Capítulo 17 Pendiendo de un hilo (Cuarta Parte)

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Otikus se asomaba por uno de los bordes de la entrada intentando ver el rifle del Autómata, pero era imposible desde allí. Dannus se inclinó colocándose pecho a tierra viendo bajo la camioneta roja hacia el lugar donde Otikus se hallaba. Entonces con un gesto de su mano lo llamo para que volviese junto a ellos; Otikus asintió y antes de que Dannus bajase su mano, Otikus se tele transportaba rápidamente por la vía en dirección a ellos, escondiéndose de vez en cuando, entre los autos para volver a salir y reaparecer junto a Dannus mientras el velo transparente se deshacía en su cuerpo.

— ¿y cómo llegaremos hasta allá? —preguntó Scomber con la espalda en la puerta de la camioneta—, no todos nos tele transportamos.

— Tú y Guethius avanzaran hasta la entrada principal cuando yo les diga —dijo Dannus colocándose en cuclillas, agazapado junto a la llanta trasera—, Otikus y yo, iremos por el francotirador, recuerden, no avancen si aún no he dado la orden. ¿puedes llevarme contigo hasta aquel Impala de allí? —dijo Dannus asomándose.

Otikus, se asomó observando el Impala color negro con los neumáticos desinflados que se hallaba más cercano a la camioneta roja y asintió.

— Bien, recuerden el plan, no salgan hasta que les de la señal —dijo Dannus suspirando.

Dannus se volvió y observó aterrado a Otikus que sonrió nerviosamente, entonces extendió su mano hacia Dannus que la observó temeroso.

— Escucha con atención —dijo seriamente Otikus—, toma mi mano cuando empecemos a transportarnos no te alejes de mí, o de lo contrario terminarais despedazado, ya que no tienes la energía del traje para llevar tu masa.

Dannus lo miro más nerviosos y luego a Guethius que parpadeaba rápidamente alejando la mirada de ambos, como si no desease ver lo que estaba por ocurrir. Dannus, frunció los labios sintiendo que su pulso se aceleraba mientras tomaba la mano de Otikus.

— Ha... por cierto —dijo Otikus de repente, sonriendo mostrando todos los dientes—, casi lo olvido, toma todo el aire que puedas, cada vez que tu visión se aclare toma aire porque nos moveremos rápidamente.

— ¿Qué pasa si no lo hago? —preguntó Dannus cerrando casi los ojos.

— Te podrías desmallar, ya que el aire es absorbido y luego expulsado con fuerza.

Dannus negó con la cabeza sujetando con fuerza la mano de Otikus, que pasaba su brazo por los hombros de Dannus mirando al frente.

— ¿preparado? —preguntó Otikus sonriendo emocionado.

— ¡¡Hazlo de una vez Otikus!!... —exclamó Dannus.

— Como desee...s... —pudo escuchar la voz de Otikus, mientras tomaba aire y todo a su alrededor se volvía borroso, era como si su voz fue arrastrada con él.

Su piel empezó arder, como si mucha energía pasara a través de él, y corriese hacia la nada absorbida con tal fuerza que todo su cuerpo debía ser destruido si deseaba pasar por aquel lugar estrecho y pesado. Lo último que vio fue su piel volverse transparente, y el rostro de Otikus perdido en la felicidad de hacerlo. Seguido cayó de espaldas aun sosteniendo la mano de Otikus y la luz del sol lo cegó cuando trato de ver al cielo sobre él. Tomo aire y observó a Otikus que se ocultaba tras la puerta del Impala del (69) al cual utilizaban como trinchera.

— Eso fue increíble —dijo Otikus pasando su cabello hacia atrás mientras sonreía de oreja oreja—, nunca había hecho tal cosa.

— ¿¡Que!? —exclamó Dannus, sentándose en el suelo viéndolo fijo, frunciendo el entre cejo—, ¡me estás diciendo que nunca habías hecho tal cosa y apostaste a que hoy si era tu día de suerte!

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