- Sera mejor que no le des algo para dañarla- dijo Mikaela con enojo, sin tomar todavía el frasco

- Mika tranquilo, puedes confiar en él, la dosis que le dio es la correcta para nada más sanarle la garganta- dijo Krul observando a la chica quien los observaba desconcertada, Sumire tomó en sus manos el frasco, comenzó a destaparlo y sin pensarlo mucho se bebió el líquido, como le había dicho Krul sano únicamente esa herida.

- Gracias - dijo Sumire poniéndose al lado de Mikaela, el chico estaba bastante herido, por lo que la chica decidió quedarse cerca de él.

El sonido de las trompetas se incrementó en su cabeza, sin embargo, ya eran más , Sumiré observó atónita al nuevo serafín que ahora se encontraba con ellos, su apariencia hizo que la chica lo reconociera de inmediato, Yuichiro Hyakuya estaba convertido en un serafín, de su espalda salía una un par de alas negras con la apariencia de solo ser el esqueleto.

- ¿Yuichiro?...- preguntó extrañada Sumire observando al nuevo serafín.

- Esos humanos- dijo Mikaela molesto.

Yuichiro con una personalidad totalmente diferente comenzó a atacar a todos los que se le opusieran principalmente al serafín al control de los humanos con ataques que usaban sal, o por lo menos parecida a esta, Sumiré observaba asombrada el poder que podían tener los serafines, a esas alturas no le extrañaba que el mundo se hubiera acabado una vez, la fuerza de Yuichiro parecía que no tenía limite, cuando por fin pudo llegar con el serafín a manos de los humanos un combate que apenas podía ser descrito se mostró, ninguno mostraba debilidad, sin embargo, Yuichiro logró derrotarlo, dejándolo en un estado en forma de sal que se desmoronó casi de inmediato.

Todos observaron a Yuichiro asombrados, unos aliviados de haber arruinados los planes de Kureto, otros molestos por no haber logrado su objetivo, sin embargo Shinoa uso esta oportunidad para huir del lugar antes de que volviera a ponerse peligrosa la situación.

Ferid y Crowley se acercaban al lugar, a sus espaldas venía siguiéndolos una chica de cabello blanco, corto y ojos rojos, Ferid aprovechó para poner en practica más parte de su plan, usando a la Eveline quien ahora debía estar confundida.

- ¿No crees que es extraño que tu hermano ya no regrese? – dijo Ferid dejando de caminar para voltear a ver a la chica, Eveline solo dirigió su vista a él, pero a pesar de entender la situación le costaba trabajo asimilar la emoción que debía sentir.

- Tal vez ya esté muerto, aunque creo que ya lo sabes –continuó Ferid mientras sonreía de manera burlona.

- Yo... - dijo Eveline limitándose a decir la oración completa- (¿Por qué no sientes nada?...él tiene razón... ¿No es  Elliot-ni la persona más importante para ti?)-

La chica dejó de caminar y agachó su cabeza, esos pensamientos no dejaban de resonar en su cabeza, ella quería sentir el sentimiento que debía estar en ese momento, sabía que todavía no los perdía por completo, su hermano se lo había dicho muchas veces, por lo que, decidió hacer algo bastante peligroso.

- Ryunosuke –dijo Eveline quedando después inconsciente.

Eveline se encontraba en un lugar diferente al habitual, todo era blanquecino y una niebla cubría el lugar, había estado muy pocas veces en ese lugar, comenzó a caminar hacia un chico de no más de catorce años, se encontraba encadenado, tirado en el suelo con poca fuerza; su cabello era color anaranjado coral, de su cabello sobresalían unos cuernos negros con las puntas blancas, vestía un chor junto con una camisa de color negro y blanco con un listón de color anaranjado en su cuello a semejanza de una corbata.

Owari no Seraph "Melody of the end"Where stories live. Discover now