Capítulo 9

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Aquél día Harry había llevado a Louis al instituto y había pedido ayuda a quién sea que se le cruzase. Porque el hospital estaba un poco lejos y él era menor de edad. No pudo acompañar a Louis al hospital, pero sabía que su mamá iba a estar allí así que se quedó tranquilo.

Era un nuevo día y no había visto a Louis hoy en el instituto la cual lo preocupó más que el día anterior. 

Estaba un cien por ciento seguro que el desmayo era debido a su delgadez y porque no estaba comiendo como debería y eso hacia que su pecho se oprima y tenga muchísimas ganas de echarse a llorar.

Se dirigía a su casa muy triste. No había noticias de Louis y eso lo ponía tan triste. Aunque no extrañaba sus flores o quizá un poco. Un poquito, estaba seguro que en el fondo lo echaba de menos.

Louis parecía alguien tan delicado, físicamente claro. Todos sus rasgos eran perfectos para Harry. Y sus gafas le quedaban tan malditamente hermosos. Un día, pudo verlo sin ellos, y pudo admirar sus ojos. Tan preciosos y con un color tan reluciente.

Ojalá pudiera decirle a Louis cada una de las cosas que sentía por él. Podía estar días o años. Porque con Louis jamás terminarías de decir cada perfección que tenía.

Sintió una mano en su hombro y volteó por instinto. Era Louis.

—¿Pensaste qué iba a dejarte sin una flor?

Harry no quería una flor. Quería a Louis.

El rizado negó con la cabeza.

—Gracias por lo de ayer.

—¿Estás mejor? —preguntó Harry en un tono bajo y carraspeó—. ¿Estás bien?

—Lo estoy, sólo... debo alimentarme más —dice Louis con una mueca de tristeza.

Harry pensó que, si fuera por él le hubiese dado toda la comida de este jodido mundo pero no podía así que solo, le dijo:

—¿Quieres un sandwich? Tengo uno en la moch-

—No —dice el castaño algo avergonzado—. No lo quiero, Harry. No quiero que tengas lastima por mí.

El rizado se sintió verdaderamente ofendido.

—No tengo lastima por ti. Sólo quiero que estés bien.

—¿En serio? ¿Eso crees?

Harry asintió con una sonrisa.

Louis asintió con la cabeza y el rizado sacó un sandwich de su mochila. Podía decirse que Harry lo hizo esa mañana para él pero prefirió comer una barra de chocolate.

El castaño lo tomó y le tendió la flor que tenía.

Ese fue el problema. Harry no quería la flor. Retrocedió y negó la cabeza.

—Me has dado algo. También quier-

—No —dice Harry—. No. Lo siento.

El rizado volteó para irse pero la voz de Louis lo detuvo por completo.

Quisiera que algún día recibieras con una sonrisa mis flores, Harry.

A Harry le tembló el labio inferior. Quería llorar con todas sus fuerzas.

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ANTOFOBIA | Larry StylinsonWhere stories live. Discover now