Capitulo 1

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Volteo hacia el cielo y las nubes advierten una fuerte lluvia. Camino rápido por la calle, veo que comienzan a caer grandes gotas de agua.

¡Joder! ¡No alcanzare a llegar seca a la casa!

Camino más rápido. ¿Vía rápida o vía larga?

¡Al demonio! Si alguien quiere hacerme algo solo lo golpeo y ya.

Me meto por el callejón, que extrañamente no esta tan solo, hay algunas señoras recogiendo algunos puestos de baratijas.

No creo que ellas quieran robarme... Eso espero.

Camino seguro. Las gotas se vuelven más frecuentes hasta ser una densa cortina de lluvia. Genial.

Ya ni correr vale la pena. 

Sigo caminando, mientras maldigo el día. Sigo caminando hasta que veo. Un monto de basura arrinconada.

Joder que no me salga una rata que grito.

Camino y veo solamente la basura, cuidando. Que no salga un animal.

Escucho un pequeño quejido. ¿Qué es eso? Me acerco con cuidado. Un pequeño quejido de nuevo. Muevo con el pie una bolsa y el alma se me cae a los pies.

Es un niño, un niño muy pequeño. Me agacho y lo tomo. Es del tamaño de la palma de mi mano.

¡Joder! 

Lo veo y su pequeña nariz esta roja. Pero hay algo extraño en el, tiene un cola escamosa y una pequeña llama de fuego. En su cabeza, unos pequeñísimos cuernos. Sus orejas picudas.



¿Qué tipo de niño es?

Su cuerpo tiembla y el mío también. Hace una mierda de frío.

En sus brazos esta una bufanda blanca. Se la quito y la exprimo sacando toda el agua que hay, se la echo encima y me voy corriendo a mi casa junto ese pequeñín.

Después de 10 minutos corriendo en la intensa lluvia, llego a mi casa, un pequeño departamento con todo lo básico.

¿Lo malo?

Esta en el último piso, y no tengo ni mierda de muebles, solo mi cama y una pequeña estufa.



Me voy al baño junto con el pequeñín en mi mano, le quito su bufanda y voy a la cocina, tomo un pequeño tazón y regreso al baño. Le lleno con agua caliente y le quito su ropita. Lo recuesto en el tazón y veo que suspira.

¿Qué le habrá pasado?

Y bueno... Lo mas importante. ¿Qué demonios es?

Lavo su ropa y la bufanda. Mientras voy por mi ropa. Yo también necesito un baño. Lleno la tina en un dos por tres, pues no tengo ganas de que se llene tan despacio.

Me saco la falda y la blusa que llevo junto con la ropa interior.

Me meto y siento esa rica sensación de relajación.  Solo por estas cosas amo los días lluviosos. Volteo para ver si no se esta ahogando ese pequeño niño, y cuando lo veo, ya no cabe en el tazón.

¿Creció?

Joder, me salgo y lo tomo, ya no tiene el tamaño de la palma de mi mano, es un poco mas grande. Me vuelvo a meter y lo pongo en mi pecho.

Es tan pequeño. ¿Se habrá perdido?

Decido que mi baño ya debe de ser terminado y salgo, me pongo una toalla y también lo envuelvo a el. Me voy a mi cuarto y me pongo mi pijama.

Lo veo a el. ¿Qué le puedo poner? No tengo ropa pequeñita. Al diablo solo lo envolveré en otra toalla seca y ya.

Me acosté y a el junto a mi. 

Abrió su boca y dejo salir un suspiro. Era tan extraño. Su cabello tenía un tono peculiar. Era de color rosa. Fruncía un poco su cara pero después la relajaba.

Tome su mano y la apreté. Sea lo que sea. Lo cuidare.

Mi guardián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora