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Dos días después aun no sabía nada de Adrien. Me sentía triste y herida. Le escribí varios mensajes pidiéndole perdón, diciéndole que lo extrañaba, que era un primer y único amigo y que en verdad me dolía que estuviera enojado conmigo. A pesar de que leía los mensajes no me contesto nada.

Me concentre en disfrutar de mi abuela, de la playa. Conocí Miami caminando mucho. Tome miles de fotografías y cree un álbum y también lo compartí en la red social. Tenía muchos seguidores y seguía a muchos fotógrafos algunos famosos. Mi abuela me cocinaba recetas riquísimas y me enseño muchas. Decía que cuando ella no estuviera yo tenía que saber cocinarlas para recordarla. Eso me llenaba de angustia, la abuela tenía 80 años y era fuerte como un toro pero sabía que tarde o temprano la perdería.

Adrien llego una tarde. Mi abuela siempre tan simple en su modo de ver las cosas dijo que tenía ganas de tejer afuera. Adrien se sentó frente a mí en el sillón y tomo su teléfono y escribió algo haciendo vibrar el mío.

"perdóname Cass, lo que sucedió el sábado me confundió, no fue tu culpa fue la mía por no saber controlarme, me gustas demasiado pero eres pequeña para que pasen cosas entre nosotros, por favor perdóname"

Mis ojos se llenaron de lágrimas y lo mire

_ no fue tu culpa en todo caso fue la de los dos por dejarnos llevar pero me dolió que te fueras, que no me hablaras, eres mi amigo, mi único amigo por favor no quiero perderte..._ susurre entre lágrimas. El me abrazo con fuerza limpiando mis lágrimas. Y se quedó así un rato largo. Y a pesar de mis lágrimas me sentí feliz de haberlo recuperado.

Un verano en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora