Capítulo 29.

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—¡No puedes hacerme esto!—Gritó Suga entrando al baño.

Estaba en la casa de Jin, dentro del servicio para lavarme las manos. Suga había abierto la puerta demasiado fuerte y con sus chillidos me asustó.

—¿El qué?

—¿En serio estás con Jimin?

—Aún no somos nada.

—Pero lo estáis intentando ¿No?

—Sí, Suga, sí.—Suspiré.

Metió un puñetazo a la pared.—¿Y por qué él? ¿Qué tengo yo de malo?

—Me mentiste ¿no te vale con eso?

—Te repito que no eramos nada.

—¡Y aún seguimos sin ser nada!—Grité.

—¿Y por eso te acostaste conmigo esta mañana?

—De errores se aprende ¿no crees?—Me sequé las manos. Se colocó delante de la puerta.—Aparta, quiero salir.

—No pienso moverme.

—Supéralo, Suga.

—Tienes que ser mía, no de Jimin.

—Que no soy de nadie Suga, aún no estoy con él del todo.—Le empujé para salir de allí. Jimin me miraba con cara desafiante, de brazos cruzados.—Dios mío... ¿Este puto día no piensa terminar?

—¿No estás conmigo o es que no quieres decírselo a Suga?

Puse mis manos en su pecho para que retrocediera y entrara en la habitación de Jin. Cerré la puerta con llave.

—Intentarlo no es estar juntos.

—Lo dijiste como si quisieras decirle que no querías alejarte de él.

—Le dije que lo estábamos intentando y que no lo quería Jimin.

—Pero esta mañana te acostaste con él.

—No me hagas gritar.—Susurré entre dientes.—Ya hablamos de ello antes.

—Si estoy perdiendo el tiempo me lo dices.

—Tú deberías saber si estás perdiendo el tiempo, no yo.—Contraataqué.

—¿Me estás avisando de algo? ¿Quieres estar con Suga?

%A veces pienso que el que quiere estar con Suga eres tú.—Bufé.

—Veo que no te lo estás tomando en serio.—Quitó el seguro de la puerta.-Hablamos mañana, o no. No lo sé.—Abrió la puerta.—Toda tuya Suga, imbécil.

—Jimin.—Fui a por él pero Suga me agarra del brazo, sin dejar moverme.—Suga, suéltame.

—Deja que se vaya, cuando se cabrea quiere estar solo.

—Y cuando yo me cabreo quiero darte de ostias.—Me solté de él con brusquedad y bajé al salón.—¿Dónde está Jimin?

Ho Seok señaló hacia afuera. Estaba subiéndose a su coche. Salí con la esperanza de que se bajara, pero aceleró y desapareció en medio de la carretera.

—Joder.—Le di una patada a una papelera.—¡Maldita cabeza que no se aclara!

—O malditos sentimientos.—Añadió Ho Seok por detrás.

—No ayudas.

—Ya he ayudado bastante para que la sigas cagando ¿sabes?—Contestó serio. Me di la vuelta, para verle. Suspiró al ver mis lágrimas salir.—Ven aquí.—Me agarró para abrazarme.

Malditos sentimientos.-Jimin, Suga y tú.Where stories live. Discover now