Capítulo 3: El amor como fuerza infinita.

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El día había llegado con el sonar de la alarma que los despertaba a diario, con pereza cada uno de los reclutas salía de su lecho, listos para un día como tantos otros, con la púnica diferencia es que el evento sería grande y recordado por muchos años, la presión estaba ahí.

Latente y punzante.

Verdaderamente había dejado de importarle, a estas alturas los miedos se había disipado como el agua en el desierto, ya no le importaba si los medios hacían un gran escándalo, tampoco si las fans hacían de esto una experiencia ... Extraña.

Él cantaría con todo su ser, no por deber, sino porque tenía bastante tiempo, que no podía mirar a quién le inspiraba a seguir mientras lo hacía. Y eso, sólo debía agradecerlo a R.O.K.A en vez de culparlo.

Estaba nervioso, no por la presentación o porque al final su manager interviniera cortando un poco su presentación, se había atrevido a prohibirle mencionar el nombre de JeJoong, ¡Cómo si eso fuera de ayuda! No sólo quedaría en ridículo, sino que probablemente eso suponía un problema con JaeJoong, ellos habían decidido que nada los iba a separar y estaban iniciando mal.

-Mi familia ha llegado, creo que jamás me había sentido tan nervioso de salir a un escenario.

-¿Toda tu familia está aquí? Tus hermanas...

-No todas ellas Yunnie, pero estoy ansioso. Es como si algo...

-No pienses en ello, todo va a salir bien, eres la persona más profesional que he conocido en toda mi vida, lo harás genial.

-No sé Yunnie...

-Hay algo que debo decirte, la agencia ha contactado con el sargento a cargo, no me dejarán anunciarte cuando sea tu acto, lo siento, no esté en mis manos, yo no quería...

-Lo entiendo, pensaba que era raro que no hubieran intervenido. Yo sé que aunque no digas lo gritarás dentro de ti, cuando sea tu turno yo haré lo mismo, te apoyaré aunque me manden a la otra zona, siempre te voy a ver, no importa donde esté.

Ahí estaba, parado en el pedestal invitando a todos los asistentes a disfrutar de la presentación, callando cuando su compañera debía hablar, apretando las manos con nerviosismo, pidiendo clemencia al sol. Se repetía en su fuero interno que todo saldría bien, que a pesar de los contratiempos, después de que sus actuaciones terminaran, todo iría por un camino distinto.

Eso deseaba con toda su fuerza, y rogaba a cualquier deidad existente que así fuera. JaeJoong, como siempre brillaba, incluso deslumbraba más que los rayos del astro rey, su voz, su presencia, todo en él. No podía y no quería apartar la vista de lo que por años se privó. Su Boo corriendo de un lado a otro, deteniéndose en estrofas específicas para mirarlo directamente.

Ese era el hombre del que se había enamorado, con quién había pasado los mejore años de su vida, ese que se llevó sin esfuerzo alguno el título de dueño de su corazón, mente y alma. Sonrío, lo miró como si en ese momento exacto el mundo fuera a caerse a pedazos. Y si eso pasaba, no se arrepentía.

Dentro de la tienda, el ambiente estaba tenso, ambas familias estaban apartadas entre sí, las fans a toda costa habían deseado tener la primicia del evento, no le molestaba, su imaginación no estaba lejos de la realidad, sin embargo, si las cosas seguían así, no podría actuar.

JaeJoong se presentó frente a su padre, se veía nervioso, y tenía razón en estarlo, su padre sabía lo que estaba por ocurrir, estaba serio y hacía preguntas a Jae sobre como pensaba llevar la relación ahora que iban a formalizar realmente como toda la gente. Al inicio JaeJoong no lo había captado, y seguramente estaba pensado que, lógicamente su padre se refería a la propuesta que más tarde cuando ambas familias pudieran estar juntas haría. Sonrió porque sabía que la sorpresa no sólo la llevaría JaeJoong, sino todos los presentes.

YunHo pretendía algo y eso lo asustaba, de forma incógnita había organizado una reunión en un restaurante privado, de hecho eran los únicos ahí. No lo entendía, ellos ya habían ido a cenar con los miembros del pelotón y estaban satisfechos.

Además su nerviosismo se acentuaba, cuando pudo ver a la hermana de YunHo sonreírle con complicidad.

¿De qué se había perdido?

-Sé que ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos, no encuentro las palabras correctas para poder dirigirme a todos ustedes, nosotros hemos tenido un pasado lleno de emociones, de tantas y tantas cosas que al paso del tiempo hemos superado. Cierto es que nos ha costado trabajo ser quienes somos, aceptarnos y pedir que no acepten es más de lo que seguramente merecemos. Hoy mi pequeña familia está aquí, mi madre, mi padre y mi pequeña hermana; también están los seres que más ama la persona que yo amo. Señores Kim, no tengo cómo agradecerles que le dieran tanto amor a su hijo a pesar de las circunstancias, faltan muchas personas que como parte de una gran familia merecen estar aquí, sin embargo no quiero esperar más.

¿Qué era todo aquello? Parecía que...

-Amo a su hijo, y quiero pasar el resto de mi vida a su lado, no va a ser fácil, tampoco es lo más convencional, pero es lo correcto. Llevo años enamorado de la maravillosa persona que JaeJooong es, le amo con todo lo que soy, y si lo que soy no basta, juro que lucharé por ser más. De todos los triunfos que he tenido, de todo el éxito que he obtenido, no sería nada si no fuera porque el pilar que sostiene mi vida cuando parece que todo va a venir cuesta abajo es nadie más que Kim JaeJoong.

-YunHo-ah...

-Aquí tengo un par de boletos de avión, la fecha es indefinida pero son viables para dentro de un par de años, cuando el servicio militar termine, deseo... No, quiero casarme con el hombre que tengo junto a mí. Quizá no podamos hacerlo en corea, pero hoy de forma simbólica pido su bendición para poder hacerlo en cualquier parte del mundo que nos permita ser libres de decir el "si quiero".

YunHo de rodillas frente a él le entregaba un reloj, no un anillo como fuera costumbre, pero no importaba, porque él sabía el significado que conllevaba aquello, pasar el tiempo que les restara de vida juntos, sin importar el devenir del universo, porque no había nada tan eterno como lo era eso, el tiempo. Lo miró como si jamás lo hubiera visto, con sorpresa, con cariño, con anhelo, con amor. Con todo lo que las palabras atoradas en su garganta podían significar. Ya no importaba si era hoy o mañana; si el mundo entero jamás aceptara lo suyo, ellos se tenían el uno al otro. Y ahí frente a sus familias que aplaudían y brindaban sabía que todo estaría bien.

Sería un largo camino, pero no importaba si al final aquel hilo que le unía, se hacía más fuerte.

-¿JaeJoong, aceptarías iniciar esta nueva aventura a mi lado?

No podía decir que sí, tampoco que no, realmente no podía decir nada, las lágrimas anegadas en sus mejillas, y el nudo en su garganta le impedían hablar, pero el beso que compartió con YunHo, revelaba la respuesta que al parecer había sido dada desde el inicio de los tiempos.

-Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, y cuando esta termine, quiero encontrarte de nuevo y volver a amarte porque somos dos seres que han nacido para eso YunHo-ah. Contigo a mi lado podría viajar a la luna del planeta más alejado del universo, atravesar mil mares y morir cien veces.

Con la promesa de ver la eternidad juntos, la familia presente y la que estaba ausente (por desgracia YunHo no pudo hacer partícipes a sus donsaengs por mucho que hubiera deseado) ellos formarían una familia, iniciando por ellos mismos y con la disposición de enfrentar todo aquello que les impidiera estar juntos.

Meeting Again, Will Meet Again.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora