19. Aquí conmigo

2.7K 386 90
                                    

Me emocioné cuando volví a hablar por teléfono con Adrián. Oír su voz me reconfortó y me dio fuerzas y confianza en mí misma para volver a atravesar ese día. Esta vez no iba a fallar.

Estaba siguiendo todo al pie de la letra, sin cambiar nada de lo que había hecho ese día, pero casi se me escaparon unas lágrimas cuando intercambiamos esas palabras. Había tantas cosas que quería decirle... Pero tuve que callarlas. Algún día sería capaz de contarle todo.

«Si Adrián supiera todo lo que hago por él, y de lo que lo estoy salvando», pensé. No podía seguir ocultando la verdad de por vida. Él me aceptaría, así como la madrastra de Lucas había aceptado a su marido. Cuando más antes se lo dijese, mejor lo tomaría. «Aunque es más fácil aceptar a un sanador que a alguien que puede viajar en el tiempo... Es más creíble», me dije.

El resto del día siguió igual. Ni siquiera le conté nada de lo ocurrido a mi padre. Aunque hubiera podido hacerlo, quise evitar sus retos y que él intentara cambiarme los planes. Pronto llegaron mis amigas e hicimos lo mismo que habíamos hecho la vez anterior.

Las conversaciones con mis amigas mientras esperábamos para entrar al baile no fueron idénticas a las de la vez anterior. Empezaba a ponerme más nerviosa que la vez pasada, y cada palabra diferente que decía cambiaba lo que mis amigas decían. Toda palabra, toda pausa, todo gesto... Cada pequeña cosa que hacemos un poquito diferente puede cambiar el curso de nuestras vidas. Era testigo de eso.

No podía dejar de pensar. Me preguntaba si Lucas habría cumplido con su parte del trato. Esperaba que lo hubiera logrado y que no lo hubiesen descubierto. Quizás él podría hacer uso de su poder de crear ilusiones si lo descubrían, pero ya había superado el límite. ¿Qué tan peligroso podía ser superarlo una vez más?

¿Y si yo tenía que hacerlo también? No quería siquiera pensar en eso. Lucas era inteligente. Confiaba en que lo lograría.

Yo podría haberlo hecho por mi cuenta, quizás, pero para eso necesitaba regresar aun más días al pasado, y eso resultaba mil veces más complejo —además de que no tenía la más mínima intención de hacerlo y tener que rehacer otras cuestiones de importancia. Mi plan era bueno. Funcionaría.

Seguí a mis amigas hasta el baile, sin prestar demasiada atención ya a lo que me decían. Había un solo pensamiento que ocupaba mi mente: Adrián. Necesitaba que llegara ya para poder abrazarlo y besarlo como si no lo hubiera visto en mil años. Y es que no siempre logras que tu novio regrese de entre los muertos...

Me imaginaba que Adrián llegaría puntual si no recibía la llamada. ¿Por qué motivo habría de llegar tarde? Sin embargo, ya habían pasado varios minutos de nuestra hora de encuentro y él aún no llegaba. Comencé a morderme las uñas.

—¿Qué te pasa, Flor? —preguntó Soledad—. Te estás comiendo las uñas. ¿Estás nerviosa?

—Adrián se está demorando demasiado —respondí, aun sabiendo que ellas pensarían que estaba exagerando.

—Pero esa no es razón para preocuparse. ¿Qué pasaron? ¿Quince minutos? Tranquila que ya van a llegar.

—Encima están pasando música lenta de nuevo —se quejó Claudia un par de minutos más tarde. Quería que fuéramos a sentarnos mientras esperábamos. Ya habían pasado cinco minutos de la hora a la que habían llegado Luciano y sus amigos la vez anterior. Se estaban demorando mucho más todavía. ¿Por qué? ¿Qué habría ocurrido?

¿Qué podía hacer? Sabía que no ganaba nada con desesperarme y salir de allí. Tenía la mirada fija en la puerta, y en cualquier momento iba a quedarme sin uñas, pero no podía hacer otra cosa que preocuparme y ver qué ocurría.

Flor del eterno regresar: 16 otra vez (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora