2- "No te estoy siguiendo"

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Me tomó por sorpresa, pero esta vez sonreí de verdad.

--¿Y cómo piensas ayudarme?

--Te presentaré a alguien -respondió Karina.

Supongo que eso podría servirme pero...

--¿Y si no le agrado?

--Te presentaré a alguien más.

--¿Y si tampoco le agrado?

--¡Basta Leah, le agradarás a alguien!

Asentí no muy convencida.

--¿Y bien? ¿A quién me vas a presentar? -pregunté emocionada y nerviosa a la vez.

.-.

Unas horas después

--¡¿Te volviste loca?! -Me quejé, mientras salíamos del colegio.

--¿Por qué? -Preguntó Karina riendo- ¿qué tiene de malo?

Karina piensa presentarme a Diego, uno de los chicos populares, guapos y engreídos del colegio. Está en último año como yo, pero nunca hemos sido compañeros de clase, así que no me conoce, aunque obviamente yo sí he oído hablar sobre él.

--No está a mi al alcance, y además creo que es un mujeriego -respondí.

--Oye no lo conoces, y hay que tomar riesgos, dale la oportunidad.

Como si él me fuera a dar una oportunidad a mí... Mis pensamientos fueron interrumpidos por Karina que tiró de la mano y comenzó a caminar a toda velocidad.

--¿A dónde me llevas? ¿Por qué caminas tan rápido?

--Para que podamos alcanzar a Diego, no debe llevarnos tanta ventaja, además ambos viven en Ciudad Clavel, pueden irse caminando juntos.

Estaba a punto de protestar, pero talvez Karina tiene razón y para que esto funcione deba tomar algunos riesgos.

Respiré hondo y me preparé para ser valiente por una vez en mi vida.

--Hola Diego -lo saludó Karina cuando lo alcanzamos.

--¿Karina? -Preguntó confundido, tipo conprobando que ese fuera su nombre.

--Esa misma, bueno Diego ella es mi amiga Leah, Leah él es Diego. En fin espero que se lleven bien, adiós -dijo mientras paraba un taxi y se montaba en él.

--KARINA -le grité, pero me ignoró cerrando la puerta y se fue.

¿Cómo rayos consiguió un taxi tan rápido? La muy maldita ya lo tenía en la mira.

¿Cómo pudo dejarme sola? Estúpida Karina.

¿Ahora qué hago?

Seguí caminando al lado de Diego, me sentía bastante incómoda. Justo ahora tengo dos opciones: salir corriendo, o intentar entablar una conversación.

--¿Y... qué cuentas? -opté por la segunda opción.

Él solo siguió caminando sin decir nada. 

¿Cuál es su problema?

--¿Puedes hablar? -pregunté unos segundos después.

--¿Puedes hablar? -pregunté unos segundos después

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En busca del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora