inicio"

Con cuidado bajo de su cama y camino hacia el baño, tomó su cepillo y poniéndole un poco de pasta dental comenzó a lavar su boca con cuidado

Tenía tiempo, aún era temprano, una vez termino esa tarea se sonrío al espejo y observó que aún tenía algo del sueño matutino, abrió el grifo y tomando un poco de agua en sus palmas tallo su cara con esta

Se sentía más fresco, tomó una toalla y rápidamente se secó, volvió a su cuarto y se dirigió a su armario tomando su vestimenta usual, una camisa de tirantes blanca y unos shorts azules, por arriba de esta ropa interior, por así decirlo, ya que era la ropa con la cual andaba al terminar su jornada

Tomó la sotana poniéndosela encima y arreglándola con cuidado, se puso sus zapatos negros y se miro en el espejo que estaba en su armario, un espejo de cuerpo entero

Se veía algo despeinado por lo que tomó un peine que estaba cerca de su mesa de noche y se empezó a peinar

Siempre debía estar presentable, terminando esta acción volvió a mirarse

Su piel blanca, sus ojos azules y su cabello negro ahora perfectamente arreglado, su sotana perfectamente arreglada y sin arrugas, se acomodó un poco el cuello y sonrío como debía hacerlo siempre con felicidad y amabilidad por un nuevo día dispuesto a recibir a cualquiera

Le habían informado que hoy llegaría una nueva integrante a la iglesia, normalmente recibía a novicias, madres y monjas, pero se quedaban temporalmente a ayudarle con la iglesia

Los sacerdotes decían que él era perfectamente capaz de cuidar ese santuario por su cuenta, pero aun así se sentía tan solitario la mayoría del tiempo

Sacudió su cabeza hacia los lados para desvanecer esos pensamientos tan inútiles, en lo menos que debía pensar era en él

Compuso una nueva sonrisa y camino hacia el pasillo bajando unas escaleras para llegar al piso principal donde ya era el recinto de Dios, se arrodilló en medio del lugar y rezo un rosario por un lindo día, por los hombres y mujeres que venían a la iglesia, por los que no podía venir y bueno por todos

Él rezaba por el bienestar de todos no excluía a nadie, una vez termino sonrío hacia una cruz enorme y luego miro al ventanal detrás de esta donde los rayos del sol hacían resaltar los bellos colores que tenían con una imagen de una virgen

Miro a su alrededor, las paredes blancas, las ventanas a los lados por ahora cerradas con dibujos alusivos a la religión, muy bellos con colores hermosos, las bancas limpias y todo en orden, sonrío, si ese era su hogar, perfectamente limpio y cuidado

Y a la vez tan silencioso y solitario, camino hacia todas las ventanas y las abrió una por una dejando al sol pasar a la morada de Dios y suya, abrió las grandes puertas de madera y vio al exterior como la gente ya estaba de camino a su trabajo, algunos distraídos y apurados, y otros pocos saludándole con tiempo de sobra

Tomó una larga respiración y volvió a entrar, conforme pasó un par de horas unas cuantas personas llegaron a las cual dio la platica habitual y les acompañaba a rezar como hacia a veces

Algunos iban a confesarse y él los escuchaba pacientemente mientras pensaba en cómo podría ser una solución a su problema y de paso darles el perdón de sus pecados, relativamente todo iba normal

El dolor de la perdidaWhere stories live. Discover now