Capítulo 5: Algo extraño

Start from the beginning
                                    

No parecía haber mucha gente allí dentro, pero podía oír los sonidos de personas moviéndose dentro de los probadores. Me senté en el sofá en donde me indicó la vendedora, junto a otra chica que ojeaba una revista COSMO. Suspiré por el cansancio y con la manga de mi camisa me sequé las ligeras gotas de sudor en mi frente.

-Hace bastante calor para ser octubre.- Me dijo ella, sin despegar la vista de la revista.

-Texas no se vuelve completamente frío hasta mitades de noviembre.- Le informé con cierta gracia.

-De donde vengo a estas alturas ya está bastante frío.- Me contestó ella, ahora sí fijando la vista en mí.

-¿Y eso dónde es?- Pregunté con cierta curiosidad.

-España.- Soltó, con una sonrisa y encogiéndose de hombros. Ahora que lo decía, tenía cierto acento extraño.- Mi nombre es Talia. Un placer conocerte...-

-Mérida.- La interrumpo, estrechándole la mano que me había ofrecido.- ¿Qué haces aquí en Texas? Está bastante lejos y las clases ya han comenzado hace tiempo.- Dije con interés.

-Visitando a la familia. Estudio en casa, así que puedo tomarme ciertas vacaciones en cuanto lo necesito.- Ella hace una pequeña pausa para mirar a ambos costados y luego se acerca a mí.- En realidad, es bueno escapar un poco de casa. Mi hermana solo me presiona por mis estudios y la verdad es que tenía muchísimas ganas de conocer América.- Me dijo susurrando. Talia no parecía demasiado grande. Quizás tenía unos diecisiete años como mucho... Pero no más que eso. Antes de continuar, ella libera un largo suspiro.- Aunque también quería conocer Berk, lástima que mi primo tuvo que mudarse aquí. No lo sé, en realidad quiero conocer todo el mundo y sus maravillas...- Tan pronto la oí mencionar "Berk" el corazón se me paralizó. Y como no, luego de juntarla con la palabra "primo" llegué a una obvia conclusión. Sin embargo, no fue ni si quiera necesario que lo preguntara para confirmar mis sospechas, puesto que mientras que Talia seguía conversando con un ser de mente voladora, alguien salió de los probadores.

-Talia, de verdad no creo que esto vaya en lo absoluto conmigo...-

Hiccup.

Al verme sentada junto a la castaña, sus ojos se abrieron y sus cejas se levantaron hasta el punto máximo. Ella parecía no entender lo que ocurría, por lo que al notar que ambos nos mirábamos con mucha intensidad decidió preguntar:

-Um... ¿Se conocen?- Quiso saber la joven castaña. Hiccup se acercó a nosotras intercambiando miradas entre ella y yo.

-Es mi tutor.- Dije antes de que él pudiera hablar.- De la Universidad.- Decidí agregar para sonar más relajada.

-Oh, que grandes son las casualidades de la vida.- Dijo ella, soltando una risita.- Bueno, Mérida, ya que estás presente con nosotros hoy, ¿te importaría dar tu opinión sobre la vestimenta de Hiccup?- Me preguntó con toda la inocencia del mundo. No pude evitar lanzarle una mirada divertida al castaño, quien no parecía estar pasando un buen momento. Lucía nervioso y expuesto, como si no le agradara nada que Talia y yo nos hubiésemos encontrado.

Traía unos vaqueros negros algo ajustados, remangado algunos dedos antes de tocar los tobillos. Tenía, además, una remera holgada que traía consigo una capucha; ésta era de color verde oscuro, aunque el color iba perdiendo intensidad hasta llegar al blanco desde el lado superior hasta el inferior. Era un look bastante informal, no estaba acostumbrada a ver a Hiccup así. También traía su cabello algo despeinado, haciéndolo ver increíblemente joven. Los zapatos eran terribles, de esos... de esos que usan los abuelos. Se hubiese visto aún mejor si tendría puesto un par de zapatillas blancas.

Después de examinarlo con obvia intensidad volteé para mirar a la joven Talia observándome con ansias. Le sonreí cálidamente por su expresión inocente y asentí levemente.

-Se ve bien.- Dije, para luego volver la vista a Hiccup. Su expresión seguía siendo sospechosa, pero logró liberar una sonrisa forzada. Talia festejaba su victoria ante quien, sin lugar a dudas, era su primo y luego, mientras Hiccup se cambiaba, me ayudó a elegir un gorro para Jack. Al final la idea del gorro se fue a la mierda en cuanto Talia me mostró una sudadera azul oscuro que de inmediato supe que iría a la perfección con el peliblanco.

Mientras Hiccup y yo hacíamos fila para pagar la ropa, Talia se perdió por la tienda mirando otras prendas más. Podía sentir la tensión en Hiccup y la curiosidad de saber el por qué me estaba matando.

-Nunca mi dijiste que tenían una prima de España.- Le dije para romper el hielo. Él ni si quiera me miró.

-Nunca preguntaste.- Me responde, a secas.

-Bueno, no es que sepa mucho de ti, en realidad. Aún me sorprende que hayamos estado juntos por más de un año y no sepa ni cuál es tu color favorito.- En ese momento, Talia aparece enseñándole a Hiccup una remera blanca básica, que solo resaltaba por el pequeño lagarto significativo de Lacoste. Luego de insistir por unos momentos, Hiccup se ablanda y le dice que también se la llevará, solo para que ésta vuelva nuevamente a revisar cada rincón de la tienda.

-Rojo.- Soltó de repente.- El rojo es mi color favorito.- Dijo sin todavía hacer contacto visual.- ¿Es para...- Comienza, mirando la sudadera en mis brazos con cierta tristeza, pero luego se interrumpe.

-Un amigo.- Dije, demasiado rápido.

-Ah.- Responde más calmado. Ambos estamos mirando hacia Talia, quien sigue revolviendo todas las prendas sin cansarse.- A ella no le gusta mucho mi ropa.- Suelta de repente.- Dice que me veo demasiado 'hipster'.- Agregó, haciéndome soltar una risita.

-Ella tiene razón.- Le dije con media sonrisa y entonces fue la primera vez que nuestras miradas se cruzaron.

-Señorita, usted sigue.- Desvía mi atención la mujer en la caja. Salgo de esa marea verde para volver a la realidad y pagar por mi compra. Por alguna razón esperé hasta que Hiccup hiciera lo mismo con la suya y los tres salimos juntos de la tienda.

-Mérida, ¿te importaría pasarme tu número? Mi primo no me presenta a mucha gente y de verdad me agradas... Quizás podríamos salir algún día de estos.- Me dijo, mientras el rostro de Hiccup vuelve a palidecer.

-Claro.- Contesté, solo porque necesitaba saber qué diablos estaba pasando.- Anota...-

Luego de despedirme de ambos y pasar por el súper a hacer el resto de mis compras, volví a casa solo para encontrarme con que estaba vacía. Punz dejó una nota sobre la mesa, informándome que se había ido a casa de Jack porque había terminado de estudiar y yo aún no aparecía. Me sentí aliviada de tener un poco de soledad para poder pensar.

Estaban pasando muchas cosas por mi cabeza... Y simplemente estaba bien. De repente el odio y repugnancia que sentía por Hiccup estaba desapareciendo poco a poco, pero no era como si me estuviese enamorando... No lo sé. Todo era muy extraño. Por suerte, al día siguiente tendría sesión con Anna, así que ella me ayudaría a entender por todo lo que estaba pasando.

Me serví un vaso con jugo de naranja y me senté a ver televisión. Ya eran casi las diez y rogaba porque Punz apareciera para que cocinara algo que cenar. Obviamente eso no pasó, así que me conformé con un sándwich de mantequilla de maní y jalea acompañado por un vaso de leche. ¿Qué? Ya he dicho que odio la cocina y que jamás fui buena en ella... Las únicas veces que me esmeraba cocinando era cuando... Cuando Hiccup y yo vivíamos juntos.

Mi celular comenzó a vibrar con intensidad sobre la mesada, distrayéndome. Tenía varios mensajes de un número desconocido, por lo que asumí que sería Talia. Al tomar el teléfono y chequear si estaba en lo correcto casi me da algo al corazón. Lo que leí, no podía ser cierto.

"Hola, Mer. Soy Hiccup."

[Mericcup] Remind Me How To LoveWhere stories live. Discover now